Luego de llegar al Rock Creek Park, ambos comenzamos a caminar en completo silencio. No sabía si la falta de comunicación se debía a mi sobredosis consciente o al hecho de que anoche no había sucedido nada.
-¿En qué pensas? –interrogó.
Mis pies caminaban con total libertad en el puente de piedras del gran parque arbolado. Había extrañado este magnífico lugar. Las hojas naranjas, rojas y verdes demostraban la invasión del otoño.
-En nosotros –confesé. Él giró a verme y yo oculté parte de mi rostro con los bordes de su chaqueta, la cual me había cedido.
-¿Puede ser más precisa, agente?
Sonreí.
-No, señor –respondí- No puedo ser precisa con algo incierto.
-¿Incierto? –interrogó divertido.
-Ninguno de los dos sabe cómo va a terminar todo, ¿quién sabe? Tal vez lo que le pasó a Lion...
-No vas a terminar como él –frenó su paso y lo imité.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Te veo Mia –observé sus ojos azules con detenimiento- Siempre te observé y estoy convencido que nadie hubiera hecho mejor el papel, como así también sé que vas a ser quién descubra al traidor –hice una mueca.
-Ojalá tengas razón –él tomó mi rostro entre sus manos y aunque mi cuerpo parecía querer temblar ante el simple tacto, contuve el aire mientras la distancia desaparecía. Detallé sus labios y con ello, mi corazón comenzó a latir con intensidad. Lo deseaba, lo extrañaba y lo necesitaba, empero algo dentro de mí lo impedía.
Su teléfono volvió a sonar rompiendo el momento a lo que me alejé sin dudar.
-Agente Hunt –habló- Romano puede ocuparse –seguí con mi vista el recorrido del agua- Estoy ocupado, Allison –tomé aire al escuchar su nombre. Recordarla en la visita a la Penitenciaria era suficiente para tirar abajo toda mi energía. Hunt le había contado sobre mi abuela y era algo que realmente me enfurecía, y también el hecho de que la agente al mando aseguraba que últimamente "salían más".
Maldita perra.
Él dio una serie de instrucciones a seguir durante su ausencia sin mostrar ningún tipo de emoción hacia Allison. Seguido a esto, terminó su llamada. Mis brazos estaban apoyados en las paredes del puente y aunque deseaba estar acá, ya me encontraba pensando en mi abuela. Era inevitable.
-¿En qué estábamos? –preguntó poniéndose a mi lado.
A penas lo observé.
-En que muero por unas donas del Café du Parc –comencé a caminar, dejándolo detrás. Terminé de transitar por el puente para luego llegar a los caminos asfaltados- ¿No sería mejor que evites la ira de Preacher? –interrogué cuando se puso a mi lado. Faltar a nuestro trabajo era un lujo que no podíamos darnos salvo contadas excepciones como, enfermedad o duelo. Sin embargo, yo no había podido tomarme mis respectivos días. No en plena misión.
-¿Lo dice quien salió de su celda para defender al alcaide? –frené mi paso.
-¿Qué...?
-¿Mia? –Hunt desvío su mirada detrás de mí y tardé en procesar que alguien decía mi nombre.
Soy Mia ahora.
Volteé a ver a Lily Smith, estaba agitada y parecía venir de correr una maratón. La agente llevaba un conjunto deportivo, no pude evitar notar que su cuerpo se veía atlético como siempre.
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INFILTRADA: en el infierno. (En edición)
Roman d'amourMia Davis es una agente especial del FBI que no se ha destacado en su corta instancia en la agencia de Washington DC., sin embargo, un allanamiento nocturno logra cambiar el rumbo de su carrera al hacerla protagonista de una investigación de gran ca...