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Las cuatro residentes de la habitación Pentecostés tenían clase de inglés juntas. Leonie también reconoció en la clase a la chica de pelo oscuro que había estado en la mesa de la cena la primera noche. Al lado de ella se sentaba una chica pelirroja, regordeta, con pecas y rizos, Leonie la llamó "Annie" internamente. En el otro lado había una chica delgada con una cara puntiaguda.

Había una tensa sensación de emoción mientras todas esperaban la llegada del nuevo profesor de inglés. La mayoría había llegado temprano, probablemente porque querían verlo, pensó Leonie.

Ella tuvo la sensación de que la chica de enfrente la estaba mirando a ella y a Mai. "¿Quién es esa chica?" susurró.

Mai puso los ojos en blanco. "Esa es la maldición de mi vida" dijo en voz baja. "Suki Laverne. Una perra total, con la P en mayúscula. Después te cuento."

Justo en ese momento el tan esperado hombre entró en la habitación y hubo algunos susurros y roces de sillas mientras se sentaban erguidas.

El se veía absolutamente devastador y también cabreado. Estaba completamente serio mientras cargaba una pila de libros y los colocaba sobre la mesa de la chica más cercana a la puerta. "Id pasándoos esto." Las mesas estaban dispuestas en forma de U y Suki y sus amigas estaban en el lado contrario de las chicas de Pentecostés.

Los libros eran nuevas copias de El Crisol. Leonie estaba sorprendida que el colegio proporcionara todos los libros de texto. No tenías que traer los tuyos propios, lo cual era útil ya que significaba que todos tenían la misma edición.

El padre Gabriel se volvió hacia la pizarra y empezó a escribir "El Crisol" de forma rápida y elegante. Leonie descubrió que hasta su caligrafía era sexy, entonces se golpeó mentalmente por ser tan tonta.

Incluso en su sotana negra se podía ver lo alto y musculoso que era. Puede que no tenga la definición que tenían la camiseta y los vaqueros, pero tenía una figura realmente poderosa, notó Leonie. Ella deseó que el uniforme de St Winifred 's no fuera tan horrendo. Todo gris y de lana y con una largura hasta la rodilla muy poco favorecedora. Quizás debería haber emulado el personaje de Zerelda Brass y que un estilista hiciera la suya.

Ella sintió sobre los muslos la pesada lana de la falda del uniforme del colegio de St Winifred 's. No, no había nada que pudieras hacer con esta prenda para hacerla menos horrible. No podías ni siquiera recortarla: las faldas debían tocar el suelo cuando te arrodillaras o sino te meterías en un gran problema.

Leonie pensó que Figgy estaba bromeando cuando le dijo eso pero resultó ser que iba muy enserio. "Obtienes puntos negativos y si llegas a un cierto número, te suspenden." Le dijo Figgy.

Ser suspendida sería un escape de esta prisión pero Leonie temía la ira de su abuela.

Solo había otra razón para quedarse aquí. Leonie levantó la mirada y vio al padre Gabriel alejar rápidamente los ojos. ¿La había estado mirando? Probablemente se lo estaba imaginando.

"Me imagino que la mayoría de vosotros ya habéis oído hablar sobre El Crisol" empezó el padre Gabriel "Pero para aquellos que no, este fue escrito por un dramaturgo americano, Arthur Miller."

Suki levantó su mano. "¿Estuvo casado con Marilyn Monroe, no?" Ella se presumía por saber eso.

Mai fingió una leve arcada y Leonie trató de no reír.

"Si lo estuvo, más tarde. El Crisol fue publicado en 1953, basado en la investigación de Miller sobre los juicios de las brujas de Salem. Lo que creo que haremos será empezar con el libro y lidiar con la historia más tarde. Dado que tenemos una nativa de Boston entre nosotros -" su mirada cayó sobre Leonie, causando que la clase entera la mirase " - ¿por qué no lees la parte de Abigail? Entonces necesitaremos cuatro más para los otros roles en la primera escena." Gabriel seleccionó a varias chicas, eligiendo a Suki como Reverendo Parris, lo que le hizo poner mala cara.

"Preferiría tener un rol femenino" dijo ella.

"Es solo para leer en la clase. No voy a lanzar una producción del teatro West End." le dijo Gabriel.

Suki se veía furiosa.

"Ella está desesperada por ser actriz," le susurró Mai a Leonie. "Te odiará si descubre que también es tu ambición".

Gabriel pidió silencio. "Haremos que alguien lea las instrucciones del escenario, ¿por qué no lo haces tú?" le preguntó a Figgy, quien parecía nerviosa ante la sugerencia.

La lectura comenzó y Gabriel se reprendió a sí mismo por señalar a la chica americana. ¿Cómo se le ocurre? Ella probablemente estaba teniendo dificultad para adaptarse, además él no debería mostrar una atención especial a ninguno de ellos.

Pero cuando él oyó la voz de Leonie diciendo las frases de Abigail, algo se apoderó de él.

Gabriel se dio cuenta que las demás chicas también la estaban mirando.

Era en parte su acento, aunque no era lo mismo que cuando solía hablar.

Había una nota diferente la cual él no podía ubicar. Una voz extraña y atemporal.

Ella le estaba diciendo a su tío, el Reverendo Parris, que había rumores sobre brujería, y la forma en la que dijo la línea fue absolutamente deslumbrante. Brujería de hecho.

 Gabriel se encontró paralizado.

Suki rompió el hechizo. "No puedo hacerlo con ella poniendo ese acento raro. Me esta cortando el rollo."

Leonie se puso roja. "Lo siento, nos enseñaron a hacerlo con un acento histórico. Supongo que volví a adentrarme en este."

"No hay necesidad de disculparse" dijo Gabriel. "Lo has leido muy bien. ¿Señorita Laverne, verdad?" le preguntó a Suki, revisando su registro. "Sin importar cómo otras personas lean, nosotros seguiremos. Como he dicho esto no es una actuación, así que preocúpate por tus propias líneas."

Suki se veía colérica. Su mirada venenosa estaba ahora completamente fija en Leonie.

La lectura continuó y Leonie intentó usar un acento más contemporáneo aunque era difícil. Algo parecía tomar el control dentro de ella. Se sentía como si otra chica, de hace mucho tiempo, estuviera hablando a través de ella. Ella sabía que el diálogo de Miller era a menudo lo más cercano posible a la lengua nativa de la época y que él había usado transcripciones reales de la corte para escribir la obra.

Ellos tomaron un descanso en mitad de la escena y Gabriel dirigió un debate sobre los temas antes de asignarles una tarea.

Él deliberadamente evitó mirar a Leonie a los ojos. Tenía la sensación de que iba a ser una clase desafiante, sobre todo con la ambiciosa chica de cabello oscuro, Laverne, comentando todo el tiempo. Ella también había leído impresionantemente bien, tanto como lo había irritado.

Al menos no sería aburrido darles clase.



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¿Qué os ha parecido? 

Sé que no hay mucha chicha en este capítulo, pero era necesario. Lo bueno llegará pronto no os preocupéis. 


Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora