Capítulo 46.

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Capítulo 46.

Nuestro recorrido en la moto fue a toda velocidad. Me aferro a él cuando la áspera corriente de aire silva en mis oídos, provocando que un intenso dolor taladre mi cabeza punzante.

Su cuerpo se siente rígido entre mis brazos mientras rebasamos el límite de velocidad permitido. El paisaje a mis costados se vuelve borroso y me pregunto si conducir como un poseso es la forma de desquitarse con el mundo. Está encerrado dentro de sus pensamientos; todo su cuerpo grita incomodidad.

De alguna manera, entiendo la furia que enmana de el. Su madre decidió por ella misma, pensando egoístamente.

Nos detenemos abruptamente frente a la fraternidad. Mi respiración es pesada y estoy desorientada con lo que me rodea.

El palpitar de mi corazón desbocado se instala en mis oídos, aturdiéndome.

Holder se gira sobre el asiento, mirándome con sus cristalinos ojos azules. Mueve los labios pero no lo escucho. Parpadeo, enfocándome en su rostro cincelado.

Cierra los ojos por un momento, juntando nuestras frentes y lleva las manos a mi nuca. Su cálido aliento acaricia mis labios, calmándome en un tierno gesto. Decido cerrarlos también, relajándome.

Los minutos transcurren donde lo único que me rodea es el aliento tibio y el aroma de Holder. Poco a poco mi respiración vuelve a la normalidad y el golpeteo de mi corazón contra mi pecho desaparece, evaporándose.

-Lo siento, nena - mis oídos vuelven a percibir el tono ronco de su voz.

Abro los ojos. El permanece con los suyos aún cerrados.

-Está bien, todo está bien - susurro, acariciando sus mechones sedosos en un gesto de tranquilidad. Se ha dejado llevar por la rabia, como un borracho se dejaría embriagar  por el alcohol.

Sus profundos ojos azules me atraviesan cuando los abre. Son un mar de culpa, arrepentimiento y rabia.

Se aparta de golpe, como si mi tacto le quemara. Me mira con una ceja arqueada y el ceño fruncido.

-Nada está bien. Joder, ¿no te has dado cuenta? ¡Nos pude haber metido en un accidente!

Se levanta del asiento caminando de un lado a otro al ser consciente que no iba solo. Pasa ambas manos por su pelo, luciendo frenético; perdido. Tira de las hebras levemente.

-Pero no pasó. Holder, no nos pasó nada, confío en tí.

Me observa como si le hubiera soltado que estoy embarazada. Perplejo.

-No sabes lo que dices. ¡Haz entrado en un puto ataque de pánico por mi culpa! ¿Cómo infiernos dices que estás bien? - gruñe ante mis palabras.

En parte es cierto lo que dice, pero no es su culpa. Aún mi miedo a los cacharros de dos ruedas no ha desaparecido.

Frunzo los labios.

Me levanto, acercándome a él a paso firme y con mis ojos en los suyos.

Lo cojo de las mejillas para que no le rehuya a mi mirada.

-Deja de culparte por cosas que carecen de importancia. Hubiera ocurrido de una forma u otra.

Intenta apartar la cara.

-¡Pero conmigo siendo el causante no, joder!

-¡Para! Estas arruinándolo todo con tus miedos irracionales a algo que no ha pasado.

Me mira con furia antes de apartarse de mí.

-Retíralo - espeta, apuntándome con un dedo.

Estoy a punto de entrar en cólera pero vuelvo a mis cinco sentidos.

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