Dulce Caos

12. Restaurar honor

—No esperaba menos de usted, señorita Faradhay —me dice el profesor Fernando mientras me entrega mi examen de la semana pasada, la calificación perfecta resalta con esfero rojo en la esquina superior, justo al lado de mi nombre.

-Gracias, profesor —sonrío apenada, recibiendo la hoja y caminando de regreso a mi puesto, la silla junto a la ventana.

Mientras el profesor continua entregando alfabéticamente los exámenes guardo el mío dentro de mi agenda, doblado por la mitad, con esa calificación voy a chantajear a Jacobo para que compre pastel de fresa con duraznos cuando lo vuelva a ver.

Al finalizar las clases me sorprende encontrarme a las hermanas Villarreal junto a Tomy esperando por mi, Alicia y Charlotte están sentadas en las escaleras de la entrada y la más pequeña sujeta la correa roja de mi perro mientras le acaricia las orejas, adivino que ellas debieron pedirle permiso a Monett para sacar al canino y venir a buscarme hasta la universidad. La verdad es que no me molesta que lo hicieran, me agrada que nuestra relación mejore con el paso de los días y en parte, que Nicoletta sea testiga de eso.

—¡Hola! —sonríe Charlotte cuando llego junto a ellas, alzo ambas cejas porque no soy capaz de hacerlo solo con una en un gesto que denota mi confusión.

—Espero que no te moleste que sacáramos a Tomy, le pedimos permiso a Monett —Alicia habla rápidamente y mi perro me ubica así que se separa de la niña y corre feliz para alcanzarme.

—No te preocupes —le respondo, sentándome junto a Lote para acariciar la cabecita de Tomy que cierra sus bonitos ojos, disfrutando de la sensación —pero ¿A qué debo esta visita sorpresa?

—Pensamos en venganza —Charlotte sonríe mostrando la inocencia que no tiene su frase, frunzo el ceño sin entender a qué se refiere.

—No es tanto de esa manera, Nia —resopla la morena poniéndose de pie, se ve nerviosa, pero quiere decirme algo así que le tengo paciencia y espero a que esté lista para soltar la bomba —Lidya y Juliana disfrutan de una fiesta ahora mismo y Charlotte quiere, en sus palabras, restaurar mi honor.

—Y supongo que a Moni no le dijeron esto —menciono con una expresión entre confundida y divertida, ¿Venganza? Ni siquiera puedo pensar en que podríamos hacer nosotras tres, más un perro, en contra de las ex amigas de Alicia.

—No precisamente —dice Charlotte, sin perder su sonrisa animada —según ella estaremos en el parque.

—¿Y... Cuál es el plan? —pregunto, sin saber de dónde rayos estoy sacando valor o ganas de acompañarlas a un problema seguro, pero necesito emoción en esta rutina que consume mi ser.

—No es muy complicado, Nia Nia —Lote saca su teléfono móvil para buscar algo a una velocidad sorprendente, luego me muestra la pantalla, es una fotografía que Lidya subió a Facebook donde muestra que están celebrando su cumpleaños —solo debemos ir hasta allí y causar un pequeño alboroto, ni siquiera sabrán que fuimos nosotras.

Las Villarreal me explican que el plan consiste básicamente en ir hasta la casa de Lidya, conseguir el número de teléfono de su novio y enviarle una fotografía donde ella está besándose con su mejor amigo, al parecer le es infiel hace meses y Alicia, por respeto a su amistad, se había quedado callada. La cereza del pastel es que Lote ha comprado un par de botes de pinturas coloridas con las que piensa arruinar la fachada de la casa, es tan minuciosamente planeado todo que incluso se aseguraron que no hay cámaras que nos delaten.

—Bueno, si esto sale mal lo peor que puede pasar es una multa por destrucción de propiedad privada o que nos vayamos a golpes con Lidya y compañía —respondo, Alicia luce nerviosa y Charlotte contenta.

Las tres nos encaminamos hacia la calle de Lidya, Lote lleva a Tomy y mientras más cerca estamos más nervios siento revolviendome el estómago, tal vez esto salga mal pero estoy decidida a ayudar por una sola razón. Alicia ha sufrido mucho por el daño que ocasionaron sus amigas falsas, nadie merece querer tanto a otra persona para descubrir de la peor manera que no es recíproco y que siempre sobró en su vida, ellas rompieron el corazón de Alicia solo por diversión.

Desearía que alguien me hubiese acompañado de cualquier manera después de que Nicoletta me hizo daño.

Al llegar se escucha la estridente música y hay tantas personas que los autos ocupan toda la calle, entre la multitud nadie va a saber que no somos invitadas porque se tambalean de borrachos y eso que aún no anochece, Charlotte se queda un poco lejos, con Tomy sirviendo de vigía, y mi vecina y yo nos colamos en el jardín fingiendo estar disfrutando de la fiesta como los demás.

—Está en el patio trasero, en la alberca —me avisa la morena en un susurro con un vaso de plástico rojo en la mano, que no tengo idea de que lugar sacó, se ve como si quisiera vomitar, está realmente pálida.

—Señálame a su novio —le digo, sujetando el teléfono de Charlotte en mi mano, el plan inicial cambió por falta de tiempo para huir así que simplemente le mostraré la foto aprovechándome de que nadie sabe quién soy.

—El chico de camisa roja —Alicia señala discretamente a un muchacho que está hablando animado con otro chico.

Estoy a punto de soltarme a reír a carcajadas porque está situación es terriblemente cómica, Charlotte, la organizadora del plan, me ha obligado a usar una peluca de un color rojo intenso para que nadie me reconozca después. Alicia está usando mi abrigo y lentes de sol a pesar del montón de calor que hace, solo para que nadie de con su identidad y para completar la escena de película de comedia barata, hay universitarios metiéndose mano cada dos pasos.

—Si esto sale bien, te prometo que voy a invitar el helado curativo —le digo, soportando las ganas de reírme con más fuerza de la que realmente tengo, incluso siento las mejillas calientes por el esfuerzo.

—Si esto sale bien voy a poner tu fotografía enmarcada en mi habitación —Alicia toma de un solo trago el alcohol de su vaso y hace una mueca de disgusto inmediatamente después.

Bueno, a la carga.

Plan "restaurar honor" en marcha.