Llegamos al bar de nuestros comienzos, el Citron. Era viernes y por ello todo parecía estar lleno, no obstante, mi amigo había hecho una reserva y mientras la corroborábamos saludé al colombiano de la barra. Nos acercamos a la mesa del segundo piso que se encontraba pegada a la escalera. Las luces de colores alegraban el ambiente, amaba este lugar. Una chica de pelo negro y ojos asombrosamente celestes se acercó a nosotros, Scott se puso de pie.
- Camille, Mia. Mia, Camille –presentó. Le sonreí a la chica que había logrado que mi amigo volviera a ser el mismo.
- Un gusto, Camille –extendí mi mano.
- El gusto es mío, agente –correspondió mi mano.
- Mia, por favor –pedí, ella sonrió y se sentó en la silla que mi amigo se preocupaba por mover para ella. Observé la escena, parecía que realmente le gustaba, desvíe mi vista a la entrada cuando Scott se acercó a besarla. Visualicé a Mike y extendí mi mano para que me viera, él no parecía encontrarnos y aproveché a observarlo. Traía una remera blanca con un jean negro, una chica lo chocó con aparente disimulo y ésta le sonrió, él pidió disculpas sin prestarle mucha atención, sonreí, era tan caballero. Subió las escaleras y nos vio. Se acercó sonriente.
- Disculpen la demora –habló y extendió una mano para saludar a Scott- Hola, soy Mike –saludó a Camille, ella estrechó su mano.
- Camille, un gusto –Levine se sentó a mi lado y besó mi mejilla.
- Estas hermosa –aseguró. Sonreí.
- Y usted está muy lindo, agente –él extendió un brazo hacia mi silla y miramos a la pareja de enfrente, ellos estaban en su mundo.
- ¿Pedimos algo? –le pregunté a mi cita.
- Es la primera vez que vengo así que confió en tu opinión –asentí y miré la carta. La conocía de memoria, sin embargo, eso me daba tiempo de seguir procesando mi vida. Bajé las escaleras para hacer el pedido y tuve que hacer fila entre tanta gente. Llegó mi turno y pedí unas pizzas, no sabía el gusto de Mike y menos el de Camille, por ende, fui por algo básico y que no fallaba nunca, además pedí cuatro cervezas.
Volví a mi lugar y noté que todo seguía igual, Scott inmerso en Camille y ella en él, Mike miraba su celular y la escena me pareció de lo más aburrida.
- Esta es la peor cita doble que he tenido –largué al sentarme. Mike río.
- También la mía –la pareja sonrió algo avergonzada.
- Disculpen –habló Scott, yo oculté mi sonrisa- ¿Ya pidieron algo? –asentí.
- ¿Cómo te está yendo en las prácticas? –le pregunté a Camille para sacar un tema. Ella se acercó a la mesa para que la podamos escuchar bien, la cantidad de personas y la música hacían imposible la tarea de escucharnos.
- Creo que bien, tampoco es que sobresalga mucho –hizo una mueca- Pero intento concentrarme en mis avances y no en los ajenos.
- Esa es la clave –agregó Mike. Él no sabía que ella era una agente a prueba pero ahora lo habría entendido como así también que Scott mantenía una relación no aprobada por el FBI- Yo solía compararme todo el tiempo –lo observé- No lograba acertar un disparo al ver que mis colegas lo hacían sin titubear, siempre hay alguien peor que uno, dicen –sonrió- Pero eso no suele importar en ese momento, sino que prestamos atención a los que son mejores. Empecé a ver que hacían ellos, no para compararme, sino para ayudarme, así noté como era la posición, como se balanceaban, como lograban apuntar y acertar. Después mejoré la técnica y la hice propia, ahora puedo decir que soy un buen tirador.
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INFILTRADA: en el infierno. (En edición)
RomansaMia Davis es una agente especial del FBI que no se ha destacado en su corta instancia en la agencia de Washington DC., sin embargo, un allanamiento nocturno logra cambiar el rumbo de su carrera al hacerla protagonista de una investigación de gran ca...