CAPÍTULO:➓ ℂelestial.

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Maraton 3/4

Yasbeth

Luzciel.

Mi Luzciel. — susurró.

Es tan pequeñito, tan frágil, tan vulnerable y precioso.

Es el ser más precioso que pudiera haber visto.

¿Cómo alguien puede ser así de perfecto?

¿Cómo alguien que salió de mi puede ser tan magnifico?

Siento como se mueve en mis brazos y se acurrucaba como buscando adaptarse a mí. Acercó mi mano a la suya y me coge el dedo con fuerza, como si no quisiera soltarme nunca más. Mi niño hermoso y divino.

Ha llegado a este mundo para darme toda la felicidad que un día se me fue robada, él había llegado para reconfortarme con su amor.

Recuerdo que estamos en abril y que este es el mes de mi hermana, pero ahora, es el mes de Luzciel, su tía compartiendo este mes con su sobrino.

— Luzciel — vuelvo a pronunciar.

— ¿Ese es el nombre que le diste? — dirijo mi vista a aquella voz, entró Yahnnetts y detrás de ella viene Leit-Rad, junto al príncipe, el cual luce aún más apuesto ahora que lo detalló, ambos poseen la mirada cansada.

— No sé si es un nombre, solo me vino a la mente apenas lo vi — me acomode un poco en la cama con mi hijo en brazos aún me duele el cuerpo por completo.

Ellas caminan hacia mí, se escuchan sus pasos chocar con la madera gruesa del suelo.

— No lo niego, es un nombre muy bonito — Susurró la arcángel — ¿Cómo te sientes?

— Cansada. — no dude en responder, así me siento en realidad, cansada, débil, agotada, adolorida, pero a pesar de todo eso estoy feliz.

— Me imaginaba que así ibas a estar, por eso los demonios te van a ayudar en todo, nosotros tenemos que ir al cielo, pero volveremos en cuanto antes, vamos a hablar con Miguel — asiento a sus palabras — Todo está protegido, vas a estar a salvo.

Yahnnetts se acercó a mí, me dio un corto besó en la frente y se retiró.

Me quede a solas con los demonios. Ciro no dudó en irse contra mí para abrazarme despacio de no incomodar al bebé.

— No puedo creer que estén aquí— murmuro para que los dos puedan escucharme.

Leit-Rad se acercó un poco más a mí, alzó su mirada y me sonrió como si hubiera esperado por mí.

— Estoy muy feliz de poder volver a verla, mi Diosa, no tiene ni idea cuanto la había extrañado y cuando los arcángeles me dijeron que iba a dar a luz, me sentí aún más feliz — su voz sigue siendo melodiosa como siempre.

— También estoy feliz de verlos, pero les pediré una cosa. — Ellos me observaron en espera de lo que iba a decir — No me vuelvan a llamar Diosa, ya no lo soy.

Leit-Rad bajo la cabeza y asiente apenada, al igual que Ciro.

— Como usted ordene, mi señora.

— Ahora vengan, siéntense— señale a un lado de mi. El príncipe no esperó otra orden para sentarse, mi sirvienta dudó un segundo hasta que al final se sentó— ¿Cómo llegaron aquí? ¿Por qué los arcángeles los trajeron?

Tome a mi bebé y lo acomode a un lado de mi en la cama con mucho cuidado.

— El libro que usted leyó sobre la promesa fue solo por encima, no profundizo todo lo que tenía que pasar, solo un ser oscuro podría ayudarla a traer al anticristo al mundo, si un arcángel lo hacía usted podía morir, su hijo le pertenece a la oscuridad porque es de él — No dijo nombre, pero supe a quien se refería. Diablo. — Por eso los arcángeles nos contactaron, para ayudarla, saben de nuestra lealtad a usted.

Diablo: Renacer2©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora