VI

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Hubo un torbellino de voces después de que por fin se terminara la clase de inglés.

"¿No es él increíble?"

"¡Es el mejor profesor que hemos tenido!"

"Y completamente hermoso. No sé cómo dejaré de distraerme con solo mirarlo."

"Es un cura, ¿recuerdas? Totalmente prohibido."

Leonie escuchó el torrente de voces pasando y no pudo evitar estar de acuerdo con ellas. El padre Gabriel era increíble tanto para mirar como para escuchar. Ella le vio mirarla un par de veces y eso le hizo sentir un hormigueo.

Ella sabía que era únicamente porque él miraba a quien estuviera leyendo las líneas, sin duda había pasado el mismo tiempo mirando a Suki, a Figgy y a las otras chicas, pero ella no podía quitar de su mente esos profundos ojos azules.

Y esos labios...

¿Por qué demonios era un sacerdote? ¿Y por qué estaba ella atrapada aquí como estudiante?

La vida podía ser una broma bastante cruel a veces. Era como despertarse en navidad con el árbol lleno de cajas de regalos y luego descubrir que estas estaban vacías y no poder disfrutar de ellos.

"Estás callada" le dijo Mai quien nunca se callaba.

"Solo pensando clase" le dijo Leonie.

"Pensando en el padre buenorro más bien, ¿no? Yo lo estoy haciendo y me apuesto que Figgy también. Aunque no Harry, ella no lo notaría incluso si se desnudara y se pusiera a bailar. A menos que llevara un palo de lacrosse." Harry ya se había apresurado a ir a algo relacionado con el lacrosse y no estaba con ellas.

El padre Gabriel desnudo...Leonie tuvo que detenerse a sí misma de imaginar tal cosa. Ella podía decir por la fuerza de su mandíbula y cuello lo bien musculoso que estaría abajo.

"¡Yo no estaba pensando en nuestro cura de esa forma!" protestó Figgy. "Ten un poco de decencia, Mai."

Mai sonrió. "Todo es decente aquí, ese es el problema. No tenemos oportunidad de tener nada más."

En ese momento Suki pasó a su lado junto con sus dos amigas, una a cada lado: la rubia y la pelirroja. Suki les dirigió una mirada y susurró algo a sus amigas.

"Me temo que por nosotras estarás es su lista negra'', dijo Mai. "Además ella no puede superar el hecho de que el padre guaperas te diera la parte que ella quería."

"Y realmente lo leiste increíblemente bien." añadió Figgy.

Leonie había esperado no hacer enemigos, aún menos en su primera semana. Aún así, ¿qué era lo peor que esa chica podía hacer?

El problema es que no tenían otras distracciones aquí, aparte de quejarse y conspirar unas contra otras. Era como en el libro de El Crisol pensó Leonie.

¿Acaso no pasa nunca nada divertido aquí? "¿Salís alguna vez fuera de la escuela? ¿Excursiones o algo?" preguntó Leonie.

"Si, pero consiguen que sea aún más aburrido estar fuera que aquí dentro. Museos, iglesias, ruinas..."

Figgy la interrumpió. "Algunos de los sitios por aquí son bastante interesantes y hay algunas iglesias antiguas muy bonitas. La hermana Rosalind intenta concertar visitas a las galerías de arte cuando puede."

Pensando en su ciudad natal y en como normalmente pasaba los fines de semana, Leonie se preguntaba si ella no sólo habría acabado en un país diferente sino también en una época distinta. Quizás su avión había volado a través de un portal de tiempo sobre el Atlántico.

Sin chicos, sin fiestas y la mejor oportunidad de diversión era una visita a un museo.

Así que Leonie estaba encerrada aquí. Sin chicos exceptuando uno que era un cura, y se convenció a sí misma que esa era la razón por la que seguía pensando en él. Ella necesitaba algo para distraerse, pero el ¿qué?

"Algunas del último curso del año anterior lograron robar vino de la comunión y emborracharse'', dijo Figgy. Ella bajó el tono de su voz. "La madre Benedicta las descubrió y las suspendió."

Figgy claramente lo encontraba sorprendente y Leonie temía pensar en cómo reaccionaría si supiera el tipo de cosas que había hecho.


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Sé que es un poco cortito pero espero que os guste. 

Gracias a todos los que le estáis dando una oportunidad a esta historia. Espero que os esté gustando.

¡Un abrazo a todos!

Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora