¿Destierro? ¿Despedida?
Y a s b e t h
Tomo al pequeño en brazos con suavidad antes de sentarme junto a Leit-Rad en el enorme salón de la mansión, al frente de nosotras están el rey Astaroth con una cara larga que parece que quiere matar a alguien y junto a él, el rey Paimon, aunque este no está tan cabreado como el otro.
—¿Por qué llevan esas caras de culo? — Cuestioné, meceo a Luzciel de un lado a otro mientras suelta unas breves sonrisitas por el juego.
—¿Caras de culo? — Pregunta Astaroth indignado, dando un paso hasta mí.
—Sí, esa que llevas ahora mismo.
Paimon esboza una sonrisilla burlándose de lo rojo de la ira que se puso el demonio. ¿Es que a ellos no se les puede decir nada, sin que se enojen?
—Mejor mantén la boca cerrada.
—¿Y si no quiero? No eres mi padre para que me ordenes nada, además yo soy tu Diosa — Él suelta una carcajada burlándose en mi cara.
—No eres mi Diosa porque eres un celestial, hasta que te destierren no podemos volver a tener esta conversación — No dice nada más y se da la vuelta, Paimon lo sigue en silencio y luego escuchó como le reclama.
—No se preocupe, señora, todo estará bien — Susurra Leit-Rad a lado, tal vez al ver mi cara de tragedia.
Desde que Diablo me llevo a ver la caída de Yahnnetts no he dejado de pensar en eso y no solo en las sacudidas que nos daba la tierra, sino también en las sensaciones y los gritos de agonía, me aterra que me hagan algo como eso, me aterra que esa sea la manera de arrancarme la luz del creador.
Leviatán entra al salón de la mano de Asmodeo, ella me sonríe al verme.
—Diablo está afuera — La miré con cara de: "¿Y yo para qué quería saber eso?" pero agrego; —Es que quiere decirte algo.
Asentí y le pasé mi hijo a Leit-Rad.
—Cuídalo.
—Como siempre, mi señora.
Me levanto del sillón y paso por a lado de los reyes antes de dirigirme a la salida, justo cuando paso cerca de las escaleras escuchó los gritos en el piso de arriba, sé de quién se trata, ignoró el suceso y voy hasta la salida. Diablo está de pie justo en la puerta principal.
Me acerco hasta él y lo primero que hace cuando me repara a su lado es pronunciar:
—Los arcángeles están en la casa de tu madre, van a anunciar lo que ha decretado el creador.
—En ese caso debo ir enseguida a verlos, debo hablar con ellos — Me doy la vuelta decidida a seguir el camino hasta la casa de mi madre, pero antes de darme la vuelta por completo, Diablo me toma por el antebrazo.
—Quisiera acompañarte — Masculla.
—Siento que es algo que debo aclarar yo sola, tengo que ver si me van a desterrar y también hablar con ellos — Él asiente comprendiendo lo que le quiero decir. Me suelta del antebrazo y me deja ir.
En mi recorrido hasta la casa de mi madre pienso una y mil cosas de que poder decirles a los arcángeles, pero en verdad no tengo nada, mi cabeza ha quedado en blanco definitivamente y mucho más cuando solo contemplo la casa en frente de mí, suspiro, tomando bocados de aire junto con la fuerza para asumir cualquier cosa que me impongan.
Abro la puerta, adentrándome a la casa, el aroma a ellos es lo que me recibe porque está impregnado en cada minúsculo rincón de la casa, no pasa mucho cuando veo a la mayoría de ellos de pie en el centro de la sala esperándome, nunca dejaré de recalcar sus bellezas, su fuente de magia que siempre me han inspirado paz y esa aura que impresiona cada que llegan a un lugar. Si pudiera describir a los arcángeles con una sola palabra, sin duda sería, magnificencia.
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Diablo: Renacer2©️
De TodoCuando la Diosa del abismo dejó todo su mundo y subió a los cielos, inicio un infierno ardiente para el Diablo, quién se quedó con su corazón destruido, aquello fue una ventaja para que un nuevo enemigo se alzará en contra de la oscuridad y de la lu...