LXIV

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Gabriel supo que algo pasaba tan pronto como leyó el trabajo de Suki Laverne. Habían varias ideas en él que recordaba haber discutido con Leonie, y no creía que Suki tuviera la habilidad de llegar a esa conclusión ella sola.

Podría ser una coincidencia, si no fuera por el hecho de que el trabajo de Leonie era apresurado y no tenía ninguna de ellas.

Él estaba seguro de que de alguna forma Suki había cogido el trabajo de Leonie, pero sabía que sus manos estaban atadas cuando se refería a tratar con esa chica. Podía enfrentar las consecuencias solo, pero no iba a hacer que Leonie pasara por eso. Él sintió una furia de que Leonie estuviera sufriendo a manos de su compañera, y que si tratara de ayudarla solo lo empeoraría.

Seis meses más. De alguna forma ambos tienen que sobrellevarlos.

Él no podía en conciencia no otorgarle a Suki un sobresaliente. Él tampoco podía ponerle al esfuerzo de Leonie más que un notable. No era parte de sus trabajos durante el curso así que no afectaría a sus notas finales, pero aún así no era justo.

Gabiel también se había estado preparando para una seria conversación con el padre Stephen. Él sabía que tenía que decirle que se iba de la iglesia, y cuanto más lo atrasase, más difícil se haría.

Esa noche, mientras comían un cordero al curry que el padre Stephen había cocinado, Gabriel abordó el tema.

"He pensado mucho en tu consejo y en mi propia situación durante las últimas semanas. Me ha llevado a tomar una decisión, aunque no fácil."

"Me temía que sería una difícil decisión para ti, sea cual sea esta."

"He decidido dejar la iglesia. O al menos mi vocación."

Ya estaba dicho. Gabriel se esperaba sorpresa y condenación. Pero el padre Stephen solo le dio una agradable, aunque triste, sonrisa.

"Pensé que sería tal. He rezado por ti, y continuaré haciéndolo. Sé que te enfrentas a un difícil viaje."

"¿Crees que estoy cometiendo un error?" Gabriel estaba preocupado. "¿Qué debería rezar más, para un resultado diferente?" él no tenía ninguna intención de hacerlo.

El padre Stephen levantó una mano. "No, no, me has malentendido. Ninguna elección era incorrecta. Dejar el sacerdocio no significa dejar a Dios o a la Iglesia. Simplemente significa que tu devoción seguirá un camino distinto, y puede que tengas un amor terrenal por delante y no solo espiritual." él amontonó un poco más de arroz y carne en su tenedor.

Esto trajo a Gabriel a un problema aún más delicado. "¿Puedo continuar con mis deberes, habiendo tomado esta decisión? Había pensado en esperar hasta el final del curso, así al menos podría terminar mis tareas aquí."

"No veo ningún problema en eso. No es como si se llevara a cabo un divorcio formal. Después de todo, tenemos un ministerio laico. ¿Has pensado en eso como una posible alternativa?"

Gabriel no lo había hecho. "Es algo a considerar."

"Bueno entonces, piensa en eso y continúe como está hasta el final del curso. No tengo ninguna objeción en que continues con tus oficios, aunque si hay alguno que deseas rechazar entonces estaré encantado de cubrir dichas tareas."

"Gracias" Gabriel había decidido que ya no sería apropiado oír las confesiones. Habiendo pecado mortalmente él mismo, difícilmente podría decir a otro que expiase por sus pecados.

"Y por supuesto esta necesidad no afecta tu trabajo como profesor." continuó el padre Stephen. Él se levantó y comenzó a limpiar la mesa, llevando los platos al fregadero. "Se te echará de menos, Gabriel. Pero sospecho que hay alguien ahí afuera que está esperando un futuro nuevo y feliz como resultado de tu decisión."

Literalmente ahí afuera. Justo afuera. Gabriel pensó en Leonie justo a través del patio en el edificio principal del colegio, y preguntándose lo horrorizado que estaría el padre Stephen si supiera toda la verdad, Él sintió una considerable culpa por estar escondiendo esto de su colega. Pero solo colocaría al padre Stephen en una difícil posición si se enterara. Traería vergüenza y escándalo a la escuela.

Más tarde, acostado en la cama, Gabriel pensó en Leonie otra vez. No es que ella haya estado alguna vez fuera de su mente o corazón. Él había prometido permanecer en celibato al menos durante el siguiente trimestre, lo que significaba ni siquiera permitirse fantasías sobre ella. Pero evocar la imagen de ella en su mente lo dejó tan excitado que le costaba dormir.

No era solo extrañarla físicamente. Gabriel también anhelaba estar con ella. Escuchar su risa, hablar con ella, y simplemente pasar el tiempo en su compañía. Las clases de inglés era una forma de tortura para él. Podía verla, pero había un muro entre ellos.

En semana santa él pensaba en derribarlo. Él la necesitaba. Necesitaba ser una sola carne con ella.


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Gracias por la paciencia, espero que disfrutéis de estos capítulos. Ya cada vez queda menos para el final. 

Comentad aquí qué os parece, y qué creéis que va a suceder con esta pareja.

¿Os gusta Gabriel? y ¿Qué os parece Leonie? ¿Creéis que pegan como pareja o que deberían dejarlo?

No os olvidéis de votar si os ha gustado, me ayudaríais un montón.

Un abrazo a todos :)

Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora