— no lo cité aquí para charlar sobre padre e hija porque usted no es y jamás será mi padre — mi voz sale firme, la mirada de Edward Hamilton es dudosa pero se mantiene decidido enfrente de mi, estamos acomodados en una de las mesas de Dulce Tentación
— ¿Qué pretendes, Katania? — cuestiona cruzando las manos bajo su barbilla apoyando los codos en la mesa
— encontré al asesino de mi madre y si alguna vez sintió aunque sea un poco de amor por ella va a ayudarme a que pague por lo que nos hizo — le explico revolviendo con la cucharita de plástico el azúcar dentro de la taza de café con leche que pedí — solo por esta vez, ayúdeme
— haré que desee el infierno dentro de prisión, lo prometo — accede el señor Hamilton con una expresión de enojo similar a la mía, el ADN no miente, pero tampoco une — su nombre
— Gideon Medina — le respondo alzando la taza y bebiendo un trago, el líquido caliente da una sensación cálida al descender por mi garganta — estoy completamente segura de que fue él
— encontraré todo, cámaras de vigilancia, testigos oculares, registros viejos, en una semana esto estará resuelto, lo prometo — me asegura bajando las manos, se pone de pie pero antes de irse me mira dejando una tarjeta sobre la mesa — si algún día necesitas algo, Katania, lo que sea, pídemelo, no puedo ser tu padre después de todo pero seré tu amigo en lo que sea
— lo tendré en cuenta y Edward... Gracias — sonrío aceptando la tarjeta, el imita el gesto asintiendo con la cabeza y sale de la cafetería con paso firme y rápido, afuera su chófer le abre la puerta del auto y se apresura a llevarlo hacia la mansión
Me quedo sentada mientras termino de beber el contenido de mi taza, solo pido justicia para una mujer inocente que deseaba estar con su pequeña hija en una vida pacífica y perdió la vida por los errores de un hombre tan irresponsable como para tomar el volante perdido en los efectos del alcohol, cruzo la pierna desviando la mirada hacia la calle a través de la ventana, los autos pasan de vez en cuando y cada vez más personas entran a la cafetería, puedo decir que eso de debe a que somos el único punto autorizado aparte del Ilusión para vender el famosísimo postre del chef Montenegro, el "Dulce Caos".
— la caja es tuya, voy de salida — Aurora aparece a mi lado con una sonrisa deslumbrante, ha ingresado a un taller de joyería y está muy emocionada por eso
— claro, cuídate — sonrío hacia la rubia poniéndome de pie, ella no tarda en correr hacia el taxi que está esperándola junto a la acera
Llevo la taza vacía a la cocina antes de sentarme en la cómoda silla detrás de la caja registradora, Monett ha mandado a confeccionar camisas para usarlas a manera de uniforme en la cafetería, son prendas color verde pastel con el logotipo y el nombre del lugar a la altura del corazón, son lindas.
— pero que cajera más preciosa — la conocida voz de Sergio me hace rodar los ojos, viene con la linda chica de la librería que parece mucho más calmada que él — linda, ella es Katania, la novia de Damien, prácticamente mi hermana, abejita, ella es Lazuli, mi chica
— así que tu eres la valiente que decidió soportarlo — bromeo provocando que se ría y Sergio bufe, hacen una pareja adorable definitivamente
— es un placer conocerte, Katania — sonríe y a mi parecer es tímida pero eso la hace ver dulce
— venimos a invitarte a la inauguración de mi bufete, yo solito lo forjé — Sergio me entrega una tarjeta de invitación elegante, abro los ojos con sopresa y chillo emocionada antes de abrazarlo pasando la mitad de mi cuerpo sobre la barra que nos divide — te lo dije cariño, esta chica es puro amor comprimido
— es fantástico, realmente lo lograste — Sonrío regresando a la posición correcta sobre mi silla, Sergio sonríe totalmente orgulloso de su logro y Lazuli a su lado no puede evitar contagiarse de la energía desbordante de ambos — esto amerita celebración
— cita doble — exclama el ojiazul, la idea me gusta así que miro a la otra castaña que accede sonriente — muy bien, podemos ir después de la recepción
— hecho, ahora debo seguir atendiendo a los clientes — les digo, Lazuli pide un Dulce Caos con refresco y Sergio dice que está "a dieta" y ordena solo café pero en menos de dos minutos Johana está llevándole postres
Los siguientes días pasaron sin muchas novedades, Irina y Alicia se la pasaban todo el tiempo de arriba para abajo junto a mi, las vacaciones se acercaban cada vez más y los ánimos de todas habían subido con ello, Jacobo estalló en contra de la loca de la que nunca supe el nombre y le propuso matrimonio a mi tía en medio de una cita romántica en la playa, cuando me mostró el anillo ambas gritamos como locas durante varios minutos.
Me hice amiga de Lazuli con facilidad, a pesar de ser algo tímida es una chica muy amable y divertida, ambas nos encontramos varias veces y decidimos ir juntas a comprar los vestidos para la inauguración del bufete de Sergio que ya tenía grandes abogados de la industria firmando contratos, parecía que el desamor le había ayudado a impulsar su carrera, me alegro de que conociera a alguien que lo supiera valorar porque es un hombre grandioso.
— lamento la demora, los exámenes finales están consumiendo mi alma — me excuse apenas llegué junto a Lazuli que estaba de pie en la entrada del centro comercial, sentía las mejillas calientes por haber caminado más rápido de lo debido
— no te preocupes, llegué hace solo minutos — la ojigris sonríe, está emocionada y nerviosa porque conocerá a los padres de Sergio
— vamos, encontremos esos vestidos — la ánimo enganchando su brazo al mío
Después de cinco tiendas y muchos cambios de ropa encontramos lo que parecía ideal para el evento, Lazuli eligió un vestido azul oscuro hasta la rodilla, sin mangas y con detalles brillantes en la cintura, la verdad es que le quedaba divino así que valió cada centavo, para mí terminé escogiendo un modelo color salmón, de mangas hasta los codos y la espada descubierta, la falda doblo caía hasta las rodillas dando la sensación de que me escapé de una película de Disney.
— estoy muerta, ¿Vamos por algo de tomar? — me ofreció la castaña cuando salimos de la tienda con las bolsas en las manos
— por favor, el calor está matándome — accedí pensando que ahora mismo un vaso de agua helada era lo mejor que podía pasarme
Con Monett y Jacobo aprendí que las relaciones de mucho tiempo pueden soportarlo todo y con Sergio y Lazuli que a veces el verdadero amor viene después del peor corazón roto.
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Dulce Caos
RomansaDamien Montenegro es un chef reconocido, dueño de un restaurante importante de la ciudad, cuando se muda a un pequeño edificio de apartamentos lo último que espera es cruzarse con un huracán como Katania Faradhay, una universitaria siete años menor...