𝔼𝕡𝕚𝕝𝕠𝕘𝕠

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Epilogo

Narrador omnisciente

4 años.

Golpeado.

Golpeado, mallugado y adolorido, es como se encuentra aquel señor que se le descubrió merodeando por el castillo Lucero, con tal de buscar información para otorgársela a él ex príncipe Samael.

Intenta mover sus manos, pero están atadas detrás de él, está atado a una silla y su cabeza colgando hacia adelante, mientras intenta abrir uno de sus ojos, el cual está totalmente destrozado. Por sus buenos sentidos sabe que está en un apartado de algún salón del castillo Lucero, donde está casi todo oscuro, solo una tuene luz le recae en su rostro.

Entre la oscuridad del lugar, idealiza a varios guardias custodiando los alrededores, impidiéndole el paso por si intenta escaparse.

La mirada del señor recae cuando ve emerger de la oscuridad la silueta de un hombre alto, de cabello rubio, completamente vestido de negro, reconoce su rostro al instante, y esos ojos como el fuego que consume todo el abismo, es entonces en que empieza a luchar contra las ataduras, raspando sus muñecas en el proceso.

Temé.

Le temé al Dios tanto como lo hacen todos, sabe que él no tiene piedad, y sus torturas son una aberración, prefiere dejar de existir antes de caer bajo las torturas de aquel que una vez fue un Lucero en el cielo.

—Estás desobedeciendo las leyes, querido señor — él menea la cabeza — eso no habla muy bien de ti.

—¡Suélteme, por favor! ¡Juró que no haré nada en su contra! ¡No ayudare a Samael! ¡Lo juró!

—¿Dónde está?

Por el temblor y los nervios, el señor no logra entender la pregunta del demonio.

— ¿Eh?

—Samael. ¿Dónde está esa rata?

—No lo sé, mi Dios, yo...él solo me contacto, pero no sé dónde podría estar, no tengo idea, créeme.

—Bien, te creó — el demonio se inclina y le da una palmada en el hombro.

El señor se desconcierta por ese acto.

¿En serio el Dios le creía?

¿En serio le entendía?

El Dios se endereza cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Eso quiere decir... ¿Me perdonará, mi Dios?

El demonio lo mira penetrante por unos segundos hasta que comienza a caminar de un lado al otro en medio del salón, desesperando al señor por su silencio, por su actitud.

—Las celdas del abismo están repletas de ángeles caídos, demonios, y seres que intentan rebelarse, y justo hace cuatro años capturamos a quién intento crear una rebelión en contra de mi trono y autoridad, ella sufre día con día, hora por hora, todos aquellos que intentan rebelarse terminan muertos, o siendo torturados para siempre, y créeme, en el abismo para siempre es mucho tiempo, demasiado.

<<Las llamas arden, mientras despedazan tu piel y como somos entes demoniacos las heridas pueden cerrarse, pero entonces vuelven a abrírtelas, una y otra vez, sin parar, sin descanso, te hostigan, te maltratan, te repudian, y te tratan como la rata que eres, como el maldito traicionero. El abismo no respeta fe, creencias o que título posees, solo saben hacer una cosa, torturar y destruir.

El cuerpo del señor empieza a temblar involuntariamente, con cada una de las palabras del Dios.

—Samael está haciendo de la suya, y lo hará por mucho tiempo, pero al final siempre vence el poder del inframundo. Todos los que están con el caerán y arderán.

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⏰ Última actualización: May 05 ⏰

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