CAPÍTULO:𝟚𝟝 Yasbeth es mi . . .

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"YASBETH ES MI DIOSA"

Aśubha 

Uno de los demonios que están con nosotros llevan el cuerpo de la Diosa inconsciente, lo observo atarla a una silla, a pesar que nos dio batalla por fin la tenemos. Le colocan las cadenas de la injustica, que consiste en que ni con magia puede quitárselas, solo el Diablo es capaz de hacerlo, pero él no va a llegar a nuestro lugar.

Los ángeles caídos que me acompañan se mantienen en todas las entradas cubriendo el perímetro por si algún ser le diera la gana de cruzar el lugar. Loes, hermana de la demonio Alouqua se acerca hasta mí, nuestros hombros rozan.

—¿La Diosa Lilith sabe que secuestraste a Yasbeth? — Pregunta por lo bajo asegurándose de que ningún ser nos oiga.

—No tiene idea — Contesté. Ella me mira directo a los ojos.

—¿No se molestará? — Me ojea con un poco de miedo.

—Puede que sí, pero estará en paz cuando le demos lo que merece, en este caso, debilitaremos al Diablo y nuestra Diosa Lilith sabrá que nada fue en vano — Habló con seguridad. Es cierto, quizás mi Diosa nos haya prohibido hacerle algo a la Diosa Yasbeth, pero si todo resulta como lo planeamos debilitaremos al Diablo y Lilith podrá atacar.

Veo a la Diosa en la silla removerse, enseguida siento como sus sentidos volvieron a despertarse y reaccionar. Se despertó y sus ojos recorren todo el ático y huerto de cristal hasta caer en nosotros, sus ojos que brillan un poco el temor.

—¿Dónde estoy? — Hace una mueca de dolor cuando trata de jalar sus manos y las cadenas no la dejan. Doy unos pasos hasta quedar enfrente de ella.

—Es un placer conocerla, Diosa —Dije— Lo siento, pero no podemos responder su pregunta, solo imagínese que está en un lugar alejado de todos, sin salida alguna.

Le dedico una sonrisa, para mi sorpresa ella me la devuelve, su sonrisa es picara, llena de coquetería y oscuridad. Me recuerda al Dios. Entonces lo supe, Yasbeth no es ninguna santa, puede llegar a ser igual que él.

—Átame, encadéname a lo que quieras, pero solo eres una sirviente más, y aquí no me voy a quedar, porque tú no eres mi destrucción — Se siente igual que él, como si todo estuviera a sus pies.

—Nadie va a venir a rescatarte si eso es lo que piensas, vas a sufrir, Yasbeth, tu muerte será la debilidad del Diablo por donde atacaremos, porque para nosotros no eres nada — Esta vez soy yo la que sonríe con oscuridad, ella me mantiene la mirada, sus ojos oscuros miran los míos.

—Todo esto lo hacen solo para destronarlo a él, ¿no? — Asentí — En ese caso quiero hablar con tu Diosa, quiero que Lilith se haga presente ahora mismo, que me dé la cara si quiere matarme.

Exigió con una grandeza que solo ella puede poseer. En ese momento todos nos tensamos, los demonios que me acompañan saben que esto es en contra de la ordenes de Lilith.

—No tienes por qué exigir u ordenar nada, ya no eres nuestra Diosa — Intervino Loes.

Yasbeth desde la silla la observa. Entrecierra los ojos contemplándola.

—Te conozco — Afirma con cierto recelo.

La ex incuba a mi lado sonríe con gracia.

—Así es, resulta que soy aquel demonio que sacaste de los aposentos del Dios, proclamando que tú eras la Diosa, lo cual ya no eres — Se le burla.

—¿Te uniste a Lilith? — Carcajea — No mereces ni que te mire maldita incuba — Y suelta aberración por aberración. Ella puede ser ahora un celestial, pero tiene el alma de un demonio.

Diablo: Renacer2©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora