31. Herida de antaño

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- ¡No te moriste!

El grito de Sergio me sobresalta porque fue tan fuerte y agudo que cuesta creer vino de semejante hombre, lo veo correr entre saltitos hacia mí y al igual que Alicia se las arregla para abrazarme por el cuello, incluso lloriquea más que ella, doy palmaditas en su espalda esperando que se controle bajo la mirada seria de Damien.

- Sergio, no respiro - me quejo ante su apretado agarre, él me libera quedando sentado en el borde de la camilla con una mueca que más que lastimera se ve divertida

- Katania Isabel Faradhay - reclama el ojiazul sin dejar que su amigo diga nada, lleva la mano al pecho con drama nada fingido - ¡Nos asustaste!

- lo lamento - me disculpo mirando de reojo al rubio que se acomodó en la silla de plástico dispuesta a la visita, su mirada café está poniéndome nerviosa

- no estabas comiendo - me acusa Damien viéndose afligido, Sergio está jugueteando con mis dedos aunque se mantiene alerta a la charla

- ¡No fue a propósito! - exclamo frunciendo el ceño, sabía que este par sería quienes más difícil me la pondrían - estaba tan ocupada que ni siquiera me di cuenta a que hora me salté las comidas

La enfermera entra a la habitación con la bandeja del desayuno, mira mal a Sergio por estar acomodado a mi lado pero no le dice nada, me aclara que debo comerme todo antes de volver a salir, pongo mi mirada en la bandeja. ¿Seguro que eso es el desayuno? Parece más una sustancia de origen desconocido, lo único seguro parece ser la gelatina verde, el caldo en definitiva no luce comestible.

- abejita, me diste un susto horrible - suspira Damien pasando la mano por su cabello, desordenandolo - tu tía fue a mi puerta desesperada, dijo que te desmayaste y no podía hacerte reaccionar

- como siempre fuiste mi héroe - menciono tomando un poco del caldo en la cuchara, al llevarlo a mi boca no puedo evitar hacer una mueca de desagrado - esto sabe horroroso

- no puede ser tan malo - opina Sergio, le tiendo la cuchara y él prueba el líquido caliente haciendo la misma cara de que no le gustó que yo - retiro lo dicho, ¿Esto le dan a los enfermos? Inhumanos

- tienes que comer - Damien no suena demandante pero es firme, no quiere obligarme pero deja en claro que hará lo que considere mejor para mi bienestar, así sea que tenga que comerme el intento de caldo

Decido que la gelatina va primero, el sabor a limón al menos es normal. Los chicos se quedan conmigo hasta que el desayuno está terminado, incluso Sergio me ayudó con una buena parte mencionando que "se sacrificaría por su cuñada" después se fueron porque debían trabajar, Monett fue a la cafetería, Irina a la universidad y Alicia se quedó para hacerme compañía el par de horas restantes hasta que me dieran de alta.

Jugamos ajedrez, al final quedamos empatadas por varias partidas y desistimos de seguir, el doctor me dió de alta antes del almuerzo por piedad a mi paladar, me puse el vestido y los tenis que mi tía empacó, Alicia me cepillo el cabello y firmé mi acta de salida, suerte que soy mayor de edad. Caminamos enganchadas del brazo hacia la salida del hospital para buscar un taxi, mientras cruzamos la recepción mis ojos encuentran una cara conocida de hace muchos años atrás, el novio de mamá.

- Ali, un segundo - le pido soltandola y caminando hacia él, pudo ser celoso al final pero se cuánto la amó, con locura - Dexter

- ¿Nos conocemos, señorita? - pregunta sujetando la mano de una niña preciosa de algunos cuatro años, por el papel que ella sujeta puedo adivinar que viene a odontología

- soy Katania - le respondo sonriendo, él hace una expresión de sorpresa y no encuentra palabras para decir - alguna vez te llamé papá

- estás hermosa - menciona entre su estupefacción mientras la pequeña niña juega con una muñeca barbie en la silla del lado - creciste mucho

- lamento que las cosas pasaran así - sonrío con nostalgia, durante mis ocho primero años Dexter estuvo allí, sujetó mi mano, me llevó a la escuela, mis primeros pasos, palabras, la salida de los dientes, el primer día de kínder

- fue mi error, el alcohol estaba volviendome paranoico, viendo infidelidades donde no habían - él baja la mirada y la niña a su lado habla con su juguete aún sujetando la orden de odontología - perdí a mi familia por imbécil, pero mírate, eres toda una mujer ahora

- mamá murió poco después de que se separaron - mis palabras lo hacen jadear y eso me dice que no lo sabía, sus ojos se llenan de lágrimas - hubo un accidente, un conductor ebrio nos chocó de frente, ella murió por un golpe en la cabeza pero yo salí casi ilesa del auto en llamas

- mi Mónica - solloza llamando la atención de la chiquilla, me siento a su lado y tomo sus manos entre las mías con dulzura - la amo tanto como el primer día, no he bebido desde hace diez años, ni una gota

- te creo - susurro porque veo en sus ojos oscuros sinceridad, realmente Dexter cambió y está arrepentido de habernos soltado aquel día, por eso no quise a Edward al verlo, porque mentalmente mi figura paterna es este hombre - si no es demasiado tarde y solo si tú quieres ¿Podrías ser mi papá otra vez?

- Ata - menciona aquel apodo de cuando era niña con melancólia - mi bebé, yo te sostuve entre mis brazos cuando medías solo centímetros, a mi me llamaste papá por primera vez cuando tenías un año, solo a mi

- tío Dex, no llores - la pequeña rubia de ojos celestes pone la manita sobre la mejilla mojada del hombre, preocupada por verlo quebrarse

- no te angusties, Mary - le sonríe acariciando la cabeza de la niña que sonríe mostrando que le faltan los incisivos

- ¿Quién es ella, tío? - pregunta mirándome, de soslayo veo a Alicia eligiendo algo de la máquina de bocadillos - es bonita

- ella es Katania, pequeña - dice Dexter, a pesar de que se ve frágil luce intimidante, como yo lo recordaba - mi hija

Entonces lloro mientras una sonrisa surca mi rostro, la herida de antaño hoy se cierra de la única manera que podía hacerlo, reuniéndome de nuevo con el único hombre al que llamaré mi padre.

Dulce CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora