42. Perdón

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— te ves hermosa — Monett se paró detrás de mi mientras veía mi reflejo en el espejo de cuerpo completo de su habitación

El vestido que compré junto a Lazuli ciertamente me quedaba lindo, Alicia me había prestado unas plataformas blancas que combinaban perfectamente porque a decir verdad no quería gastar dinero en unos zapatos que no me pondría más de tres veces en la vida, Monett había pasado la plancha por mi cabello que por primera vez parecía perfecto en el corte sobre los hombros, maquillaje suave cortesía de Irina — porque se reúne el batallón cuando alguien debe ser arreglada — e incluso Charlotte había escogido los pendientes que llevaba.

— vas a arrasar con las miradas — opinó Irina sentada en posición de loto sobre la cama de mi tía mientras comía cheetos de un paquete que hasta hace media hora había sido mío

— Damien no podrá separarse de ti en toda la noche — secundó Alicia que estaba sentada en la silla de la peinadora curioseando el maquillaje que la pelirroja había traído en un enorme estuche rosado

— pareces una de esas chicas de las películas de Disney — opina Charlotte sin parar de jugar con Tomy a tirar de la botella casi destrozada que mi amigo se robó de la fiesta arruinada de Lidya

— gracias a todas, sola apenas habría podido ponerme el vestido — suspiro separando la mirada del reflejo y sonriendo hacia ellas

Monett me extiende el delicado bolso del color del vestido dónde está mi teléfono, llaves y cartera, lo recibo dando un último vistazo al espejo justo cuando tocan a la puerta, el montón de chicas me acribillan con miradas sugestivas sabiendo quién esta al otro al otro lado de la puerta, ruedo los ojos y acaricio las orejas de Tomy que mueve la cola feliz.

— nos veremos más tarde — me despido aún con un poco de nervios posicionados en el pecho

— estaremos todas aquí comiendo más de lo debido y viendo maratón de alguna serie de Netflix — me dice Irina antes de meterse en la boca un par de cheetos

Ruedo los ojos sabiendo que es verdad y camino por el pasillo hasta la puerta, al abrir me encuentro con Damien peligrosamente apuesto, el traje a medida negro me recuerda que proviene de una familia adinerada pero más allá de eso que este hombre está como para secuestrarlo en mi habitación durante el resto del año.

¡Katania, céntrate!

— te ves preciosa — dice sonriendo, toma mi mano y besa el dorso cual caballero de siglos atrás en la historia

— tu no te ves nada mal — sonrío levantando el rostro para poder sus bonitos ojos, él deja un beso casto en mi boca antes de que yo cierre la puerta

Bajamos las escaleras como la gente normal, es que voy en tacones y mejor prevenir. En la recepción Ryan nos despide con su habitual sonrisa amigable, me acomodo en el puesto del copiloto y me pongo el cinturón de seguridad, Damien enciende el motor y la hora en su reloj de muñeca me informa que pronto serán las tres de la tarde, llevamos el tiempo justo.

— oye, Sergio me dijo que los Medina estarán allí porque están en el gremio de abogados de la ciudad, ¿Quieres no pelearte con ellos? — pregunto sabiendo que no valen la pena, Edward se esta haciendo cargo del caso y va ganando hasta el momento, es cuestión de tiempo para que Gideon caiga

— no lo haré si mantienen las manos lejos de ti — me responde sin quitar la mirada de la carretera

— estaré junto a tus padres si debes ir a algún sitio, si eso te consuela — propongo con diversión, el chef rueda los ojos identificando mi tono condescendiente y prefiere sonreír levemente a manera de respuesta

Al llegar nos cruzamos inmediatamente con los señores Montenegro, he tenido la oportunidad de hablar con ellos un par de veces, una cena en su casa a la que me invitaron hace varias noches e incluso salí a tomar café con Nadia una mañana que no tuve más de dos clases, sonrío al verlos acercarse, se ven como esas parejas de revista, perfectos.

— Katania hija, estás hermosa — el señor Thomas sonríe dándome un abrazo que dura algunos segundos

— muchas gracias — le devuelvo el gesto sintiéndome realmente apreciada por este serio hombre

— mi hijo tiene mucha suerte de haberte encontrado — Nadia habla mirando hacia Damien que asiente con la cabeza, la abrazo a manera de saludo sonrojada por su comentario

— entremos ya — dice Damien poniendo una mano en mi espalda, gracias al diseño del vestido puedo sentir su cálida piel contra la mía — los reporteros están locos por la primera toma

— son irritantes — opina mi suegra arreglándose el ya perfecto cabello con las manos

Entramos por parejas, los señores Montenegro lo hacen primero dejando que tomen fotografías pero ignorando el par de preguntas que les hacen periodistas al azar, mientras subimos los pocos escalones hacia la entrada del bello lugar la mano de Damien atrapa la mía, sonrío levemente ante los flashes de las cámaras y dejo que mi novio me guíe hacia el interior, apenas si hemos dado un par de pasos en el salón cuando Sergio abraza de golpe a Damien, totalmente emocionado.

— creo que se va a desmayar — susurra Lazuli cuando nos abrazamos con suavidad, su comentario me hace reír pero trato de disimular

— si pasa eso siempre podemos golpearlo — bromeo en un tono tan bajo que solo ella me escucha, esta vez es ella quien debe aguantar el impulso de reír

— estás hermosa, abeja — Sergio sonríe antes de abrazarme, como de costumbre mis pies dejan de tocar el suelo así que debo sostenerme de su cuello e inevitablemente reír

— es tu día, amigo, disfrútalo — le digo acomodandole la corbata cuando me ha dejado de regreso en tierra firme

La recepción es un éxito, las sonrisas fueron y vinieron junto a los cumplidos, todo parecía estar perfecto hasta que me crucé con Gideon frente a frente, mi nombre había brillado en el juicio que estaba llevándose en su contra así que me reconoció sin demasiado esfuerzo.

— Katania Isabel Faradhay — mencionó sujetando la copa de champagne en su mano derecha

— Gideon Medina — respondí en el mismo tono permaneciendo a solo pasos de distancia de él

— no sabía que había una niña en ese auto — susurra desviando la mirada de mis ojos hacia su trago

— ¿Eso habría cambiado algo? — pregunto sabiendo que no, que aunque él me hubiese visto no habría frenado su escape, el silencio es mi única respuesta — eso creí, señor Medina, entiéndase con el señor Hamilton los pormenores del juicio, yo no deseo ver el rostro del asesino de mi madre nunca más

— Katania — menciona mientras doy media vuelta para caminar en dirección a Lazuli, lo miro sobre el hombro sabiendo que lo que quiere decirme y no sabe cómo es simplemente "perdón"

— lo perdono, señor Medina, pero la ley no lo hará — sonrío a manera de despedida alejándome por el salón hacia mi cuñada que está nerviosa saludando a sus suegros, esos señores son más complicados que mis suegros, a mi me costó ganar una sonrisa de ese par

Hablé con sinceridad, por mi propio bienestar perdono a Gideon, porque hoy dejo que el día del accidente se quede donde pertenece, en el pasado distante y con ello dejo que mi mamá se marche al fin.

Dulce CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora