Capítulo 44.

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Capítulo 44.

Al día siguiente, estoy sentada en el sillón individual de mi habitación, leyendo el primer libro digital de una saga cuando la ventana que da al balcón se abre sigilosamente.

Jadeo aterrada mientras me incorporo de un salto y veo entrar a Holder.

Los golpeteos frenéticos de mi corazón disminuyen cuando el alivio se apodera de mí.

-¿Estás loco? Pudieron haberte visto nuestros padres o la vecina cotilla de al lado - casi chillo, caminando rápidamente hasta la ventana para cerrarla y descorrer las cortinas.

Miro alternativamente de él, a la puerta, a la espera de que esta sea aporreada por una furiosa Anna. Nada de lo que pienso pasa.

Sólo ahí, me permito suspira. Lo miro con hostilidad. ¿En qué demonios estaba pensando?

Como si leyera mis pensamientos, se encoge despreocupadamente. Claro, como no. La opinión de los demás le importa un pepino.

-¿Y? - arquea una ceja. Introduce sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón deportivo negro.

Hoy también viste absolutamente todo de negro.

Le lanzo una mirada de guasa. De esas miradas soez.

Esto es increíble.

Voy a responderle pero es un parpadeo, sin dudarlo, lo tengo arriconándome contra la pared y su cuerpo. Su aroma de colonia envuelve mis fosas nasales; fresco y varonil.

Y el calor de las palmas de sus manos envolviendo mis muñecas por encima de mi cabeza, hace que mi cuerpo cobre vida.

Emito lo que parece ser un jadeo, pero son sólo pequeñas ráfagas de aire que había estado conteniendo.

Holder, sin desviar la mirada de mis ojos, saca la lengua y la punta de ésta la pasea por encima de mis labios, comenzando con el superior para luego deslizarla en una sensual caricia hasta el labio inferior. Un gemido vergonzoso se me escapa al recibir una leve presión en mi labio inferior.

El ambiente se siente morboso, excitante y caliente. Imitándolo, capturo su labio entre mis dientes y tiro de el.

Mi acción arranca un gruñido ronco de Holder. El gruñido vibra contra mi pecho, haciendo que mis pezones duelan y me arquee contra él. Su rodilla se cuela entre mis piernas, separándolas, y colándose en medio de ellas.

Me hundo más contra la pared; rozando el punto de la locura al sentirlo presionándose en mi vientre. Chispas de electricidad recorren mi cuerpo, instalándose entre mis muslos, haciendo que por reflejo, quiera juntarlos y buscar algo de alivio.

Más atrevida de lo que alguna vez he sido, meto mi lengua en su boca, deleitándome en la calidez de esta y el sabor a menta. Holder me aprisiona contra la dura superficie a mi espalda, dejándome sentirlo todo. Quiero tocarlo.

Lucho por la liberación de mis muñecas contra su fierro agarre. Las suelta, farfullando sobre mis labios. Automáticamente mis manos se cuelan por debajo de la tela de su camiseta, acariciando la piel caliente y lisa.

-Joder - gime, liberando mis labios doloridos y escondiendo la cabeza en mi cuello, con ambas manos a cada lado de mi rostro.

Sin querer detenerme, uso una de mis piernas, envolviéndola alrededor de su cintura y atrayéndolo hacia mí. Soltamos un gemido al unísono cuando se roza contra mi entrepierna humedecida.

-Puedo sentir lo mojada que estás, nena - susurra en mi oído.

Como respuesta, hundo las uñas en su espalda y muero el lóbulo de su oreja antes de sacar mi lengua y pasarla en donde he mordido. Mi acción descarada parece haber despertado su  parte bestial, porque gruñe y traslado las manos a su pelo. Me sujeto a él al levantarme. Nuestras lenguas vuelven a encontrarse, enredándose despacio. Caminando conmigo pegada a su pecho, y sus manos estrujando mi trasero con deseo, me lleva hasta la cama, se tumba encima de mí mientras separa nuestras bocas, dejando un camino de ligeros besos húmedos desde mi mejilla hasta el cuello.

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