Capítulo 35.

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72 horas antes del ingreso a la Penitenciaria.

La mañana comenzó con un desayuno continental, mi familia parecía relajada de no tener que irse tan pronto y yo agradecía su presencia, de lo contrario, no hubiera logrado sobrellevar este momento.

Había avisado en la agencia que hoy iría por la tarde para mi encuentro con González y como las cintas de la Penitenciaria aún no habían llegado, algo que resultaba sospechoso, no pensaba hacer mucho más.

Almorzamos y descansamos para luego prepararme y hacer frente a mi último día de capacitación. Me bañé e intenté mentalizarme sobre la posibilidad de cruzarme con Hunt en la agencia, no sabría cómo iba a reaccionar, sólo sabía que lo de anoche había marcado un antes y un después en lo que sea que pasaba entre nosotros.

Antes de llegar a la agencia pasé por Starbucks, compré dos cafés y algunas donas para luego seguir camino. Adam me recibió en la recepción de la central y subí al tercer piso. Llegaba tarde a mi encuentro y medio corrí con las cosas en mis manos, estaba enfrente de la puerta de la sala de juntas y la empujé con mi cuerpo. Calvin González esperaba con cara de pocos amigos, miró mis manos cargadas de comida.

- Disculpa la demora, quise traer algo para celebrar nuestro última día soportándonos –él medio sonrió.

- Disculpas aceptadas –le extendí un café y puse las donas entre medio nuestro- El día de hoy vamos a practicar la técnica de aspiración, debemos reforzar ese aspecto –asentí- Y eso será todo.

El objeto, creación de nuestro equipo tecnológico, era pequeño y fácil de ocultar, sin embargo, sería mi elemento, mi única forma de acercarme a la cocaína sin ser atrapada por ella. Luego de formar líneas y líneas de algo parecido a la cocaína y de, en consecuencia, aspirar, apoyé mi espalda en la silla. Ya no sentía mi columna vertebral de tanto practicar la postura encorvaba de drogadicta.

- Otro punto fundamental que hoy practicaremos son los efectos de la cocaína –anunció luego de una hora de práctica. Joder, esto era humillante.

- ¿Queres que actúe enfrente tuyo? –pregunté incómoda. Sabía que debería fingir estando en la cárcel, pero eso sería frente a personas que no conocía y que creerían el cuento de que soy drogadicta, en cambio, Calvin sabía quién era y eso me exponía de alguna manera.

- No hay de otra, Blair –giré mi cuello en varias direcciones para descansarlo, estiré mis brazos, me puse de pie y caminé un poco. Debía concentrarme, antes de todo era una agente y este era mi trabajo- Desde el principio, agente, quiero ver cómo te drogas y cómo te afecta particularmente –rodé los ojos.

- No te pongas exigente que acá la que puede morir soy yo, no vos –él alzó las manos en son de paz y yo respiré varias veces antes de posicionarme en mi lugar. Él armo la línea de cocaína falsa y yo la observé más del tiempo del normal, quería hacer creer que realmente la deseaba y la necesitaba. Saqué mi objeto intentando no apartar la vista de lo que tenía enfrente.

- ¿Qué es eso, Blair? –preguntó Calvin. No lo miré, seguí concentrada en lo mío, en la falsa droga que me observaba lista para ser consumida.

- Es mi objeto de la suerte –respondí.

- ¿Me dejas verlo? –negué.

- Tal vez, luego –me abalancé sobre la droga y tapé un orificio de mi nariz para colocar el objeto en mi otra fosa nasal y apretando el dispositivo me deslicé sobre la línea dejando que el micro-aspirador silencioso la absorbiera. Apenas quedaba un pequeño polvillo de lo que había, algo que se asimilaba a los restos normales y corrientes de una aspiración. Esto funcionaba de maravilla.

INFILTRADA: en el infierno. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora