Capítulo 16.

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Capítulo 16.

«¿Follar con tú ex esposa es ser un hombre?» 

Las palabras de Holder se repiten como eco en mi cabeza, una y otra vez.

La sangre del rostro de Anna se va.

Pálidece.

Stephan enmudece y yo siento como la tierra se abre bajo mis pies.

¿Ex esposa? ¿Cómo Holder sabe que ha estado con su madre?

-Stephan... ¿Dé qué habla... ? - el corazón se me arruga y los ojos se me humedecen.

¡Que tengo un pedazo de músculo latiendo!

Stephan extiende las manos hacia su mejor que está destrozada, intentando abrazarla. Anna le aparta las manos de un manotazo.

-¡No! ¡¿De qué habla!?

Por el rabillo de mi ojo capto a Holder cruzarse de brazos, mirando la escena como si le divirtiera lo que ha provocado. Maldito hijo de puta.

-¿Se lo dices tú o lo hago yo? Mira que Anna debe saber que clase de marido eres, ¿eh? Venga, no seas egoísta hombre.

Si las miradas mataran... Holder ya estaría a varios metros bajo tierra.

Le lanzo una mirada de: Cierra tú gran boca de serpiente, ¡ahora!

Rueda los ojos.

Stephan suspira, mirando hacia distintas direcciones, sintiéndose acorralado como un ratón al ser pillado con el queso. Pasan unos segundos eternos hasta que finalmente dice: - Anna... Yo no siento nada por Elle, ¿vale? Te quiero a tí, cariño...

-¡Me importa un pimiento lo que sientas! ¿Tú... Cuándo?

Luego, está arreándole con sus puños en el pecho, derramando una cantidad de lágrimas.

-¡Anna, por Dios! Fue una estupidez... ¡Estaba borracho, no sabía lo que hacía!

-¡Con más razón! ¡Seguro esa tal Elle vino a ti y tú como buen machote no te negaste! Oh, Dios. ¡Que gilipollas he sido! - se tira de los cabellos a la vez que sorbe por la nariz.

Ante esta imágen, el corazón se me rompe en millones de pedacitos. Un sollozo se me escapa de los labios.

-No, cariño, no. ¡Te juro por Dios que si tuviera otra oportunidad para regresar el tiempo y enmendar mi error lo haría! ¡Te quiero! Y sabes que nunca haría nada para lastimarte... Créeme, por favor - Stephan intenta rodearla pero ella es tan terca y lo aparta.

-Que chorreada - dice él tío más desagradable del mundo. No sabía que podía odiarse tanto a alguien como odio en estos momentos a ese capullo de primera.

Como me gustaría estamparle mi puño en su puñetera cara.

-¡No mientas! ¿Te causó morbo? Esto... Joder - hace una pausa - ¡Me has humillado! ¿Y quieres que te crea? ¡Oh, Jesús, María y José! No puedo verte la cara ahora mismo, me enfermas Stephan - se seca las lágrimas con rudeza y se vuelve.

-Anna...

-¡Ni Anna ni leches! ¡Lárgate antes que te abra la cabeza con la acera!

Miro al ser más rastrero.

-¿Por qué se lo has contado? - frunzo el ceño con las mandíbulas rígidas.

-Si yo fuera ella lo hubiera querido saber.

-¡Pero no eres ella, mierda!... ¡Deja de decidir por los demás!... ¡Deja de pensar, que sólo traes problemas! ¡¿Quién narices te crees que eres, Holder?! ¡Hubiera sido mejor que no se hubiese enterado! Pero nooo... ¡Tuviste que venir y abrir tú gran bocaza y fastidiarlo todo una vez más! - grito frustrada. Como siga gritando así, quedaré muda, ¡es un hecho! - Has hecho trizas a una mujer que te quería como un hijo - suelto y le empujo.

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