CAPÍTULO:𝟑𝟓 Amare

823 38 118
                                    

A M A R E

Mi alma regresa a mi cuerpo, suspiro al sentir toda su aura, todas sus sensaciones, tres semanas sin él se ha sentido como un verdadero infierno, y mucho más al no saber dónde estaba, ni cómo. Por unos largos segundos, solo nos observamos el uno al otro como si necesitáramos asimilarlo, aclarar nuestras mentes al estar frente a frente. Sonreí sin enseñar mis dientes, atenta a como sus ojos me recorren de arriba abajo.

Sus ojos lucen extraños, no es igual a los de antes, no es la mirada de él, sigue siendo suave, y con ese toque de fuego, pero arde con más intensidad, y el color de su mirada ya no es solo rojiza, posee pequeños puntos azulados.

Los labios carnosos de Diablo se curvean en una sonrisa perversa, pero llena de calma, lo ojeo, no hay marcas en su rostro, solo una breve barba, casi visible. Luego de unos segundos en completo silenció, lanza su comentario.

—¿Aún me amas? — Sus palabras enviaron un cosquilleo por mi cuerpo.

Su simple presencia, su vestimenta, su cuerpo, su aura que me hipnotiza, y el haberlo extrañado tanto, todo eso me impulsa a tomarlo del brazo con fuerza, atrayéndolo a mi cuerpo, sus ojos se encuentran con los míos, y lo miró con ganas, con anheló, el hecho de que él este de pie en mi puerta me hace enloquecer más.

Lleva las manos a mi cabello dando un tirón que me arquea el cuello, sus labios rozan los míos y acto seguido invade mi boca con un beso pasional que me obliga a aferrarme a la tela de su suéter. Nuestras lenguas se unen, nuestros alientos se funden y mi cuerpo reacciona al tenerlo contra mí.

Se sintió como si volviéramos al principio, pero mucho mejor, porque ya tengo claro quién es él y él ya no es cobarde con los sentimientos. Lo besé pidiéndole perdón, me beso perdonándome como si no lo hubiera destruido. El viento entra por la puerta, la brisa fría contrasta con el calor de nuestros cuerpos cuando me abraza pegándome más.

Lo jaló aún pegada a él y con mi pie cierro la puerta detrás. No pude evitarlo, las lágrimas me recorrieron las mejillas al sentirse tan maravilloso, saber que no me odia, no me aborrece como lo hago yo misma en estos momentos.

—¿Qué crees? — Susurró, apoyando mi frente contra la suya — Tuya hoy, tuya mañana, tuya para toda la eternidad.

Sonríe sin mostrar los dientes, su calor me envuelve, su ser me atrapa.

—Si hubiera sabido que ibas a pronunciar aquellas palabras después de que me arrancarán las alas, se lo hubiera pedido a Yahnnetts desde el principio — Dice en tono de burla, pero no pude reírme de su chiste.

—Perdóname, por favor, perdóname — Murmuré, niega — Cuanto lo siento.

—No, tú no tienes la culpa de nada, amor — Me calma, alza mis muñecas depositando un besó en cada una de ellas — Él único que tiene la culpa soy yo, desde el principio la tuve, soy el que debe pedirte perdón, soy quien entregando el mundo a tus pies nunca va a terminar de agradecerte, agradecer el amor que me brindas.

Todo estalló dentro de mí, es como si las estrellas se iluminaran, esboce una sonrisa en medio del llanto.

—No quiero perderte — Apreté la tela de su suéter con más fuerza. Como antes, él limpio con sus dedos mis lágrimas.

—Siempre serás mi debilidad cuando lloras —Sigue— Aunque el alma entera tenga que entregar, juró que nunca, nada nos separará, no me perderás, Yasbeth.

—Ámame Diablo, más que nunca necesito que me ames — Pido.

—¿Más? — Pregunta incrédulo — Vas a colapsar de tanto amor, querida esposa.

Diablo: Renacer2©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora