- felicidades, señorita Faradhay - sonríe la profesora de inglés entregándome el trabajo que hicimos la semana pasada, la calificación perfecta está puesta como de costumbre junto a mi nombre
- muchas gracias, profesora - sonrío antes de regresar a mi puesto junto a Irina que está feliz mostrándome que ella también ha sacado un diez
Al salir de clase la invito a tomar jugo de la cafetería para celebrar, ella que ha querido evadir el tema de Damien desde que le mostré la fotografía no disimula su curiosidad pero le agradezco que sea discreta, llevo varios días evadiendo al chef y mi corazón duele terriblemente. Elijo el jugo de fresa, ella el de naranja, Alma nos ha empacado galletas en una bolsa de papel así que nos sentamos en el jardín trasero de la universidad aprovechando que el profesor de deportes tiene una incapacidad médica porque se torció el tobillo ayer.
¿Por qué ver deportes en la universidad? El universo y los creadores de los horarios me odian.
- mamá te envía saludos, le caíste bien a pesar de que solo te vio unos minutos - Irina me cuenta antes de morder una galleta de vainilla llenándose las mejillas como ardilla, un gesto que me hace sentir identificada
- tu mamá es un amor - opino porque es la verdad, esa señora es pura sonrisa y afecto, tal y como Irina
- hablando de amor, dame la galleta de chocolate - ella hace un puchero adorable mirando la galleta en mi mano, ruedo los ojos antes de dársela y la pelirroja chilla feliz
- chantajista - la acuso tomado la galleta de avena con fresa y mordiendola, es deliciosa
Nos quedamos allí unos minutos más terminando de comer, Irina es de esas personas que come muchísimo y su cuerpo no refleja absolutamente nada de eso porque se mantiene delgada a pesar de que su ejercicio es nulo, envidio su metabolismo rápido, yo como la mitad de lo que ella ingiere y ya parezco toronja en lo redondita.
- ¡Araña! - grita mi amiga, yo que le tengo pánico a sobre manera a esos animales grito a todo pulmón sintiendo las peludas patas del arácnido sobre el dorso de mi mano, sacudo mi extremidad asustada y antes de que la araña caiga en el césped me pica dolorosamente
¿En serio, Diosito? ¿Una araña? ¿Por qué no me da un día normal para variar?
Es que cuando repartieron la buena suerte yo estaba haciendo fila por segunda vez donde la señora de las empanadas.
- vamos a la enfermería - Irina frunce el ceño viendo la zona rojiza en mi mano, no duele a menos de que haga presión
- mi vida es un caos, un desastre completo - me quejo queriendo llorar, la pelirroja pasa un brazo por mis hombros haciéndome caminar hacia la enfermería
La enfermera acostumbrada a verme a penas puede creer que tenga tan mala suerte para que una araña me pícara, revisa la zona afectada y le describo el arácnido que me atacó, me explica que no es una araña venenosa y en unas horas pasará pero para evitar que me moleste la zona debe cubrirla con una gasa antiséptica, me advierte que puede causar comezón o ardor pero que no debo tocarlo, aplica una crema verde en mi mano que da la sensación de frescura, me pone la gasa y me entrega una tableta de pastillas, antibiótico, dijo.
- para mayor seguridad quítate la gasa mañana temprano, ya no tendrás nada - me dice la enfermera con su amabilidad habitual - y Katania, cuídate más
- esa araña estaba poseída - alego mirando mi pobre mano derecha
Agradecemos la ayuda a la mujer y salimos de la enfermería, al menos la cicatriz del brazo izquierdo ya está borrandose, me pregunto porque siempre me pasan todo tipo de cosas impensables y termino en algún centro médico. Irina va a su clase de matemáticas avanzadas y yo a administración europea, es difícil ignorar la sensación de irritación en la picadura pero consigo hacerlo hasta la salida, voy a la parada de autobuses con la pelirroja que se despide de mi besando mi mejilla en su parada.
Llego a mi parada así que me bajo del autobús diciendole adiós al conductor, al entrar Ryan me pregunta porque llevo la mano aparentemente herida así que le explico que un animal de ocho patas y muchos ojos decidió atacarme en el césped cual ninja en la selva.
- ¿Una araña? - se burla sujetando mi mano, la piel se siente caliente e irritada
- ya se que es improbable que pase algo así pero no imposible, a muchas personas en el mundo le pican las arañas - debato con una mala mirada ante su expresión burlesca, sabe que no estoy enojada enserio así que se permite liberar una carcajada
- bien bien, puedes irte Spiderwoman - su referencia es tan mala que me hace reír, subo las escaleras de dos en dos sin tropezar y hubiese celebrado mi hazaña de no ser porque en el pasillo me encontré con Damien y la rubia de la fotografía
- Katania - dice él, su tono es duro y firme
¿Y si me tiro por las escaleras? Dolería menos.
- piérdete - menciono buscando las condenadas llaves de la puerta del apartamento, ¿Por qué no puedo tener más ordenado el bolso?
- abejita, escúchame - súplica acercándose a mi y su voz me llena de impotencia
- ¡No me llames así! - grito girándome para verlo a la cara, se sorprende ante mi tono brusco pero no retrocede, la hermosa rubia se queda al margen de la discusión - ¡No tienes derecho!
- ¡Debes escuchar lo que tengo que decirte! - Damien también eleva la voz e intenta sujetarme por los hombros pero me aparto antes de que lo consiga
- ¡No me importa la tonta excusa que tengas! - chillo encontrando al fin las llaves - ¡No somos nada! ¡Puedes besarte o revolcarte con quién se te dé la gana y yo no voy a meterme en tu vida!
Abro la puerta lista para escapar de la discusión antes de que llore, estoy por entrar y cerrar la puerta en su cara cuando el vuelve a gritar.
- ¡Te amo! - su voz hace eco en el pasillo dejándome paralizada en mi lugar - ¡Te amo más que a nada en este maldito mundo, Katania! ¡Quiero estar el resto de mi existencia a tu lado o no tendrá sentido nada!
¿Será que la picadura de la araña causa alucinaciones?

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Dulce Caos
Storie d'amoreDamien Montenegro es un chef reconocido, dueño de un restaurante importante de la ciudad, cuando se muda a un pequeño edificio de apartamentos lo último que espera es cruzarse con un huracán como Katania Faradhay, una universitaria siete años menor...