Al salir de segunda clase estoy distraída guardando mi teléfono en el bolso así que no me doy cuenta de que alguien está al frente igual de perdida hasta que chocamos de una manera tan brusca que ambas caemos al suelo aparatosamente.
- ¡Ay! - me quejo cuando impacto con el piso, mal día para elegir vestido, por estar pendiente en que la falda no se alzara no frene la caída
- ¡Perdón! - la voz femenina me es desconocida así que observo curiosa a la persona que tiene mis niveles de distracción, es una chica delgada, de cabello rojo en grandes ondas y ojos miel, puedo ver desde aqui adorables pecas surcando sus pómulos, ella se levanta de un salto y me extiende la mano - no vi por donde caminaba, discúlpame
- soy propensa a los accidentes, no te preocupes - sonrío aceptando su mano para ponerme de pie, no recuerdo haberla visto nunca por los pasillos ni en la cafetería aunque con tanto estudiante quien sabe
- acabo de llegar a la ciudad, soy de intercambio y aquí todos me observan como si fuese una cosa rara - me explica hablando con rapidez mientras atrae hacia su pecho una carpeta morada, nerviosa - incluso una chica comentó algo malo por lo bajo
- no les prestes atención - suspiro rodando los ojos, sabiendo cómo son los chicos de Bluerose, puro niño mimado a los que sus padres les dan hasta el aire que respiran en oro - no es personal, así de huecos son aquí
- le prometí a mi madre que haría amigos y mira este lugar, todos parecen odiarme a primera vista - al parecer la pelirroja habla tanto como yo, eso me causa gracia aunque puede que solo sea consecuencia de los nervios que la están embargando
- bueno, pues yo no te estoy mirando así - le sonrío tratando de calmar su expresión de pánico - soy Katania y si gustas puedo mostrarte la universidad
- ¡Eso sería estupendo! - chilla abriendo mucho los ojos reflejando emoción - me llamo Irina
Irina resultó ser una chica muy amable y extrovertida, me contó que nació en Brasil pero por el trabajo de su padre ha viajado a muchísimos países así que le ha costado hacer algún amigo porque sabe que deberá irse otra vez y no quiere causar dolor, sin embargo, dijo que esta vez su padre se radicó en la sede de esta país y se quedarán viviendo aquí de manera indefinida, también me cuenta varios detalles de su vida, como que tiene veinte años, un hermano mayor que es abogado, su color favorito es el verde, su gato se llama Dream y además me da su número de teléfono.
Me agrada Irina, es sencillo entrar en confianza con ella y sentirse a gusto, no hace preguntas demasiado personales y es tan risueña que su buen humor es contagioso, está estudiando contaduría así que muchas de nuestras clases tienen la suerte de cruzarse. En cálculo se sienta a mi lado, es una chica muy inteligente pero se distrae fácil de lo que estaba haciendo, a la hora de la salida camina colgada a mi brazo mientras bajamos las escaleras de la entrada.
- ¿Me mostrarías la parada del autobús? - me pide algo cohibida y entiendo perfectamente que está chica no conoce para nada la ciudad
- claro, vamos - sonrío guiándola por la acera, detrás de nosotras Nicoletta camina sola por lo que adivino que Adam no vino para llevarla en su auto de lujo a casa
- esa chica fue la que comentó mal de mi - susurra la pelirroja haciendo referencia a la pelinegra que camina a una distancia considerable de nosotras
- su nombre es Nicoletta, fuimos amigas alguna vez pero cambió totalmente, incluso hizo una broma con su novio y le dijeron a todo el mundo que él y yo nos habíamos acostado - le cuento con un tono bajito, Irina abre los ojos con sorpresa y luego hace una mueca similar a la que alguien que muerde un limón pondría
- que chica tan horrible - menciona apenas creyendo lo que le cuento, prefiero pasar del tema de Nicoletta y no hablar mal de ella, en honor a la amistad que tuvimos siendo niñas
- mira, aquí es - en la parada del autobús hay un cartel donde muestran la ruta que hace cada línea, Irina lo observa un momento hasta que encuentra su casa y me muestra la dirección - podemos irnos en el mismo, solo que tú te bajarás primero
- ¡Genial! - exclama sonriendo y me doy cuenta que cuando hace eso se forma un hoyuelo solo en su mejilla izquierda - mamá estaría encantada de conocerte, ¿Puedo invitarte un día de estos?
Accedo a la petición de Irina, me encantaría tener una amiga en la universidad y al parecer fuera de ella, seguro y se lleva bien con Alicia, parecen tener la misma energía aunque Irina es más extrovertida. Nos subimos al autobús dejando a Nicoletta esperando el suyo, al sentarme junto a la ventanilla mis ojos se cruzan con los suyos y por primera vez en mucho tiempo ella no refleja rencor hacia mi, por una milésima de segundo Nicoletta me observa con nostalgia.
Debo estar imaginando cosas.
Le explico a Irina cual es su parada, ella se despide con un abrazo y me pide que mañana nos encontremos en la puerta de la universidad porque no quiere volver a entrar sola a la jungla salvaje, cuando quedo sola en el puesto doble tengo tiempo para pensar en el almuerzo con Damien, mentiría si dijera que no estoy muriendo lentamente por los nervios pero no puedo echarme para atrás a estas alturas, puede que hasta tía Monett tenga razón y el destino caprichoso quiera ignorar las edades y de paso las personalidades.
Estoy jugando en mi teléfono una versión de Candy Crush con frutas en lugar de caramelos cuando una voz que sube al autobús parece conocida para mí, alzo la mirada tratando de no verme obvia y veo a un hombre de cabello y ojos oscuros sentarse en los primeros puestos, hago memoria tratando de saber en dónde lo vi antes y un flash llega a mi cabeza como un recuerdo que había perdido en el pasado distante.
Ese hombre fue el novio de mamá antes del accidente, fue mi padrastro, prácticamente mi papá. Un tintineo me avisa que ha terminado el tiempo límite del nivel en el juego y he perdido la última vida.

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Dulce Caos
RomanceDamien Montenegro es un chef reconocido, dueño de un restaurante importante de la ciudad, cuando se muda a un pequeño edificio de apartamentos lo último que espera es cruzarse con un huracán como Katania Faradhay, una universitaria siete años menor...