CAPÍTULO: 𝟑𝟗 En el río.

558 38 60
                                    

En el río

Narrador omnisciente.

Las olas del río gracias a la cascada la hunden, Yasbeth lucha contra la corriente helada y logra impulsarse hacia arriba, viendo el cielo rojo. La corriente es fuerte, y tormentosa.

Yasbeth intenta buscar la superficie, agarrarse de una piedra o algo para no dejarse llevar por la corriente, pero lo único que está a la disponibilidad, en su campo de visión es el río y nada más, agua más agua. Entonces intenta buscar a Lilith, pero tampoco la encuentra, entre el remolino no alcanza a ver nada.

Solo es el río oscuro y la profundidad de este, mira hacia el cielo queriendo hallar una respuesta, como salir de aquel lugar, y como decirle al Dios que Lilith ha escapado, pero cuando trata de seguir moviendo sus brazos, nadando, es la demonia quien saca su cabeza a la superficie, a solo unos centímetros de ella. La ex incuba le sonríe con gracia, su cabello está completamente mojado, y las gotas le caen en su rostro.

—No debió seguirme, Diosa — Mofa con total diversión.

Para ella, eso es lo que quiere hacer de ahora en adelante. Divertirse.

—No pienso permitir que escapes, Lilith — Le advirtió intentando alcanzarla, pero la demonia es ágil y entre las aguas se mueve con rapidez.

—¿Cree que estoy escapando? — le cuestiona con mucha perversión y burla — Yo solo quise darme un baño, llevo mucho tiempo sin hacerlo.

Y aunque la Diosa no le creyó nada, esa era la absoluta verdad, por más estúpido que pareciera, Lilith solo quería darse un baño, ella tiene un grave problema con la suciedad.

—Déjate de juegos, habíamos quedado en algo y tú has traicionado tu palabra.

—No traicione mi palabra, tú eres demasiado estúpida e ingenua para creer que no iba a escapar de esta miseria a la primera oportunidad, y eres aún más estúpida al seguirme, yo conozco el infierno de arriba abajo, tú no — suelta sin borrar esa sonrisa maquiavélica de su rostro.

—Me he arriesgado, pero no te voy a dejar ir — le sentencia, pero aquello a la demonia le da igual.

La serpiente no le teme al águila, pero lo que no sabe la serpiente es que cuando el águila vuela, ella se vuelve vulnerable, porque en el aire es inútil y débil, las águilas no pelean, solo necesitan volar para ganar.

En el castillo Lucero todo está hecho un caos, Leviatán junto Asmodeo les ordenan a los guardias buscar a Lilith por todo el infierno y Belial junto a Mammón le ordena a parte del ejercito buscar a Yasbeth. Los demás reyes se han ido para sus castillos a mandar a sus servidores a buscar a la Diosa por todo el infierno.

El Dios está desesperado, ordenando y exigiendo que traigan a su esposa, alegando que si Lilith le hizo algo la va hacer arder y es que Diablo sabe lo que la demonia es capaz de hacer, él mismo en un tiempo la entreno, es por eso que nunca dejará de decir que Lilith es su obra de arte, una obra oscura y sanguinaria.

Deja a Luzciel acompañado por la sirvienta Leit-Rad y los guardias que lo protejan, camina por el castillo hacia la entrada principal de este. Se sube a una de las carrozas y va directo al castillo del abismo donde se encuentra Abaddon.

—Quiero que las busques en cada rincón del abismo — Le exige. Sabe que el abismo es inmenso, que es un laberinto, lleno de jaulas y fuego.

—¿Cree que estén aquí? — Le cuestiona el rey.

—Pueden estar en todo el infierno, no han usado el cuarto portal, por lo tanto, no han salido del infierno.

—Enseguida enviaré a los encargados de las celdas para que las busquen, no deben ir muy lejos — Le anuncia tranquilizándole un poco.

Diablo: Renacer2©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora