CAPÍTULO: 4͎0͎ La princesa Eleane

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La princesa Eleane

Yasbeth.

Corro hasta el cuerpo inerte y ensangrentado que ven mis ojos. Se encuentra desplomada en el suelo, bañada en un charco de sangre, la misma sangre con la que pintaron las letras en la pared.

Su cuerpo me impacta, la abrazo empapándome de su sangre y le apartó algunas hebras de su cabello que están en su cara, está fría y mantiene los ojos abiertos, horrorizados, sin el brillo de la vida.

Le pasó mi mano sobre sus párpados, cerrándoselos, el llanto se me acumula en el pecho, y mi cerebro se niega a sopesar su partida, me duele, me duele demasiado y eso se intensifica en las lágrimas que caen por mis mejillas sin parar.

Le abrazo, aferrándome a ella.

<<Ella no tenía nada que ver>> repite mi mente una y otra vez, torturándome, haciéndome sentir culpable y miserable. Cargar con otra muerte en mi consciencia, maldigo la hora en que la volví a encontrar porque ahora no ésta, se ha ido. Leah siendo inconsciente de este mundo de mierda en el que estoy metida, ha pagado.

¿Por qué me olvidé de ella? ¿Por qué tuve que dejarla?

Está vez la abandoné y la hundí hasta el fondo. Mi corazón duele, mi alma también y es que no dejan de morir inocentes por mi culpa.

¿Este es mi castigo? ¿Qué todas las personas a las que amó, mueran? Mamá, papá, Megan y ahora, Leah.

No debí nunca regresar a la vida de ella porque tal vez esto no hubiese pasado.

Diablo se mantiene detrás de mí, con una distancia prudente, sé que intenta acercarse, pero no lo hace porque no tiene nada que decir, él no puede consolarme, no lo hizo en otros tiempos y no lo va a hacer ahora porque nunca ha aprendido a lidiar con estos sentimientos tan vulnerables.

Intento limpiar un poco a mi amiga, peinarle el cabello, y besarle el rostro, pidiéndole una y otra vez, perdón.

—Es mi culpa, Leah, cuánto lo siento, amiga, en verdad, perdóname — Le susurró, besándola. Reparando en su rostro algo golpeado y convirtiéndome en una masoquista al verlo porque aquello solo me atormenta.

<<Samael>> Es lo que repite mi mente una y otra vez, el desgraciado hizo esto, el desgraciado mató a alguien inocente, que no tenía que ver con este mundo, antes él no era mi enemigo, ahora sí, ahora se ganó a otra enemiga, voy a buscarlo junto a Diablo para cazarlo, me convertiré en la Diosa para ordenar que busquen su cabeza por todo el mundo.

El idiota me va a pagar esto, me va a pagar arrebatarme a mi mejor amiga, por hacerme sentir culpable otra vez y arrancarle la madre a una niña.

Es en este momento en que recuerdo a Alejandra, alzó la mirada y la buscó por la sala, pero mis ojos no dan con ella.

— ¿Y la niña? ¿La hija de Leah? — Le cuestionó a Diablo, intentando limpiarme las lágrimas.

Él mira a un punto específico.

—Está en el armario, desde aquí la escuchó respirar — Y es verdad lo que dice porque yo también la escuchó.

Le depositó un beso en la sien a mi amiga como último acto.

—Prometo protegerla a ella, querida Leah, prometo hablarle de ti y cuidarla con mi propia vida si es necesario.

Tomo una mano y la reposo en su vientre, tomo la otra y hago lo mismo poniéndola una sobre otra. Le peino el cabello, acomodándoselo y la contempló antes de ponerme de pie, limpiarme las lágrimas y tragarme el dolor para poder ser fuerte delante de la pequeña.

Diablo: Renacer2©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora