Capítulo 4.

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Capítulo 4.

Llego a la casa cansada y con hambre. La casa está en completo silencio, lo cual agradezco enormemente. Anna debe estar en la clínica y Stephan seguro estará practicando para las ligas mayores de los Mariners y tampoco había rastro de Logan ni de Holder. Suspiro con alivio.

Tendré la casa para mi sola durante las próximas horas. Me arrastro hacia mí cuarto con intenciones de tomar una ducha para aliviar la tensión en mi espalda. Sin perder tiempo, me desnudo y estoy bajo el chorro de agua de la regadera. Lavo mi cabello y enjabono todo mí cuerpo.

Diez minutos después, me visto con un short de algodón y una camisa de tirante. Enfundo mis pies en las pantuflas y bajo a la cocina para prepararme algo de comer y luego dormir la mona antes de que Alison y Leticia pasarán a recogerme.

Fisgoneo en la nevera y saco pollo ya condimentado, sólo para freírlo. Enciendo una estufa de la cocina y coloco la sartén. Conecto el cable en la corriente de la arrocera y aprieto el botoncito para que caliente mientras calculo que la sartén esté caliente. Vierto el aceite y espero unos minutos a que este caliente.

Me paro en puntas, y abro los gabinetes de la alacena, tomando un paquete de arroz. Cojo el agua limpia de la jarra y la echo en la arrocera. Después, coloco en el aceite dos pechugas de pollo.

Media hora más tarde, estoy sentada en el comedor con mi plato de arroz, pollo, ensalada y un vaso de agua. Como en silencio, escuchando el ruido de los motores de los coches al pasar.

Lavo los platos en cuanto termino de comer, y me marcho al cuarto con los párpados tan pesados cómo el plomo. Me dejo caer sobre el colchón y caigo rendida.

🍁🍁🍁🍁

Me despierto lentamente, parpadeando e intentado localizar el sonido que se ha colado dentro de mi cabeza. Gruño, y desactivo la alarma de mi móvil. Bostezo, estirándome y sintiendo un profundo alivio salir de mi.

A través de la luz del atardecer, veo las polillas alzándose en el aire por encima de mi cabeza.

Salto de la cama, caminando hasta el baño. Cepillo mis dientes, y enjuago mi cara, espabilándome del sueño.

Abro el armario y me visto con lo primero que encuentro; que es un pantalón deportivo, unas converse, un top negro y una cazadora de algodón negra de rayas blancas. Peino mi cabello, atándolo en una coleta alta, dejando algunos mechones sueltos. Dejo mis hombros descubiertos de la cazadora, sólo cubriendo la mitad de mis brazos.

Salgo de la habitación, esperando a que las chicas pasen a recogerme dentro de unos minutos. Cuando estoy bajando las escaleras, Anna abre la puerta de entrada. Tenía expresión de cansada, y círculos negros alrededor de sus ojos.

-¿Adónde vas? - pregunta, mirándome de arriba abajo con bastante curiosidad.

Deja las llaves y la bolsa sobre un sillón.

-Eh... Alice vendrá con su hermana para que vayamos juntas a la fiesta de los chicos de la fraternidad. ¿No te molesta que llegue un poco tarde? - Anna niega, sentándose.

-Para nada. Es bueno que hagas amistades nuevas - dice con una sonrisa mientras se quita los zapatos de aguja para luego mirarme con una ceja arqueada - Pero sé lo que pasa en esas fiestas, Tessa. Si llegas a conocer a un chico... Cuidaos los dos.

Me pongo de color escarlata.

-Sólo quiero protegerte, nena, ¿De acuerdo? - repite, y casi podría jurar que quería entrelazar sus dedos.

La calmo asistiendo.

Voy a decir algo, pero callo ante el sonido de un claxon.

Anna mira por encima de su hombro, para después fijar su mirada en mi.

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