Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Antes de que el sol salga me encontraba ya levantada. Me superviso en el espejo una quinta vez. Llevaba puesto un short blanco, una camiseta negra manga corta y unas Adidas. Mi cabello había agarrado una forma ondulada por haberse secado con el frío del aire acondicionado y superviso el moretón apenas notable de mi nariz.

Había desaparecido lo oscuro para quedar casi completamente invisible. Salgo del cuarto colocando una de las correas de la mochila en mi hombro y con la otra mano sujeto la camisa de cuadros. Esta vez me había levantado antes que el sol se pusiera para prepararme el desayuno, sin que el huracán Logan metiera sus manos.

Al volverme sobre mis talones choco contra algo... O más bien; alguien. Retrocedo de golpe, chocando la espalda con la puerta. Reprimo un jadeo de la impresión. Levanto la vista para disculparme pero toda palabra coherente que está a punto de salir de mis labios queda en silencio. Sólo escucho una ráfaga de aire colarse por mis labios hacia fuera y la sensación de ser tirada a un lado se hace presente.

Los ojos azules de Holder me observan con atención desde unos cuantos pocos centímetros de distancia. Casi podía olerle.

Podía jurar que nuestras miradas se atraen como el imán y el metal, creando una molesta sensación de revoltijo en mi estómago.

¿Qué tipo de sensación es esa? ¿Mariposas o arcadas?

Me estudia con interés, deslizando la mirada por todo mi cuerpo en completo silencio. Hay fascinación, confusión en su rostro. Arquea una ceja ridículamente, y fija los ojos en los míos. ¡Madre mía! Que mirada más intensa me ha dado.

Por supuesto, soy la primera en apartar la mirada de sus brillosos orbes y darme cuenta que llevaba la misma ropa de ayer en la noche. Eso significa que debió escaparse de la universidad.

Decido pasar eso último y paso por su costado con la cabeza agacha, observando a mis torpes pies avanzar y a la vez que rezo por no cometer una de mis torpezas habituales. Al pasar por su costado; nuestros brazos se rozan accidentalmente e intento reprimir el jadeo involuntario que se escapa de mi boca.

Al rozarnos, una corriente electrizante me recorre todo el brazo, como si una descarga eléctrica me diera de golpe. Él al parecer, lo sintió, ya que su mirada penetrante me hacía un agujero en la parte trasera de mi cabeza.

¡Ni de coña pienso girarme! Y si lo hiciera, ¿Qué haría? ¿Sólo nos miraremos como dos adolescentes hormonales que no saben que carajos ocurre? De eso, nada.

Lo único coherente que se me ocurrió para este momento fue pirarme como una cobarde, rezando mentalmente por no ser tan patosa y caer sentada de culo en el suelo.

Saboreo la sensación de alivio al llegar a la cocina, con las piernas temblándome igual que una gelatina. Holder me produce esa sensación extraña de calor que recorre todo mi cuerpo.

-Buenos días - salto sobre mis pies y el corazón me salta a la garganta. Anna, apoyada contra la encima me mira, batiendo los huevos.

-Hola - murmuro en voz baja, sentándome casi demasiado torpe en la silla, hasta el punto de pegarle la barbilla al filo de la mesa y conseguir abrídmela.

-¿Pasa algo?

Niego rápidamente, acomodándome en la silla.

Anna frunce el ceño, conteniéndose para preguntarme. Callada, la observo volcar los huevos en la sartén. Ante el delicioso olor, mis tripas comienzan a gruñir e inmediatamente me sonrojo al pensar que el león dentro de mi estómago haya sido... Quizá, muy ruidoso.

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