24. Vale más

2.8K 201 11
                                        

El silencio que se extendió en la sala después de que Saskia dijo mi nombre está presionandome más que un examen de cálculo sin haber estudiado, permanezco de pie junto a la rubia con la mirada pasando por todas partes menos por las personas, creo que ya hasta conté cuántas manchitas tiene el techo. El nivel de incomodidad me hace desear arrojarme por una ventana pero conociendo mi mala suerte el aterrizaje sería mortal, prefiero enfrentar a los fantasmas del pasado de mi madre.

- mi hija - pronuncia el mayor de los presentes haciendo que tenga que girar a verlo, sus ojos son grises, como un mar de mercurio puro y tiene el cabello castaño, podría decir sin embargo que sus rasgos faciales son familiares aunque nunca antes nos vimos en persona o no al menos que yo recuerde

- mi tía dijo que todos merecíamos esto - menciono suspirando, las ganas de huir siguen presentes en mi cuerpo pero me abstengo de hacerlo - conocernos y saber si queremos seguir caminos individuales pero... Es tan difícil... No se... ¿Qué estoy haciendo? Yo...

- para - uno de los chicos al que le pondría una edad similar a Damien me corta, cuando estoy nerviosa hablo sin parar y ni siquiera coordino lo que sale de mi boca - eres igual que Saskia cuando está nerviosa, respira un minuto cariño

¿Cariño? Monett me llama así cuando necesita favores, lo que es a menudo, ese no es el punto.

Katania, ¡Concéntrate, mujer!

- mi madre me habló de usted - admito mirando hacia mi padre biológico con pesar - hasta el último momento

- ¿Mónica está muerta? - él que está sentado en el sofá pasa las manos por su rostro con ganas de llorar

- ¿No leyó la carta de Monett? - cuestiono algo confusa, mi tía aclaró allí el accidente y que ella se haría cargo de mi, aparte de eso no dijo nada importante pero era su manera de que Edward y Mónica se despidieran para siempre

- mi madre rompió esa carta - Saskia pone una mano en mi hombro y me mira apenada - fue hace muchos años, ella no podría haber sabido que tenía noticias tan importantes

Parpadeo desorientada, yo me quiero ir de aquí, mi familia real no es esta, mi familia es Bob, Alma, Ryan, las Villarreal y sobretodo Monett, ella es quien merece tenerme más que nadie en el mundo, incluso Dexter es más mi padre que este hombre, mis ojos se humedecen al darme cuenta de que no fue una buena idea aparecer después de tantos años, mamá lleva más de una década muerta y este hombre aún con todo su poder no lo había averiguado, seguro frenado por la madre de sus tres hijos, sus hijos legítimos. Los reales.

- lamento interrumpir su vida señor Hamilton, no volverá a ocurrir - doy media vuelta y estoy por alcanzar la puerta cuando hace una pregunta con voz rota

- ¿Cuantos años tenías? - está por llorar, sus hijos me miran sin saber cómo reaccionar

- ocho - respondo retomando mi camino, cuando llego a la puerta mis mejillas están mojadas con lágrimas frías, alguien menciona mi nombre pero yo no volteo

No se donde estoy porque no conozco está parte de la ciudad, de hecho fue una completa casualidad que Edward se viniera a vivir el año pasado en la misma ciudad donde residimos mi tía y yo, camino apresurada por la acera doblando calles al azar y alejándome cuanto puedo de ellos, no se porque si estaba tan decidida hui de una manera tan cobarde pero la verdad es que verlos juntos y sin tener idea de lo difícil que me tocó a mí para crecer me removió el bichito de la rabia dentro del pecho, ellos solo quieren conocerme para sentirse mejor consigo mismo y sus millones, ellos no me anhelan, no pueden hacerlo si no sabían que Monett y yo sufrimos demasiado.

Tomo un autobús que va hasta el cementerio y allí me bajo, compro un ramo de rosas rojas y camino apresurada hacia la tumba donde mi madre descansa hace tantos años, para cuando llego estoy llorando a sollozos sonoros que romperían el corazón de cualquiera, caigo de rodillas y sin importar que me lastime los brazos los doble sobre la lápida de piedra para ocultar entre ellos mi rostro y llorar a gusto.

- ¡Mamá! - imploro como si ella pudiera regresar para consolarme, la extraño tanto como el primer día de su ausencia - ¡Mami! ¡Mamá!

Mi cuerpo se estremece con cada sollozo, las rosas caen al suelo junto a mis piernas, mis lágrimas caen sobre la superficie helada y lloro con más fuerza al ser consciente que mi madre ya no está allí, que debajo de la lápida con su nombre impreso están los restos de su cuerpo vacío, su alma se fue lejos de aquí, su corazón ya nunca más volverá a sentir algo y yo ya no tendré una mamá.

Alguien pone una mano en mi espalda y acaricia con lentitud, no me molesto en mirar a quien intenta consolarme y sigo llorando casi a gritos, lo hago porque he sido fuerte durante muchísimos años, acepté todo lo que vino porque era lo correcto, me encerré en una carrera que odio porque la beca no podía ser rechazada, hice todo por ser la chica perfecta sin detenerme a ver cuan infeliz era y lo perdida que me encontraba, ver a los Hamilton y la felicidad que parece siempre haberlos rodeado me empujó hasta el punto de quiebre, hasta el límite de mis fuerzas.

Y lloro, porque en mi tristeza nadie manda más que yo.

- abejita - la voz de quién me ha estado consolado durante largos minutos me es conocida pero me niego a verlo y sigo llorando sobre la tumba de mi mamá - tu tía me pidió que te buscara aquí, me dijo lo que irías a hacer y no le respondiste sus muchas llamadas, se preocupó, adivinó que estabas aquí y no querías hablar con ella por ahora

Dejo las explicaciones de Damien en un plano aparte, no me importa como me encontró o porque está en el cementerio, solo me importa ahora mismo que por primera vez no estoy sola cuando me hundo en el dolor, él me está sosteniendo, el valor que ya no tengo me lo ofrece de su propio ser y eso vale más que cualquier otra ayuda en el mundo.

Vale más que una familia falsa.

Los Hamilton no valen más que yo.

Dulce CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora