— mamá — imploro hacia la nada manteniéndome en el suelo, mi respiración es errática y el maldito recuerdo no se detiene, llevo las manos a mi cabeza ejerciendo presión tratando de parar las imágenes — mami, mamá, no, no, por favor, ya no más
Sollozo asustada manteniéndome junto a la pared, tirada en el pasillo frío y solitario, el ver a ese hombre revivió cada detalle que durante años me había esforzado por tener ocultos en lo más recóndito de mi mente, no quería recordarlos, me negaba a rememorar como había sucedido el accidente y sobre todo el culpable del mismo. Mis manos estan a punto de bajar hacia mis mejillas y hacer presión sobre la piel con las uñas cuando alguien me detiene con suavidad. Mis ojos se cruzan con unos cafés que me observan angustiados.
Es Nadia Montenegro.
— mi dulce niña, detente — pide sujetando mis muñecas para que no siga haciéndome daño — ¿Qué pasa, cielo?
— fue él — lloro dejando que me abrace y acaricie mi cabello con ternura — el hombre que nos chocó, huyó, asesinó a mi madre cuando yo tenía ocho años
— espera, ¿De quién estás hablando? — pregunta con un tono de seriedad cargado de preocupación
— el nos dejó allí, nos abandonó en un maldito auto en llamas — mi voz sale rota pero al menos ya no estoy llorando como desgraciada
Nadia me ayuda a ponerme de pie, vamos juntas al lavado y usa su maquillaje para disimular mi aspecto deprimente, no pregunta ni insiste en saber de quién estoy hablando, regresamos juntas al salón, me susurra al oído que todo estará bien y se va a sentar junto a su esposo. Me acomodo de regreso al lado de Sergio que no nota nada extraño, intento no ver hacia los Medina y me centro en la presentación de los postres, están mencionando a los dos finalistas.
Danilo y Damien, como era de esperarse.
Los jueces están compuestos por un equipo de tres personas de la élite culinaria a nivel internacional, dos hombres y una mujer, los tres sonríen recibiendo dos platos donde lucen los postres que esperan ser calificados, "Dulce Caos" de Damien e "infinito Cielo" de Danilo. Se toman su tiempo debatiendo y saboreando mientras tanto el resto de nosotros solo puede especular sobre lo que dicen entre ellos. Es la chica quien con una sonrisa de revista se pone de pie y se acerca al micrófono.
— agradecemos a todos los participantes por inscribirse al concurso y arriesgarse a soñar — la mujer tiene un corte similar al mío pero su cabello es mucho más oscuro y además luce totalmente ordenado, algo que jamás se verá con mi melena de león — nuestros dos finalistas han demostrado mucho talento y determinación con sus apuestas sobre la mesa, ha sido muy reñido y una decisión realmente difícil, ambos están al punto de la perfección pero uno de ellos alcanzó el nivel ideal para convencer al mundo de que su creación es el mejor postre que alguien podría probar
La tensión del ambiente se forja cuando ella hace una pausa en su discurso, estoy deseando morderme las uñas ante los nervios pero me abstengo de hacer eso con éxito, Sergio aprieta mi mano aparentemente más nervioso y ansioso que yo, la pelinegra sonríe mostrando su dentadura perfecta creando más suspenso a propósito.
Qué ganas de tirarle un zapato a esta mujer para que suelte ya el nombre.
¡El nombre! ¡Deme el maldito nombre!
— me complace informarles a todos que el gran ganador es Dulce Caos del chef Damien Montenegro — informa y Sergio y yo gritamos como si alguien hubiese avisado que nos ganamos la lotería y ahora somos multimillonarios, nos abrazamos riendo mientras Damien sube las escaleras hacia la tarima, orgulloso
— ¡Lo sabía! — exclama el ojiazul sin soltarme, su ánimo es desbordante ahora mismo
— señor Montenegro nos encantaría que nos hablara un poco sobre este magnífico trabajo culinario — la chica sonríe amable hacia mi novio que recibe el micrófono con la expresión de orgullo plasmada en el rostro
— buenas noches, agradezco a todos por asistir hoy — Damien no luce nervioso aunque adivinaría que si lo está, su disfraz es ridículamente perfecto — respecto a mi postre quiero decir que como cada creación artística que viene desde el interior tuvo una musa, pensé seriamente en rendirme porque hice muchísimos intentos sin conseguir nada, entonces llegó ella, una chica torpe, propensa a los accidentes, que estaba demasiado ocupada para prestarle atención al lugar donde ponía los pies, con su cabello revuelto y esos grandes ojos brillantes
Un sonido de ternura se expande entre la audiencia, mis mejillas se colorean de un color rojo intenso, Sergio pasa un brazo por mis hombros para sostenerme con suavidad, muchas chicas susurran que es demasiado perfecto y todos están al pendiente de la parte de su monólogo que aún no ha dicho.
— pero más allá de su enorme capacidad para meterse en problemas encontré a la persona más dulce y bondadosa — Damien cruza su mirada con la mía, sonrío sin poder evitarlo y él responde el gesto antes de proseguir con su discurso — cada ingrediente parecía ser una parte de la personalidad de Katania Faradhay, ella es tan dulce como el chocolate pero también tan ruidosa como las abejas que producen la miel, en resumen ella es un dulce caos, uno que llegó como un huracán para poner todo de cabeza y hacer que encontrara mi porque, Dulce Caos, amigos, es la mezcla de sentimientos y emociones perfecta para hacer revolotear su paladar y su corazón
Un aplauso resuena estridente en el auditorio, soy incapaz de unirme a la algarabía que forma la audiencia, hay chicas gritando animadas, sonrisas deslumbrantes por todas partes y omitiendo la mirada matadora de Medina junior el momento de gloria es perfecto, incluso olvido mi rabia hacia el asesino de mi madre por unos momentos.
Damien recibe el dinero y el trofeo del premio, se aclara que le darán la estrella a su restaurante y el reconocimiento debido a su nombre, después el rubio baja las escaleras caminando rápidamente hacia mi, al siguiente segundo estamos besándonos delante de todo el mundo.
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Dulce Caos
RomanceDamien Montenegro es un chef reconocido, dueño de un restaurante importante de la ciudad, cuando se muda a un pequeño edificio de apartamentos lo último que espera es cruzarse con un huracán como Katania Faradhay, una universitaria siete años menor...