CAPÍTULO:⓭ Justicia

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J U S T I C I A

El mundo se me remueve por decima vez, mi espalda chocó con el suelo duro de madera.

—Levántate. — ordeno con más firmeza que antes.

Le hago caso, me levanto del suelo. Enojada.

Ya ha sido suficiente, doy grandes zancadas hacia el arcángel y le lanzó un puñetazo en su rostro que él pudo esquivar, pero hay mismo le lance otro golpee en el estómago, el cual no pudo evitar. Se removió un poco, pero luego se acomodó y con su fuerza sobrenatural me contraataco igual, tendiéndome en el suelo otra vez.

—Cuantas veces tengo que decirte que no ataques a lo loco, no te dejes guiar por la rabia o el dolor, analiza los movimientos de tu atacante, ¡Concéntrate!

Para Ezequiel es muy fácil decir todo eso, él no es el que cae en el suelo cada dos segundos.

Vuelvo a ponerme de pie. Miró a mi alrededor, ya los arcángeles me observan con pena. Excepto por Mikael y Gabriel. El primero me observa con esperanza y el segundo con su mirada me dice lo ridícula que ha de verme.

Gabriel es así, ve ridículo a todo el mundo en especial a mí.

Seguimos entrenando todo el día.

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Tomo a mi hijo en brazos que no para de llorar. Lo acurrucó a mi pecho.

—Ya mi niño, mami está aquí — Le susurró suavemente mientras trato de calmarlo.

Camino de un lado a otro en la habitación para que se relajara y lo hizo, pronto sus lágrimas cesaron y sus dos luceros me observaron. Mi hijo sin duda es la personificación de la perfección. Estire uno de mis dedos hasta su manita y este me lo apretó como suele hacerlo. Una sonrisa se deslizó por mis labios.

Lo acurruque aún más hacia mí, apretándolo no tan fuerte, sintiendo su cuerpecito y su aroma. Sus ojos siguen fijos en mi como si supiera que yo soy su madre.

—Toc, toc, siento la interrupción — Entra Mikael con sus vestiduras blancas y su porte angelical —La sirvienta te está esperando para el baño del bebé.

Avisa.

Me acercó más a él.

—¿Puedes tomar un momento a Luzciel?

—Yas, no...

No lo dejó hablar cuando se lo paso con cuidado, él hace una expresión de negación, pero aun así lo toma. Ninguno de los arcángeles ha querido tomarlo en brazos, todos ponen una excusa cuando les pido que lo tomen. Ni siquiera lo miran por tanto tiempo.

Sé lo incomodos que deben sentirse, por esa razón salgo corriendo por el pasillo a buscar a Leit-Rad quién está preparando la ducha.

Entró al cuarto de baño y terminó de organizar algunas cosas junto a Leit-Rad. Regresó a la habitación y se encuentra Mikael justo donde lo he dejado, en esa misma posición, parece una estatua. Aquello me hizo reír. Tomo a Luzciel y le quitó suavemente la ropa.

Enjuago la cabecita de mi hijo con completa suavidad. Lo adentro un poquito más en la bañera para que se relaje en el agua tibia masajeando su cuerpecito.

Lo seco y le pongo su ropita. Su fragancia inunda mis fosas nasales. Leit-Rad observa cada uno de mis actos.

Termino de ponerle su ropita y lo acomodo en su cuna cuando ya está dormido. Pensaba que porque era un demonio no dormiría, pero antes de ser un demonio es un bebé.

Diablo: Renacer2©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora