El ingreso.
0 horas antes del ingreso a la Penitenciaria.
Abrí mis ojos lentamente, sabía que había dormido poco ya que mis ojos pesaban. Observé el reloj de mi habitación, este marcaba las 4 am, intenté moverme pero Connor me tenía envuelta en sus brazos. Sentía su pecho subir y bajar por su respiración. Mi piel se había impregnado de su perfume y no quería que este momento terminara jamás. Cómo pude me separé lentamente para no despertarlo y me senté en la cama.
No me cansaba de recorrerlo y memorizar sus facciones, era lo más hermoso que había visto. Recordé los besos, las caricias y mi nombre en sus labios. Sonreí. Aunque había dormido apenas dos horas estaba renovada y con energía de sobra. Decidí empezar a prepararme para mi ingreso, daría todo por encontrar al traidor lo más pronto posible y así regresar para poder vivir todo lo que debía vivir con Hunt. Ahora más que antes tenía varios motivos para volver.
Entré a la ducha para quitarme el sudor y su perfume de mi piel. El agua recorría mi cuerpo y luego de unos minutos salí para seguir mi típica rutina. No quise entrar a mi cuarto para no despertarlo, ayer lo había notado cansado y el ejercicio de anoche no ayudaba al descanso.
Me vestí con una remera ancha y larga que encontré en la habitación de huéspedes y comencé a preparar mi bolso. Mi celular sonó y sonreí al ver el nombre de mi amigo.
-Llamo a la estafadora más temida de Washington –habló con voz seria haciendo que riera- ¿Se encuentra ahí o ya escapó a las Islas Caimán?
-Sigo acá.
-¿Cómo estas, peque? –volvió a su voz normal.
-Tengo sentimientos encontrados –respiré hondo- No sé qué va a pasar y eso significa que no tengo el control de todo y eso me...
-Te asusta –completó. Asentí aunque sabía que no podía verme- Mia sé qué no hay nada que pueda decirte que cambie tu fututo pero si de algo sirve estoy seguro que nadie más podría ocupar ese lugar –mis ojos se empañaron- Imagino que el miedo es uno de esos sentimientos que tenes mezclados y... está bien pero no dejes que te controle, vos sos fuerte y una de las mejores agentes del FBI, no lo olvides, peque –tomé aire para no largarme a llorar. Scott tenía la habilidad de decir las palabras correctas, algo que admiraba de él- Te voy a extrañar.
-Yo también, Scottie –logré decir.
-Quiero que me llames, voy a pagar la llamada de la Penitenciaria, no te preocupes –reí- Hablando en serio, llámame cuando estés lista para hablar, sin presiones.
-Te quiero, nene.
-Yo más, Mia.
Luego de despedirme y prometer que llamaría cuando fuera posible puse mis objetos personales en el bolso. Esas serían las cosas que si podría ingresar en la Penitenciaria como mi cepillo de dientes, un libro elegido por la agencia, más bien, una biblia y la foto ficticia de mi hijo falso, Tom Crawford. Puse la cafetera y me preparé para tomar el mejor café del mundo, el colombiano.
Escuché que la puerta de mi habitación se abría y mi corazón comenzó a latir con intensidad cuando Hunt apareció sin remera. Tenía los ojos entrecerrados por las luces prendidas, se acercó a mí y dejé que me subiera a la mesada para luego besarme. Corrió mi cabello y comenzó a besar mi cuello.
-¿Cómo dormiste? –preguntó entre medio de los besos que me hacían delirar.
-Muy bien –logré decir- Y ¿vos?
Aún no me acostumbraba a tutearlo.
-También muy bien –su voz rasposa erizó mi piel. Debía irme pero no quería, si de mí dependiera me quedaría todo el santo día a su lado, teníamos tanto por hacer juntos.
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INFILTRADA: en el infierno. (En edición)
Roman d'amourMia Davis es una agente especial del FBI que no se ha destacado en su corta instancia en la agencia de Washington DC., sin embargo, un allanamiento nocturno logra cambiar el rumbo de su carrera al hacerla protagonista de una investigación de gran ca...