Capítulo 25.

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Capítulo 25.

Los días se convirtieron en semanas y luego en un mes. Había transcurrido un mes, desde que Holder y yo cruzamos palabra. Estamos a mitad de octubre ahora.

Cada día se me hizo difícil como el infierno ignorarlo, hasta que acabé por acostumbrarme, y ya era algo común todos los días el tener que vernos. Cuando alguno de nosotros se cruzaba con el otro nos ignoramos mutuamente, siendo invisibles; pasando de nosotros mismos.

El dolor ya había pasado, pero de vez en cuando sentía ese familiar aguijón en mi pecho al traer a la superficie los recuerdos.

Debo agregar, que todo cambió después de eso...

En nuestra clase compartida de química, opté por sentarme en los últimos puestos de atrás. Holder asistió las primeras semanas, después dejó de hacerlo. Oí que la asignatura le quedaría, pero su ausencia me permitió centrarme en los ejercicios de cálculo con mayor concentración.

Evité a toda costa ir a la cafetería, teniendo a mis fieles ayudantes que me siguieron hasta el otro lado de la universidad solo para comer. Holder comenzó no solamente a saltarse la clase de química, si no que todas sus asignaturas. Tenía la oportunidad de verlo irse en su moto muy pocas veces, o sólo se quedaba en el jardín del campus, fumando un cigarrillo aislado de todo.

Las aguas se calmaron en casa. Anna y Stephan habían solucionado sus diferencias y a mí me habían regresado el móvil. Pero el castigo de las fiestas aún seguía en pie. Puedo decir que mi madre hace una inspección diaria en mi habitación haber si conseguía una botella de alcohol bajo la cama, o el armario. La idea que haya colocado cámaras de seguridad en el baño me pone los pelos de punta. Es... Grotesco.

Nuestro grupo social de amigos se ha agrandado en el último mes. Ammy se nos unió. ¿Podéis imaginarlo? Toda una sorpresa. Así que teníamos un pollito más que proteger.

Luego pasamos de ser cuatro a diez integrantes. A la mesa se habían incorporado Eric, Michael, Alexa, Gabriela, Ben y Jack. Todo era un caos al juntarnos.

La semana iba de pipa hasta el viernes por la tarde.

-¿Qué? - abro los ojos. ¿He oído bien?

-Venga, Tessa. No hemos tenido una noche familiar desde que has llegado. Así que se me ocurrió, ¿por qué no pasar un buen tiempo todos juntos? - dice, apoyando los codos en la mesa. Luce feliz.

Mi boca debe estar abierta como un buzón de correos. Esto debe ser una pesadilla. No, no, no, no, y no.

Holder detiene su tenedor en el aire.

-No contéis conmigo - escupe, dejando el cubierto en el plato de forma bastante brusca.

Logan se encoge de hombros, continuando devorando el bistec. Anna gira la cabeza de golpe, advirtiéndome con los ojos que más me vale apoyarla.

Trago.

-No tengo ganas de ir - digo quedamente, jugando con la comida de mi plato. El hambre se había ido a la porra.

-De eso nada. No he comprado boletos para el partido de los Mariners contra los Yankees de Nueva York por gusto. Todos váis a ir, ¿entendido?

El chillido de una silla al ser arrastrada por el suelo perfora mis oídos. Holder casi vuelca la silla al levantarse de muy mala manera. Se hace un silencio en el comedor.

-¿Estás de coña? ¿Esa es tú jodida brillante idea? ¿Llevarnos a un puto estadio con tíos sudorosos? Que pena, Anna. Tengo otras cosas que hacer.

Anna lo reta.

-Mientras vivas en este techo y comas aquí, seguirás mis reglas sin rechistar.

Él le pega un manotazo a la mesa, haciéndola temblar. Salto del susto. Stephan le da una mirada fulminante.

-Dije que tenía cosas más importantes que hacer, joder.

-Y yo dije que vendrías con nosotros, ¿de acuerdo? No sé hable más - ella zanja el tema por completo, continuando su conversación con Stephan.

El hecho de que ignoren su opinión lo hace enfurecer como el demonio. La cerilla a encendido la mecha.

-¡Que os den!

Stephan se levanta.

-Respeta a Anna, Holder.

Se ríe secamente.

Oh, oh.

-¿O qué? ¿Piensas golpearme o quejarte con tú ex esposa? - lo pincha, provocándolo. Eso ha sido un golpe bajo, ¿pero cuándo no lo es? Holder siempre se aprovecha de las debilidades de los demás,  restregándolo en sus narices. Stephan aprieta los dientes, deteniéndose de decir un comentario poco reflexivo. Holder vuelve al ataque - Ya, eso pensaba yo - patea la silla para salir echando chispas del comedor.

Stephan se deja caer nuevamente en su silla, viéndose cansado. Abre los ojos para ver a su otro hijo toca pelotas.

-Lo que tengas que hacer, ¡cancélalo!

Logan gruñe, dejando los cubiertos en el plato y se retira. Hago lo mismo, sintiendo mi estómago encogerse mientras subo las escaleras.

🍁🍁🍁🍁

Superviso mi ropa en el espejo. Tengo la camiseta de los Mariners que me ha comprado Anna, vaqueros ajustados negros y mis converse blancas. Mi pelo tiene pequeñas ondas en las puntas.

Como deseo decir una mentira - solo si estas fueran válidas para Anna - es la primera vez en que saldré en plan familiar y tendré que meterme con más naturalidad en mi papel de ignorar a Holder, pero de una forma que no sea tan obvia.

Cuando bajo a la sala, ya estaban esperándome. Excepto por Holder, que estoy segura que debe estar ideando un plan para escaparse por la ventana de su habitación.

Anna me tiende la gorra a juego con la camiseta. Me la pongo, virando la parte de adelante hacia atrás.

-¡Hermano, trae tú trasero abajo! - grita Logan.

Una puerta es azotada.

Y como no, a él no lo obligaron a vestirse con la camiseta del equipo de Seattle. Lleva un pantalón negro deportivo, camiseta blanca y una sudadera gris por encima, y unas deportivas con rayas blancas. Su pelo sedoso y desordenado va como siempre, y no lleva una ridícula gorra como yo.

Me cubro la boca cuando Anna le da la gorra. Holder la mira con ojos cabreados.

-¿No tienes suficiente con obligarme a ir en contra de mi jodida voluntad? Déjame en paz, pesada - dice, pasando de largo y dejando a Anna con la mano extendida y un silencio incómodo a sus espaldas.

Solo se escucha el cantar de los grillos y la puerta golpeando la pared cuando Holder la abrió bruscamente al salir, dejándola abierta de par en par.

Genial. Ésto no puede ser peor.

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