Something

Capítulo 30.

Capítulo 30.

Al despertarme hago una leve revisión de como me encuentro. ¿Cabeza? Echa un lío espantoso. ¿Estómago? Un revoltijo. ¿Ojos? Dolorosamente hinchados. ¿Corazón? Jodidamente roto y echo añicos.

Parece que algo se llevó mi vida, dejándome hueca por dentro.

Vaya, menudas estadísticas las de el día de hoy.

🍁🍁🍁🍁

Bajo a la cocina vistiendo una sudadera gris, junto a un pantalón deportivo. De pronto, mi cuerpo se estremece. Dejo de respirar.

Me debato si seguir caminando o dar marcha atrás.

Justo cuando me decido por la segunda opción, Holder levanta la cabeza de su plato de huevos y tocino, clavando sus ojazos en mí. Nos congelamos en el mismo sitio. En mi cabeza oía una molesta voz diciendo: si alguien se apunta a cortar este ambiente tóxico y lleno de tensión, no olvidéis decírmelo. 

¿Es normal que tenga una voz dentro de mi cabeza? Estoy mal.

Él traga saliva, entrecerrando los ojos de mala leche.

Desvío la mirada, maldiciéndome por ser tan lenta mientras mis piernas rígidamente se mueven hasta la nevera. Busco en el interior zumo de naranja, disimulando el temblor en mis manos. Mierda, ¿quieres calmarte, Tessa?

Estos son uno de esos tantos momentos en los que deseas que la tierra se abra y te trague de una puñetera vez. Es mejor eso a que seguir haciendo el tonto. Su presencia me abruma y más, cuando lo siento hacerme un agujero en la cabeza.

Me sirvo un vaso de zumo acompañado de rebanadas de pan sin hacer. Lo dejo todo en su lugar, queriendo salir de la cocina de un pitazo.

Él se levanta, haciendo ruido. Mis manos comienzan a sudar, poniéndome difícil la tarea de sostener el vaso sin dificultades.

-Puedo largarme si te sientes incómoda estando conmigo - se pasa las manos por el pelo, incómodo y con las aletas de su nariz dilatadas - Dejaré que desayunes sin pillar una indigestión por mi culpa - bromea, pero no le encuentro el chiste. Ni él tampoco. Frunce los labios ante eso.

Se marcha antes que mi cerebro termine de procesar lo que me ha dicho. El temblor que hacía que mi cuerpo se estremeciera desaparece al irse. Joder, es como si el se diera cuenta que el magnetismo de Holder lo alcanza en un pequeño radio, siendo fuerte y aturdidor.

Mi respiración poco a poco vuelve a la normalidad. ¿Ya parecía que tuviera problemas respiratorios? Genial, el sudor frío en mis manos lo comprueba. Vale, algo más que añadir a la lista de cosas recientes.

Cuando estoy devorando sin ningún apetito la rebanada de pan, el móvil suena.

Eric: ¿Podemos hablar? 

-Depende. ¿Vas a comportarte como un cabrón?

Eric: Touché. Lamento haber  sido un capullo la otra vez.  Pero ese tío pondría a prueba la paciencia de un santo. 

Lo sé, Eric. No sabes cuánto.

-Lo hizo para fastidiarte.

Eric: Pues se le da de puta madre sacar de sus casillas a los demás, el pringado ese, ¿eh? Cómo sea. ¿Cómo la estáis llevando?

La pregunta me hace hiperventilar.

-Bien.

Me doy golpecitos con la mano en la frente. Mi frío bien no se lo creerá Eric.