32. Esconderse del mundo

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Monett, Dexter, Jacobo y yo decidimos ir a pasar tiempo lejos de absolutamente todos para hablar y aclarar cada punto de nuestras vidas, estamos tan enredados en problemas caóticos que no vemos la salida, la luz al final del túnel, así que rentamos una cabaña por dos días y una noche en el campo, sin nada que interrumpa nuestro momento.

Mi tía y yo llegamos al lugar en su auto, tengo puesto un short rosa junto a un suéter blanco con estampado de flores coloridas y mis tenis negros, mi cabello se agita con la brisa cuando bajó del vehículo. El lugar es precioso, una pequeña cabaña de madera con techo rojo, tiene plantas por todas partes, en la parte exterior tiene una mesa para ocho personas también en madera, el clima es fresco y el ambiente es tan tranquilo que me dan ganas de quedarme escondida aquí por el resto de la vida, lejos del mundo real.

- este lugar es hermoso - comento mientras Moni aparece a mi lado extendiendo hacia mi el bolso azul donde empaque las cosas que necesitaría, lo tomo dejándola a ella con el suyo

- esperemos que no querramos sacarnos los ojos después del saludo - dice ella y entiendo que se refiere a su ex porque a decir verdad no hay rencores contra Dexter

Caminamos juntas hasta la cabaña, los hombres ya están dentro bebiendo coca cola en lata mientras charlan sobre sabrán las almas en pena que cosa, al vernos entrar se ponen de pie sonriendo, uno animado y el otro lleno de nervios.

- Monett, la última vez que te vi eras menor que Ata - Dexter camina hacia mi tía y la abraza, ella corresponde el gesto con suavidad - estás preciosa, chica

- tu sigues exactamente igual a como te recordaba, Dex - Monett se separa de él pero deja sus manos sobre los hombros del hombre sonriendo

Dexter Faradhay, el hombre que me dió su apellido a pesar de que yo no era nada suyo, tenía un pequeño local de elementos deportivos cuando era pequeña, es alto, tanto como Damien, tiene el cabello y los ojos negros, además de que ama el deporte más que a cualquier otra cosa lo que significa que su cuerpo tiene músculos que un deportista envidiaría. Es un hombre sereno, estricto y con dulzura impresa en su corazón.

- comamos algo - dice Jacobo señalando el pequeño comedor donde hay un montón de frutas y refresco, incluso paquetes de chucherías

- yo si quiero - accedo dejando el bolso sobre un sillón y caminando hacia la mesa, una uva es mi primera víctima

- y cuéntame qué hiciste los últimos años, Dex - dice tía sentándose a mi lado más centrada en el chisme que en comer algo

- mi pequeño local creció mucho, ahora tengo sucursales en varias ciudades y mi marca es la patrocinadora de deportistas muy importantes - cuenta orgulloso sonriendo, aún recuerdo cuanto trabajó por eso, amaba su pequeño local, pasaba noches enteras haciendo cuentas, de una forma egoísta me alegra que sin nosotras se centrara en la empresa y no en otra mujer

- ¿En serio? ¿Cómo se llama tu marca? - Jacobo curiosea abriendo otra lata de refresco

- la empresa se convirtió en mi hija cuando perdí a mi familia - Dexter suspira negando con la cabeza, parece que le dolió realmente como el destino nos llevó - la marca se llama Ata

- ¿Ata? - pregunto asombrada de que usara el diminutivo de mi nombre para la marca que ahora está tan arriba en el mercado - tu... ¿Nunca me olvidaste?

- no lo haría jamás, eres mi única hija - Dexter sonríe y se acomoda en la silla frente a mi, muerde una manzana roja y a mi mente vienen mil recuerdos de él, mamá y yo en el comedor de una pequeña casa esquinera - escúchame bien, Ata, las familias no se forman con el simple hecho de compartir la sangre, son los lazos sagrados de la lealtad, la confianza y el amor lo que hace que las personas sean familia

Sonrío sin responder, se que él tiene la razón por completo, él fue quien me enseñó lo que era el amor y aunque durante once años no lo vi ni una sola vez jamás dejó de ser mi padre, el corazón quiere lo que quiere, punto final.

La conversación es muy extensa, todos lloramos durante ella, Jacobo explicó paso a paso la encrucijada que tenía gracias a la loca que quiere casarse con él, Monett maldijo en voz alta en cuatro idiomas diferentes y yo la acompañe con tres más, incluso el japonés - gracias anime, sabía que verlo con subtítulos me serviría algún día - Dexter lo convenció de presentar una demanda por las amenazas ante su familia y por nada del mundo ceder, le dijo que si soltaba a Moni perdería la felicidad para siempre, como le había pasado a él.

Sollozo mientras me como una pera, la conversación es tan sentimental que me rompe un poquito el corazón, Dexter, Monett, Jacobo y yo venimos siendo lo más parecido a una familia real ahora mismo, aunque solo me une la sangre a Monett, mi padre y mi tío están aquí este día y por lo menos hasta que regresamos a la ciudad no quiero pensar en algo más que eso.

- venga, hagamos el almuerzo antes de que Nia se terminé la fruta - dice Jacobo separando el frutero de mi alcance, hago un puchero y vuelvo a morder la pera - tenemos lo suficiente para hacer un asado

- mi estómago dice que si - respondo como niña pequeña, papá revuelve mi cabello en respuesta a eso haciéndome reír

- encenderé el carbón - ríe Jacobo saliendo de la cabaña, tiene los ojos irritados por el llanto de hace un rato

Monett y yo nos encargamos de condimentar la carne y pelar las papas, los chicos encienden la parrilla y se encargan de asar todo, mi estómago responde ante el delicioso aroma causando la risa de mi tía, afuera el clima sigue cálido así que no me quito el suéter, me siento en la mesa exterior para hacerles compañía y pienso mientras la brisa juega con mi cabello corto que este rincón del mundo es perfecto para esconderse de todo, aunque sea por un rato.

Dulce CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora