Capítulo 1.

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Capítulo 1.

¿Qué tan difícil es que tú padre quiera mandarte a paseo a Seattle?

Nada... Supongo.

-Tessa, cariño, ¿Estás con nosotros? - parpadeo ante la voz de la directora de la universidad. ¿En dónde me encontraba?... Oh, si. ¡Claro!... Me encontraba sentada en el sofá de mi casa, frente a la amante de mi papá, quien me quería mandar de paseo con mi madre a Seattle.

Guay, ¿A que si?

Papá se aclara la garganta y me mira con sus pálidos y fríos ojos ámbar. Por desgracia... Teníamos los mismos ojos. Otra cosa que me recordaba que era su hija...

-Nena, sé que no es de tú agrado mudarte a Seattle con tu madre... Pero tengo que viajar y...

Dejo de escucharlo cuándo va a la mitad de su discurso de siempre. "Tengo que viajar y sabes que no me va eso de dejarte sola"... Y blablabla...

¿Es que es tan difícil decir que te vas de vacaciones con tu amante?... Joder. No sé que me va en estos momentos. Eso, a darme una patada en el trasero para irse con la directora de la universidad dónde estudio, ¿O verme la cara de gilipollas?... No me malentiendan; no es que no quiera la felicidad del hombre más importante en mi vida. Le quiero. Pero mi sexto sentido me dice que esa mujer no es la indicada para él.

-Vale, ya está bien. ¿Por qué no me mandas a volar de una vez? - papá me mira como si hubiese soltado maldiciones a todos los santos.

-Tessa... Sabes que no me gusta estar lejos de ti. Pero ve el lado bueno... Estarás con tú madre unos meses - me muestra una sonrisa de hiena que es habitual en él cuándo está con los nervios de punta.

Disimulo eso último. Venga... Tiene razón. Prefiero ir a vivir con mi madre antes que tener a la bruja de la sirenita rondando la casa con el pretexto de mis notas sobresalientes.

-Bien, papá. Iré a Seattle... - decido eso último sin pensarlo mucho tiempo. La última palabra se siente como un papel de lija siendo acariciado por mi lengua.

Papá me sonríe cálidamente y abre sus brazos para darme un abrazo de oso. Suspiro, devolviéndole el abrazo; sintiendo que le echaría mucho de menos a él y a sus abrazos tan cálidos y reconfortantes.

-Esa es mi pequeña. Te llevaré al aeropuerto en quince minutos - dice mientras me da un beso en la sien. Doy un leve asentimiento y me separo de su cómodo abrazo.

-Bueno, iré a... Arreglar mis maletas.

Me disculpo torpemente y me piro a mi cuarto. Subiendo las escaleras de dos en dos, queriendo escapar de ese ambiente tan tenso. Doy gracias al cielo de no tropezarme con mis patosos pies y de ir a dar al suelo y pegarle mis dientes delanteros a la dura superficie de las escaleras, terminando con un diente dislocado y el labio superior magullado.

Puedo respirar aire puro cuándo por fin entro en mi cueva de refugio, sintiendo como todo el aire químico que respiré en la sala salía por mis poros y el alivio me inundada. Sin perder el poco tiempo que me queda comienzo a sacar toda la ropa del armario y las dejo en la cama. Cojo la maleta más grande y tiro toda mi ropa dentro. Sin ordenarlas.

Tiro dentro las cremas y shampoo junto con mi cepillo de dientes. Cierro la cremallera y la dejo a un lado de la cama. Abro la otra maleta y meto en todos mis zapatos, haciéndome dificultosa la tarea de cerrarla.

Unos golpes en la puerta interrumpen mi tarea de empacar y giro la cabeza como la niña del exorcista. La cabeza de papá aparece por la puerta.

-¿Estás lista? - pregunta desde la puerta, sin entrar. Me muerdo la lengua para evitar que se me escape un comentario sarcástico.
Asiento y agarro mi IPhone y la cazadora. Papá entra y se lleva las maletas escaleras abajo... Dejándome sola por unos segundos.

SomethingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora