El guardia cerró la puerta detrás de mí, esta vez no tuve que esforzarme en tantear mi cama, la luz de la celda estaba prendida ya que Payton leía uno de sus libros. Apenas me miró cuando llegué y me tiré en la cama, estaba exhausta y para peor, mi día aún no terminaba.
-Necesito tu ayuda –largué mirando el techo.
-No tengo drogas –respondió. Me incorporé en el lugar y la miré confundida.
-No iba a pedirte drogas –ella cerró su libro y me observó- Sin embargo... No me vendría mal algo de cocaína –aseguré. Ella pareció sorprendida.
-¿Cocaína? –preguntó incrédula- Pensé que lo tuyo era la marihuana –sonreí al recordar una conversación con Calvin, según él la marihuana era para cobardes, para los que quieren drogarse pero sin arriesgarse, algo que para él no tiene sentido.
-La marihuana es para cobardes –Payton medio sonrió.
-Gracias por lo de cobarde –largó. Joder- ¿Con qué querías que te ayude? –tomé aire.
-Con Agnes.
-No –negó rotundamente- No me meto en asuntos ajenos y vos deberías hacer lo mismo –tomó su libro y volvió a abrirlo. Miré la foto de sus dos hijos y luego a ella, sus rulos caían sobre sus hombros y parecía concentrada en lo que leía.
Aclaré mi voz.
-Ella está embarazada.
Payton levantó su vista del libro y quedó estática.
-Si fuera yo en su lugar, no podría imaginarme perder a Tom, preferiría morir antes de perderlo –bajé mi vista a mis manos. Necesitaba refuerzos y no podría sin la ayuda de alguien más- Agnes quiere saber lo que es ser madre y yo no puedo hacer como si nada, es muy chica para...
-Basta –giró a verme- A mí también me da lástima lo que le van a hacer –fruncí el ceño. Yo no siento lástima por Agnes- Pero meternos con Regina y sus mascotas no nos va a ayudar en nada ¿Qué hay de tu instinto de supervivencia, Blair? –preguntó. Me puse de pie y ella me observó.
-Nosotras tenemos algo que ellas no –aseguré. Levanté mi remera y comencé a sacar los cuchillos que había tomado de la cocina, el frío de las cuchillas de diferentes tamaños abandonó mi cuerpo para dejarlas sobre la cama de mi compañera.
Payton abrió grandemente los ojos.
-Si se llegan a enterar que los robaste... Van a aumentar tu pena –aseguró asustada- Y también la mía si creen que soy tu cómplice –se puso de pie nerviosa- Es mejor que te olvides de...
Un grito logró callarnos a ambas. Mis ojos se clavaron en Payton y luego en los cuchillos. Otro grito volvió a sobresaltarme y no dudé en sacar de mis zapatos unos pequeños trozos de alambre que había conseguido en la cocina. Sería suficiente para abrir la cerradura de la celda, sabía cómo hacerlo y por eso, me puse de rodillas mientras las suplicas llegaban a mis oídos haciendo que mi piel se erizara.
-¡No, por favor, no!
- Blair, no me digas que en serio pensas salir –habló Payton.
-¡Suéltenme! –pidió Agnes. Mi mente se concentraba en el alambre que sostenía como refuerzo en la parte inferior a medida que giraba lentamente y en mi mano derecha que sostenía el alambre que movía sin parar de arriba abajo para encontrar los pernos y con ello, poder destrabarla.
-Te van a matar –afirmó. Ignoré su comentario y seguí con la cerradura- No lo hagas, Blair –pidió Payton. Podía sentir el miedo en su voz y podía reconocerlo en mi cuerpo empero no podía detenerme. Estas situaciones eran un detonante para mí y mi modo de operar sin preocuparme por los riesgos.
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INFILTRADA: en el infierno. (En edición)
Roman d'amourMia Davis es una agente especial del FBI que no se ha destacado en su corta instancia en la agencia de Washington DC., sin embargo, un allanamiento nocturno logra cambiar el rumbo de su carrera al hacerla protagonista de una investigación de gran ca...