XXXIX

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Sintiendo su estómago revolviéndose por los nervios, ella se quedó en la clase.

Para el alivio de Leonie, tan pronto como la última alumna salió por la puerta y se fue por el pasillo, la actitud del padre Gabriel se relajó.

"Te he echado de menos"

Era todo lo que necesitaba escuchar. Había estado tan preocupada de que él fuera a cerrar la puerta de golpe, figuradamente. "Yo también te he echado de menos."

Él la miró por un instante. "Me imagino que sabes como me siento por ti."

"¿Lo sé?" Leonie en realidad quería escucharlo de su boca.

Él le regaló una media sonrisa, que era más triste que alegre. "Estoy enamorado de ti. Pero no debería estarlo. La pregunta es ¿qué vamos a hacer al respecto?"

¿Qué hacer al respecto? ¿No podían simplemente ceder y estar juntos?

Él continuó: "Por lo pronto, rezar e intentar convencerme a mí mismo de que conseguiré quitarlo de mi sistema no está funcionando."

"No quiero que lo quites de tu sistema." dijo Leonie. Esta se sentía molesta ante la idea y asustada.

"Lo que debería hacer es irme bien lejos de aquí por bastante tiempo, e intentar olvidarte."

Esto hizo que los ojos de Leonie se llenaran de lágrimas. "Dijiste que al menos podíamos ser amigos."

Gabriel le cogió las manos. "Sé que lo dije, cariño. Pero tratar de mantenerme a ese lado de la raya cuando te veo es casi imposible."

Cuando la llamó así se sintió como si fueran una pareja. Aún más con él sujetándole las manos.

"Lo que escribiste en tu carta, ¿lo dijiste en serio?" preguntó Leonie.

"¿Qué parte?"

"Todo. Estar en la cama y querer que esté allí contigo."

Él se rió. "Más de lo que te imaginas. Apenas puedo dormir por las noches aquí, pensando en ti a solo un edificio de distancia y anhelandote."

"Me pasa lo mismo."

Ambos estuvieron en silencio por un momento, y Gabriel juró en voz baja. Entonces sus labios se posaron sobre los de ella y ella se estaba llenando de él. Era como saciar una sed. A Leonie ni siquiera le importaba si la madre Benedicta entrara, ella estaba tan sumergida en él.

Él se apartó, y murmuró cerca de su oído. "Lo que quiero hacer es tenerte en mi cama, desnudarte y hacerte mía."

Leonie se sintió mareada con solo escuchar esas palabras. "¿No podemos hacerlo si lograra escaparme una noche?" Eso significaría contárselo a las demás pero estaba segura que ellas la cubrirían. De todas formas, Harry lo haría.

"No podría ponerte en tanto riesgo. Ahora mismo si me descubren y me despiden, no me importa. Pero no voy a arriesgar tu futuro así.

Cuando mencionó el futuro, Leonie recordó el anuncio en la asamblea. "Estaba pensando en solicitar la beca de RADA. Si consiguiera estar en Londres el próximo año, ¿todavía querrías verme?"

"Ahora mismo, en la forma en la que me siento, si volvieras a tu casa yo estaría en el siguiente avión sobre el Atlántico." le dijo Gabriel.

"Entonces, ¿no podemos al menos intentarlo, incluso si tenemos que tener cuidado por ahora?"

"No con esto." le señaló su collar.

Pareció arder fuego momentáneamente en los ojos de Leonie. "Hay días que tengo ganas de arrancártelo."

"La imagen de ti quitándome la ropa no me ayuda a mantener esto bajo control." le dijo Gabriel, sonriendo.

"Bien." Leonie se sintió desafiante. Él le estaba dando señales mixtas. ¿Por qué seguía diciéndole lo mucho que la quería si luego iba a insistir que todo era imposible? "Entonces, ¿es para siempre?"

"¿El qué?"

"Esto." Leonie pasó sus dedos sobre el collar. "¿Nunca podrás dejar el sacerdocio?"

Gabriel la miró solemnemente otra vez. "No lo sé. Le he dado muchas vueltas. No sé si esto, tú y yo, es solo una tentación en el camino."

"¿Te refieres a que en su momento me superarás?"

"No." Él colocó sus manos sobre ambos lados de su rostro y la miró profundamente a los ojos. "No creo que alguna vez te vaya a superar, Leonie. Lo que no sé es si eres un sacrificio que debo hacer. Si mi amor por ti es un peso que debo soportar, como parte de mi vocación."

Leonie pensó que esto era estúpido e injusto. "¿Te refieres a que se supone que soy una especie de prueba? ¿Cómo es eso justo para mí? No puedo entender por qué un Dios benevolente me usaría así."

"Leonie." Él se veía triste ahora. "No quise hacer esto para hacerte dudar de tu fe. Pero eres tan joven. Estudiarás, viajarás, conocerás a gente. Te enamorarás otra vez, probablemente muchas veces."

Mientras decía esto, Leonie lo negaba con cada fibra de su cuerpo. Sabía que él estaba equivocado. "No lo haré. No sé cómo te lo puedo probar, pero estoy segura de que no lo haré."

Esta vez ella se acercó y le besó, tirando de su rostro hacia el de ella. Mientras el beso se profundizaba, Gabriel tomó el control y se volvió más contundente, moldeando su cuerpo al de él. Estaba hambriento de ella, agarrándola, explorándola.

Separarse era una especie de agonía, pero ambos tenían que recuperar el control.

"Esto va a ser más difícil de lo que imaginaba." Dijo Gabriel. Él pasó su mano por su pelo. "Por el bien de ambos, necesito desarrollar más autocontrol. Será mejor que te vayas. Hablaremos de eso más tarde, cuando ambos hayamos tenido algo más de tiempo para pensar."

Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora