-Crawford.
Mis ojos seguían clavados en mi amiga.
-El tiempo se terminó, es hora que vuelvas a tu celda –el guardia se puso a mi lado y aun mi cuerpo no respondía. Pestañeé haciendo que una lágrima cayera- Para hoy, Crawford –insistió. Scott me observó tratando de que reaccionara pero mi sistema se negaba a ello.
Una brusca y dura mano tomó mi brazo y me puso en pie. Comencé a dar pasos a la fuerza, el guardia me llevaba y no lograba salir del impacto de esas dos palabras.
Lion murió.
Giré en contra de la voluntad del guardia y volví a mirar a mis amigos, ahora ¿Qué podría asegurarme que no sería yo la próxima? Mi vista era borrosa pero mis ojos se fijaron en el vientre que no sabía si podría volver a ver.
Entramos nuevamente al gran pasillo que podía recorrer libremente, no obstante, no tenía ánimo de caminar. No sabiendo que un agente al mando había caído en una misión, una misión que compartíamos y que era encontrar al traidor en nuestras filas.
Mi garganta apenas lograba soportar el gran dolor que cargaba, quería gritar, quería patear y romper todo lo que se atravesara. No era justo, no es justo que muera un buen agente por una rata.
¿Allison lo mató? ¿Lo mandó a matar? No puede ser. ¡Mil veces, mierda!
Debería haberme apresurado, debí haber presionado más, ambos deberíamos estar en nuestras casas disfrutando de nuestras vidas. No obstante, jugábamos en las penumbras y el traidor nos observaba tranquilamente y con gran visibilidad.
-¿Blair? –distinguí al alcaide. Lo observaba pero mi mente estaba en otra dimensión- ¿Estas bien? -apenas asentí- ¿Queres tomar algo? –él se acercó y tocó mi frente para comprobar que estuviera bien.
-Estoy bien –logré decir- Sólo necesito tomar aire, permiso.
Tomé distancia y comencé a caminar hacia mi celda. Necesitaba tener detalles de su muerte, ¿Qué se enteró? ¿Qué hizo para que lo asesinaran? Estaba segura que su muerte se debía a un homicidio, él no se suicidaría y toda escena que diera a entenderlo era más que plantada.
Sabía que no lograría mantener la calma hasta mañana, hasta que mi superior viniera a informarme de todo lo sucedido. Mientras subía las escaleras comprendí el malestar de todos los agentes, inclusive el de Smith. Uno de los nuestros había muerto y aun así habían tenido que salir a detener a un presunto criminal. Ser la razón de que no hayan logrado su objetivo sólo terminó de hacerme sentir mal.
La cena llegó y no tenía apetito por lo que lavé mis dientes e intenté dormir.
La imagen de Matthew Lion en el gimnasio ayudándome a hacer las abdominales, cuando cenamos en casa de Romano, en la sala de juntas, vino a mí haciendo que el insomnio llegara.
Tan joven para morir y aun así, al traidor no le importó. Peor aún, sabíamos que el traidor se hacía pasar por uno de los nuestros por lo que, no entraba en mi cabeza como tuvo los cojones de asesinarlo.
Payton insistió en que le contara la razón de mi estado, sin embargo, fingí tener jaqueca y con eso, evite una larga mentira. Al final de cuentas, la vida de Blair se trataba de una mentira tras otra.
El lunes comenzó y aún no lograba estar tranquila, sabía que no lo estaría hasta saber qué fue lo que sucedió, por lo que mi mañana transcurrió con ansiedad. Necesitaba que la hora de la visita llegara inmediatamente, sin embargo, Hunt no apareció en todo el día.
Martes, miércoles y jueves se volvieron un verdadero infierno, Hunt no había venido y la ansiedad estaba pudiendo conmigo, apenas lograba comer algo y mis compañeras lo notaban empero no dejaba de mentir y de fingir que estaba bien. Regina apenas me determinaba y estaba segura que había echado a perder toda posibilidad de entrar a su círculo.
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INFILTRADA: en el infierno. (En edición)
RomanceMia Davis es una agente especial del FBI que no se ha destacado en su corta instancia en la agencia de Washington DC., sin embargo, un allanamiento nocturno logra cambiar el rumbo de su carrera al hacerla protagonista de una investigación de gran ca...