XLIX

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Leonie estaba cada vez más nerviosa a medida que el tren se acercaba a su destino. La mañana había ido según lo planeado hasta ahora, con los padres de Figgy amablemente dejándola en la estación. El tío de Figgy, Hugh, no había pasado la noche. "Tuvo que volver a Londres ayer por la noche" explicó la madre de Figgy.

Leonie estuvo decepcionada por esto. Ella había disfrutado de una larga conversación con Hugh, quien parecía tener bastante conocimiento sobre el teatro incluyendo el de EEUU. A los padres de Figgy les gustaba más la música y su conversación se centraba más en un reciente concierto al que habían asistido y una gala de caridad que estaba organizando la madre de Figgy para año nuevo. Varias personas bastante famosas iban a asistir, incluso un par de nombres que Leonie había oído hablar.

"Es durante el período lectivo, me temo, sino sería encantador que pudierais venir." les dijo la madre de Figgy.

La propia familia de Leonie no era la típica que atendería a galas de famosos, mucho menos organizar comités. Figgy y Harry estaban ambas tan bien conectadas. Ninguna tenía que preocuparse demasiado sobre su futuro porque sus familias conocían a tanta gente.

No debería importar, pensó Leonie, pero sabía que en muchas esferas de la vida, todo era contactos. Quien conocías y quienes ellos conocían. Esto era sin duda el caso en el mundo de la actuación. Una vez más ella sintió una punzada de tristeza por haberse retirado de la beca de RADA.

Pero mientras el tren retumbaba a lo largo, pasando los campos verdes, pueblos e iglesias que le recordaba a una película antigua, su emoción y anticipación al ver a Gabriel aumentó.

Se les requería a las chicas abandonar el colegio aún en uniforme, lo cual era una estúpida norma. Leonie se había cambiado nada más subirse al tren, lo que no fue fácil porque el cubículo del baño era muy pequeño. Deseó tener ropas más sexys pero supuso que si le atrajo a Gabriel con el feo uniforme de St Winifred's, esto no sería un gran problema.

El tren paró finalmente en su destino y Leonie se dirigió al vagón de equipaje para tratar de sacar su baúl. Por suerte había un maletero que la pudo ayudar. Ella dejaría el baúl en casa de su abuela ya que pesaba demasiado para volver a casa con él. Si tan solo fuera una maleta llena de ropa interior sexy en lugar de calcetines de lana y ropa interior normal.

Podría no usar ropa interior. Sería interesante ver cómo reaccionaría Gabriel si lo descubriera.

Ahí estaba, en la estación, y su corazón se paró por un instante. Él llevaba vaqueros, como la primera vez que lo había visto, una chaqueta oscura dado que estaba haciendo mucho frío. No parecía un sacerdote, solo un chico normal.

No simplemente normal, debido a lo increíblemente atractivo que era. Leonie vio a un par de mujeres observarlo y sintió una mezcla de orgullo y pánico de ser a ella a quien él venía a buscar.

Si tan solo supieran que era un sacerdote. Que escandalizadas estarían.

Pero no había nadie para detenerlos cuando Gabriel colocó sus brazos alrededor de ella y atrajo sus labios a los suyos incluso antes de hablar con ella. Sus labios estaban cálidos a pesar del frío y su abrazo era urgente, saciando la sed de ambos, mientras enardecía el deseo por más.

Él se separó. "Necesito llevarte a casa," le dijo. "No creo que añadir indecencia pública vaya a ayudar mi curriculum." Su mirada se suavizó mientras la observaba. "Estoy tan contento de que estés aquí. Sé que esto era algo bastante difícil para pedirte."

"Estoy muy contenta de que me lo pidieras," le dijo Leonie.

Gabriel le preguntó si había tenido algún problema para salir. "¿Ningún problema antes de salir?"

"Si te refieres a Suki Laverne, entonces no. Aunque recuperé la carta."

Él estaba sorprendido. "¿Te la ha devuelto?"

"No. Harry consiguió entrar en su habitación durante la obra," dijo Leonie. Ella esperaba que a Gabriel no le fuera a importar demasiado que sus amigas lo supieran, pero parecía estar bien al respecto.

Él condujo sobre unos caminos rurales y se detuvo en un bar. "Necesitamos comer, y quiero hablar contigo. Por cómo me siento ahora creo que me resultaría difícil concentrarme si estuviéramos solos."

Leonie, a pesar de estar hambrienta, estaba decepcionada. Había estado esperando que Gabriel perdiera su concentración.

Era guay que pudiera entrar en un bar aquí y no tener que preocuparse por una identidad falsa. A los dieciocho, ella podía beber legalmente en Reino Unido y en toda Europa. Esto podría ser una simple cita normal si no fuera por el hecho de que el chico con el que ella estaba se suponía que era célibe. Y también su profesor.

El menú del bar parecía bastante Inglés. Pastel de carne, salchichas y puré, pescado y patatas, salchicha cumberland, toad in the hole, algo llamado ploughman. Leonie tuvo que preguntarle a Gabriel qué eran la mitad de las cosas. Esperaba que al menos fuera más comestible que la comida que servían en St Winifred's.

Gabriel pidió pescado y patatas así que Leonie pidió lo mismo. Había estado en Inglaterra lo suficiente para saber que a se referían a patatas fritas y no de bolsa. Gabriel no bebió nada porque tenía que conducir por lo que Leonie pidió una coca cola.

En lugar de empezar una conversación con ella, él la observaba. "Soñé contigo ayer" le dijo

"¿De verdad? Yo también soñé contigo."

"¿Que ocurría?"

Leonie se sintió avergonzada de explicar. "Yo llevaba un hábito de monja"

"No como la hermana Benedicta, espero"

Ella sonrojó. "Era transparente. No parecías muy contento por ello."

Gabriel le dirigió una mirada ardiente. "Creeme, si estuvieras llevando algo transparente yo estaría más que contento."

Fueron interrumpidos por el camarero colocando sus comidas sobre la mesa, junto a los cubiertos y condimentos. El estómago de Leonie era un pozo de nervios que ella no estaba segura de poder comer nada.

"Entonces, ¿qué es lo que soñaste sobre mí?" le preguntó ella.

"Algo que he estado jurando no hacer, y que me va a hacer falta toda mi fuerza evitar hacerlo"

Él la miraba tan intensamente que Leonie sintió una palpitación en la parte baja de su vientre. Nerviosamente, se pasó la lengua sobre sus labios los cuales estaban secos.

Su mirada se entrecerró. "Mírame así y perderé toda determinación y te arrastraré al estacionamiento. Estoy decidido a que ambos tengamos autocontrol y podamos comer algo."

Siguiendo su ejemplo, Leonie pinchó una patata y logró tragarla. Tomó un gran trago de coca cola. Se le hizo más fácil comer una vez se relajó y la tensión sexual dejó de estar a punto de estallar. No tenía ni idea de cómo iban a lograrlo cuando llegaran a la cabaña.

No había manera de que pudiera resistirle y tampoco quería hacerlo

Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora