Gabriel podía sentir que Leonie estaba nerviosa a medida que se acercaban a la cabaña. Él no quería apresurarla o empujarla a nada. Sobre todo él solo quería estar con ella.
Él ya había traído mucha madera del cobertizo, así que se dispuso a hacer fuego.
"Llevará un rato conseguir algo de calor." le dijo él.
Era una experiencia surrealista. Aquí estaba él, en total privacidad con una persona que él había deseado estar desde hacía meses, y se encontró inseguro a su alrededor.
La chimenea estaba lista, el calor se instalaría a medida que se formaran las brasas, pero ya estaba haciendo diferencia en la habitación. "Ven y ponte cerca del fuego, estás helada." le dijo Gabriel.
Ella se unió a él junto al fuego y extendió sus manos para sentir el calor. Ella estaba evitando mirarle y no sabía porque. No era como si no hubiera estado a solas con un chico antes. Su estómago era puro nervios. A pesar de que él había sido su profesor y sacerdote en St Winifred's, ella se había sentido al mismo nivel que él antes.
Ahora él parecía mayor, adulto. Leonie le dirigió una mirada a Gabriel. A los ángulos bien definidos de su mandíbula, sombreado por una barba incipiente ya que no se había afeitado ese día. Sus labios, masculino y firmes pero sensuales. Sus oscuras cejas y esos ojos sorprendentemente azules debajo de estas.
Era tan perfecto, educado e inteligente.
Incluso sin la parte de sacerdote, ¿qué podría ver en ella?
"¿qué ocurre, cariño?"
Cuando le llamó así, el corazón de Leonie dio su vuelco habitual.
"Nada"
Ambos sabían que eso no era una respuesta.
"Ven aquí" La voz de Gabriel era amable pero seria. Él tomó sus manos y la calentó con las suyas. "No tienes que hacer nada que no quieras. Si no te sientes cómoda y quieres irte a casa, o quieres que te lleve a casa de tu amiga esta bien, no habrá ningún problema"
El mero hecho de pensarlo era horrible. "No es eso" Era difícil de explicar.
"¿Tienes dudas?" le preguntó.
Era más lo contrario. "Ninguna. Estaba preocupada de que tu pudieras tenerlas" le dijo Leonie.
Gabriel le contestó y disipó todos sus miedos tomándola entre sus brazos. La acostó sobre el sofá. "Nunca" le dijo él.
Se siguieron abrazando por un tiempo y Leonie sintió que se le aceleraba el corazón. Ella podía sentir el miembro de Gabriel a través de sus vaqueros. Ella nunca le había tocado ahí pero quería hacerlo así que presionó su mano sobre él, sintiendo su forma y se alarmó sobre su tamaño. Quizás el material lo hacía parecer más grande de lo que era.
Él apartó su mano. "Si quieres tomarte las cosas con calma, tendrás que parar de hacer eso."
"No quiero tomarme las cosas con calma"
Ella vio el brillo aparecer en sus ojos al decir eso y se alegró. Se estiró para besarle y volvió a colocar su mano sobre él, esta vez tratando de desabrochar el pantalón.
Una vez más Gabriel paró su mano. "Espera" Él quería tocarla primero. Levantó su camiseta y empezó a besarle sobre el estómago, moviéndose más alto hasta alcanzar su sujetador. Él liberó su pecho y su boca se apoderó de este, mientras la acercaba aún más a él.
Entonces con un repentino movimiento él le había quitado completamente la ropa que le cubría la mitad superior de su cuerpo y ella se quedó acostada debajo de él en el sofá, desnuda de cintura para arriba.
"Ahora estos"
Leonie oyó la determinación en su voz y no se resistió mientras Gabriel le quitaba lo que le quedaba de ropa. Él le quitó la ropa interior y se la bajó por las piernas hasta el suelo, quedándose ella completamente desnuda. Él la observó por un instante y ella trató de no sentirse insegura.
"Eres hermosa" le dijo. Gabriel pasó sus manos sobre su cuerpo y su piel se estremeció ante su toque. La luz del día ya se estaba desvaneciendo y la única luz que había era la del fuego, iluminando a ambos con un destello dorado.
Pero él todavía tenía su ropa puesta. Leonie quería sentir su piel contra la suya, así que extendió la mano y tiró de su camiseta, la cual él ayudó a quitar. Ella lo atrajo hacia ella, deleitándose en su calidez y la manera en que su pecho se sentía contra el de ella. Era perfectamente musculoso, con una capa de pelo sobre sus pectorales.
Se besaron, y ella adoraba la manera en la que se encontraba debajo de él. Él era físicamente mucho más fuerte que ella, y aún así tan gentil. Ella amaba el olor de su piel, limpia y masculina con un trazo de pino de su gel de baño.
Gabriel le puso las manos sobre su hebilla, indicando que la desabrochara. Leonie se sintió nerviosa, como si no tuviera el derecho de quitarle la ropa. Era estúpido. Y no era como si no hubiera visto a un chico antes. Es que simplemente todo se sentía diferente con él. Era serio, no solo un jugueteo.
Una vez estuvo desnudo también él posó sus labios sobre los de ella y Leonie podía sentir su duro miembro contra su muslo. No se había atrevido a tocarlo, parecía grande.
Cuando se movió sobre ella este se situó entre sus piernas. Gabriel no trataba de ir más lejos, pero estaba en una peligrosa posición. Ella estaba tan mojada, y todo podía deslizarse tan fácilmente...
Gabriel se irguió y la miró. "¿Qué tan lejos quieres que llegue esto Leonie? Porque puedo parar, pero si seguimos así, puede que crucemos una línea."
Su voz era casi un susurro. "Te quiero a ti"
"¿Estás absolutamente segura?"
"Sí"
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Caer en la tentación
Romance"Perdóname padre, porque he tenido pensamientos impuros." Sobre USTED. Tras una traición que lo dejó amargado y que cambió su visión sobre las mujeres, Gabriel se convirtió en sacerdote y se comprometió a una vida de celibato. Pero cuando acaba dand...