Cuando la Diosa del abismo dejó todo su mundo y subió a los cielos, inicio un infierno ardiente para el Diablo, quién se quedó con su corazón destruido, aquello fue una ventaja para que un nuevo enemigo se alzará en contra de la oscuridad y de la lu...
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Maraton 1/4
Yasbeth
Respira. . .Respira.
Escuchó decir en mi oído una y otra vez. El dolor en mi vientre es insoportable, las últimas noches he dormido plácidamente y hoy amanezco con dolor. Un dolor infernal.
—Estarás bien, ya pasara, tranquila.
Yahnnetts intenta calmarme mientras masajea mi vientre lentamente, logrando que cese un poco el dolor.
Siento como algo dentro de mí se mueve de una forma anormal, como si estuviese rompiendo mis costillas una por una.
—Tienes que dormir — Se acerca Gabriel, me toca la frente suavemente haciendo que cayera en un sueño profundo y lindo.
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Miró el paisaje por el balcón como cada mañana sin falta lo hago, es sin duda una imagen precisa y perfecta. Justo como el atardecer que vi alguna vez volando sobre el mar, en las alas del demonio.
Estoy sentada sobre una de las sillas de madera, ya me cuesta estar de pie, mis pies están hinchados la mayoría del tiempo y la barriga pesa y mucho, eso que solo tengo veintidós semanas.
Yo no cuento las semanas o el tiempo, pero lo sé. Mi cumpleaños ha pasado, pedí que no hicieran nada por mí, no quise celebrarlo porque eso solo me recuerda que el anterior estaba en París.
Mi cabello esta muchísimo más largo, las noches pasan y el día, mi barriga ha crecido demasiado y los síntomas en vez de disminuirse han aumentado. Los síntomas son una tortura, dolores la mayoría del tiempo, hinchazón, he bajado de peso, casi puedo ver mis propios huesos cuando me miro al espejo, por eso ahora no me gusta mirarme mucho, parezco muerta.
Vómitos, los vómitos es la tortura más grande, porque no vómito la comida como las primeras veces, ahora vómito sangre, las primeras veces que vomite sangre pensé que me iba a morir, estaba paranoica, pero me explicaron que es normal para mí porque no tenía a un bebé común dentro de mí, es un demonio, mi hijo es un demonio que me consume desde adentro, admití que no era un bebé común cuando una mañana desperté por tirones en la parte baja del vientre y pude ver una manita reflejarse, no fue agradable en realidad sentí como me estaba quemando con su toque.
Me he enamorado de mi hijo eso sin duda, pero también tenerlo dentro de mí es doloroso, tortuoso y hasta peligroso.
Escuchó toques en la puerta.
—Adelante.
Se abre la puerta y entra.
—Yas — Mikael se acerca a mi —Gabriel y Yahnnetts me contaron lo que te pasó esta mañana, que tuvieron que dormirte.
Habla suavemente, me giró hasta mirarlo a sus ojos.
Asentí.
—Así es, amanecí mucho más mal que ayer, no creo que pueda ir a practicar — dije con pesar, las cosas con Uriel van avanzando, y con Ezequiel por lo menos soy más ágil.
