Capítulo 32.

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- Fue un buen comienzo, agente.

- Dígame Mia –pedí- Después de contarle mi vida no necesito esa distancia profesional –comenté, él sonrió.

- Mia –asentí- Por lo que puedo observar la vida ha sido algo difícil para vos, la muerte de tu papá evidentemente te ha marcado pero lo has podido sobrellevar, sino no estarías aquí –acarició su mentón- Sin embargo, noto que a pesar del dolor que decís sentir has avanzado y mucho. Tenés que saber que la duración del duelo es algo que varía en cada persona, no tenés que preocuparte por eso. Cuando sientas que su recuerdo ya no duele como antes y que podes hablar de ello sin problema vas a entender que estás dando un paso muy grande en ese duelo y por eso, finalizándolo –respiré hondo ¿Cuándo llegará ese momento?- Sobre tus amigos, Mia, tenes que entender que las personas creemos controlar nuestras vidas, sin embargo, no lo hacemos. Hay otros factores que influyen y determinan nuestras decisiones. No puedo hablarte mucho de ellos, porque creo que el problema no son ellos, sino vos –abrí mis ojos y me reincorporé en el lugar.

- ¿Cómo que el problema soy yo? ¿Eso se le puede decir a un paciente?

- No me malinterpretes, lo que quiero decir es que el problema te afecta a vos pero porque de alguna manera veías en ellos lo que no podías pero querías tener –tragué en seco- Y te dolió su separación porque tu esperanza estaba puesta en que si ellos podían, vos también –abrí y cerre varias veces mis ojos ¿Eso es cierto? ¿Será posible?- ¿Actualmente estas en una relación sentimental? –volví a acostarme en el sillón y exhalé.

- ¿Tiene tiempo, doctor? –pregunté antes de empezar a contar mi dilema, sin dar nombres. Sabía que el secreto profesional no le permitiría hablar con nadie de todo lo que dijera y eso en parte creaba confianza. Él se acomodó en el lugar- Me gusta un agente al mando y si hasta ahora no ha pasado nada es porque quiero respetar las reglas, pero... -recordé a Hunt sentado en el capo de su auto- Cada vez se vuelve más difícil y no sé hasta cuando voy a poder mantenerme lejos –tomé aire- ¿Qué opina, doctor? –interrogué.

La sesión fue diferente a lo que pensé, me permitió ver algunas partes grises de mi interior. Lo de mi papá seguía doliendo como hace cuatro años y por ello podía decir que no había dado el gran paso del que el doctor hablaba, no obstante, lo de mis amigos fue muy revelador, cuando él lo dijo algunas cosas parecieron encajar y me dieron paz. Era cierto, mi vida amorosa era todo menos amorosa y estaba cansada de ello, pero verlos me hacía creer que tal vez el amor no estaba muerto y que sólo tardaba en llegar.

Sobre Hunt, el doctor observó que mi interés en cumplir las normas sería algo que no me dejaría tranquila y por ello, su consejo era que tomara la decisión que me daría un mayor porcentaje de paz. Por suerte, a pesar de que anoche me dolió mi decisión, parecía ser lo correcto. Ahora, quedaba cumplir con la distancia, algo no tan sencillo como creía.

Caminé por el primer piso, volvía a las oficinas con otra energía, luego de la ira que me había tomado por el estúpido título de la agente del momento, la sesión había iluminado mi día y mi vida.

- ¿Podríamos repetir lo del otro día? –escuché un susurro. Era normal encontrarse a alguna pareja entre las grandes columnas de vez en cuando. Empero la conversación tomó peso cuando reconocí a una de las personas. La chica de pelo negro giró al escuchar mis pasos y me permitió ver a mi amigo, Scott. Él pareció avergonzado y por eso, decidí acelerar mis pasos y dejarlos solos.

¿Scott Wagner superó a mi amiga? ¿Qué? No pude evitar sonreír ante la idea de que este mejor.

Llegué a las oficinas e ignoré las miradas, miré la silla de al lado, Heather no había llegado y mi celular todavía no recibía respuesta. Dediqué mi mañana a leer nuevamente los interrogatorios de los encarcelados, intentar encontrar algo que me diera una pista, un indicio de quien podría ser el traidor. Luego estudié mi perfil criminal, lo leí del derecho y del revés hasta aprenderme de memoria todos los datos importantes.

INFILTRADA: en el infierno. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora