Capítulo 8.
Esto apesta. El mundo en si apesta, y yo ahora mismo apesto. No he parado desde que me desperté en sonarme la nariz y estornudar cada dos por tres. Apenas puedo respirar por la nariz debido al ejército de mucosidad que tengo acampando. Ya he acabo la primera caja de pañuelos y voy a por la segunda.
Maldito imbécil. ¡¿Cómo se le ocurre tirarme al agua?!
Justo cuando me estoy sonando los mocos entra Anna. Jadea al ver mi estado fatal.
Lleva una bandeja en manos.
-Estás horrible, nena - dice, dejando la bandeja en mis piernas. Miro con desconfianza la sopa de pollo, y no sé si es por el malestar que me parece toda asquerosa. El estómago se me revuelve.
-Gracias - murmuro sarcástica. Si antes me sentía fatal... Ahora quiero morirme.
Superviso si mis tripas tienen hambre pero todo lo que puedo hallar es silencio. Retiro el cuenco de la sopa, y me tomo la pastilla, y cojo el vaso de agua dándole un trago.
-¿No vas a comer? - ya salió su vena de mamá pollo.
Niego con la cabeza. Anna deja escapar un suspiro de fastidio pero no me obliga a comerla. ¡Gracias, Jesús bendito! Sabe tan bien como yo que cuando me pongo cabezota no hay quién me pare.
-Vamos a ver cuánto tienes de calentura - contesta dando una palmada, y retirando el termómetro de la axila.
Le echa un vistazo rápido.
-38° - lo deja sobre la mesilla de noche - En unos minutos la pastilla bajará la fiebre. ¿Necesitas algo?
-Eh, no... Tengo todo lo que necesito. Estoy bien, Anna. Puedes irte a trabajar.
Necesito que se vaya.
Me sentiría más incómoda de lo que ya estoy si queda un rato más invadiendo mi espacio. En los pasados tres años había decidido que no necesitaba de una madre para vivir. Sólo contaba con Charles.
-No. No puedo dejarte enferma - retira el flequillo de mi frente con sus dedos. La caricia me reconforta más de lo que pensaba.
Me aparto, recostándome sobre las almohadas. La miro.
-Estaré bien - pongo mi mejor sonrisa aunque por dentro esté gritando porque me deje sola - Si me siento mal te llamaré, ¿vale?
Anna se cruza de brazos, viéndose en una encrucijada. Debe parecerle familiar. Es igual a aquél día cuando se marchó. No entiendo muy bien qué pretende conseguir viniendo aquí, y fingiendo estar preocupada. No lo entiendo ni quiero comprender.
-Está bien. Llámame si empeoras, ¿vale? - asegura antes de inclinarse y detenerse. La miro tratando de mantener en calma mi pulso.
Anna sonríe con tristeza. Se endereza y sale de mi cuarto, llevándose la bandeja. A su alrededor hay ciertos aires de melancolía. Pero no seré yo quien la haga sentir mejor.
Me cubro con la colcha hasta la cabeza, me hago una bolita bajo la oscuridad e intento dormirme escuchando el sonido de mi forzosa respiración.
Despierto al oír la puerta abrirse. Saco la cabeza debajo de la colcha, retirando los cabellos de mi cara para ver.
¿Pero qué hace este aquí?
Pasa sus concentrados ojos azules de mí al desastre de pañuelos sucios que están en el suelo y encima de la mesilla. Que vergüenza. No tengo fuerzas para gritarle que se largue, y me deje en paz.
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Something
أدب المراهقينEsta historia relata el amor de dos jóvenes de mundos diferentes. Holder es un jóven que ha tenido que pasar por una situación tormentosa en su vida y eso lo ha marcado en un rebelde violento y frío que no quiere ver lo qué pasa a su alrededor. Se...