– Necesitamos tiempo -respondió nuestro negociador- No es una suma sencilla de obtener y usted lo sabe.
– Lo sé -se puso de pie- Lo que usted no sabe es cuánto me gusta el dinero y cuánto más matar personas -levantó su arma y la apuntó a uno de los civiles del piso, los rehenes comenzaron a moverse en el piso, estaban aterrados.
– Estamos trabajando para conseguir la suma lo más pronto, pero si usted no respeta el trato no va a servir de nada -tomó aire- 25 millones y ninguna víctima.
– Le quedan pocos minutos, yo que usted comienzo a apurarme -cortó. Miré a mi superior quien se encontraba inmerso en el plano del banco, Violet esperaba que se le ocurriera algo, Lion intentaba planear algo con Pearson y el negociador miraba para todos lados en busca de no sé qué. El señor que no conocía se acercó a la mesa.
– Alguien tiene que entrar –largó el desconocido. Rodríguez giró a verlo.
– ¿Cómo dice, señor? –oculté la sorpresa. ¿Señor? ¿El hombre de traje era superior a la directora adjunta? Lo observé por unos segundos ¿Quién era?
– Alguien tiene que entrar e intentar convencer a los asaltantes de liberar a los rehenes o tan sólo para ganar algo de tiempo.
Coincidía con él, 30 minutos eran la nada misma en estas situaciones.
– Señor, tal vez podríamos ingresar por el lado oeste, si enviáramos a cinco agentes... –Allison fue interrumpida por el superior.
– La decisión está tomada, un agente debe ingresar –Rodríguez hablaba con un agente especial, imaginé que estaría intentando reunir a los agentes para tomar la decisión.
– Me ofrezco para entrar -solté. La mirada de todos se posó en mí.
– De ninguna manera -respondió Violet.
– Alguien tiene que hacerlo y con todo respeto, no tenemos mucho tiempo para hacer la elección del agente correcto –miré al hombre de traje, él parecía evaluarme. Pasé mi vista a mi superior, Hunt me observaba con seriedad.
Intenté mantener la compostura erguida y segura. Ahora mi vista estaba fija en los dos superiores de la mesa, Rodríguez y el desconocido, quienes no parecían del todo convencidos.
– Aguarden, no es una mala idea -Lion se puso de mi lado.
– No han soltado rehenes y ¿Creen que van a dejar entrar a alguien? -Hunt refutó.
– Coincido con Hunt –alegó Pearson. La observé por un momento, estaba concentrada en el mapa.
– Agente ¿Esta segura? -interrogó Violet. Asentí sin saber si realmente estaba segura. Rodríguez miró a su superior y él le hizo una seña para que se encargara, ella asintió y él se retiró.
– Si ella entra, yo también -Hunt comenzó a sacarse el chaleco antibalas, el corazón se me aceleró al ver la remera pegada a su torso, rápidamente miré a Lion.
– No –se opuso Pearson- No es necesario que dos agentes se expongan innecesariamente.
– Hay que ser estrategas –interrumpió Lion- Ella es mujer y sin ofender -se dirigió a mí- Una muy linda –miré de reojo a Hunt quien parecía querer matar a alguien, Allison se cruzó de brazos con cara de disgusto- Como sabemos son diez sujetos que en su mayoría podrían verse tentados y debilitados, creo que podríamos intentarlo -miró a Violet en busca de una aprobación.
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INFILTRADA: en el infierno. (En edición)
RomanceMia Davis es una agente especial del FBI que no se ha destacado en su corta instancia en la agencia de Washington DC., sin embargo, un allanamiento nocturno logra cambiar el rumbo de su carrera al hacerla protagonista de una investigación de gran ca...