XLII

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Leonie se quedó de piedra mientras una sonrisa se le dibujaba en el rostro a Suki.

"¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó Leonie. No podía apartar sus ojos de la carta que sujetaba Suki. La carta de Gabriel para ella, firmada con su nombre.

Si Suki la había leído...

Por supuesto que lo había hecho. El malicioso brillo en sus rostro lo decía todo.

"Pensé que era hora de hacer un poco de investigación. Era obvio que algo estaba sucediendo," dijo Suki. Arrojó su oscuro cabello hacia detrás mientras movía el papel.

¿Obvio? "¿A qué te refieres?"

"La chica yankee siendo elegida para el papel principal. Todos esos ensayos demasiado acogedores. Él pidiendo que te quedaras después de clase. Te ví saliendo de la sacristía y sabía que estaba pasando algo." Levantó la carta. "Y ahora tengo la prueba." ella citó una línea: " la cama me llama, naturalmente mis pensamientos vuelven hacia ti. No sé si reír o vomitar. ¿Te has acostado con él?"

Leonie ignoró la pregunta. "No tienes ningún derecho a tocar mis cosas." Estaba furiosa y aterrada.

"¿No tengo? Me pregunto qué dirá la madre Benedicta. Una estudiante que tiene una relación inapropiada con no solo un profesor sino también un sacerdote. Entonces, ¿te lo has tirado? Buena suerte pasando eso como el resultado de una inmaculada concepción. Dudo que alguien creyera que el Espíritu Santo impregnaría a una pequeña zorra como tú."

"Devuelvemela." Leonie estiró la mano para coger la carta pero Suki la tenía sujeta sobre su cabeza. Sus ojos llenos de un brillo rencoroso.

"Lo dudo mucho. Es mi deber llevar esto directamente a la directora."

Con un pavor frío, Leonie sabía que había perdido. Incluso si recuperaba la carta, Suki podría contar lo que sabía. Sería su palabra contra la de Leonie, y Suki sabía todos los detalles de la carta para apoyar su caso. Leonie no estaba segura de poder negarle todo a la madre Benedicta de una manera lo suficientemente convincente.

Todo el peso del cielo parecía estar cayendo sobre sus hombros. Se sentía enferma del miedo. Más por Gabriel que por sí misma, ya que él tenía más que perder.

Se resignó a su destino. "¿Qué quieres?" le preguntó a Suki.

Suki levantó las cejas, determinada en torturar a Leonie el mayor tiempo posible. "¿Qué te hace pensar que podrías tener algo que quiero?"

"¿Quieres hacer de Abigail? ¿Quieres que renuncie al papel?" Leonie solo podía pensar en cuál sería la reacción de todos. Su mente se aceleró pensando alguna excusa que pueda dar.

Suki se rió desagradablemente. "Cómo si un papel en una obra de colegio haría que mantuviera mi boca cerrada. No, si quieres salvar a tu preciado sacerdote, hay algo más que tendrás que hacer."

"¿Qué?" ¿Qué tan alto podría ser el precio de Suki?

"Cancela tu solicitud de la beca de RADA"

Leonie se quedó en silencio durante un rato. La beca significaba todo para ella. Libertad e independencia. Escoger su propio futuro. Poder quedarse en Inglaterra y tal vez estar con Gabriel.

Trató de ganar tiempo. "¿Qué te hace creer que podría ganarla ante ti? No pareces tener ningún respeto por mi habilidad."

Suki se encogió de hombros. "No lo tengo. Pero nunca sabes cómo podrían ir las cosas. Alguien del jurado podría estar tan cegado por ti como lo está nuestro querido padre Gabriel. No se tiene en cuenta el mal gusto."

"Si cancelo la solicitud, ¿me devolverás la carta?"

"Puede. Aunque no hasta que el plazo de solicitud cierre. Y puede que me aferre a ella un poco más, en caso de que necesite algo más de ti. Algunos apuntes, quizás. O puede que un trabajo o dos. Ya veremos." Le dijo Suki.

Nunca cedas ante un chantajista, pensó Leonie. No pararán hasta dejarte seco. ¿Pero qué otra elección tenía?

"Cancelaré la solicitud si me das la carta ahora."

Suki se rió. "No estás en posición de negociar. Yo cuidaré de esto por ahora." Ella dobló el papel y lo guardó en su bolsillo. Leonie apenas podía soportar ver algo tan preciado como la carta de Gabriel en las manos de su enemiga. Pero no había nada que pudiera hacer.

Suki se alejó en su manera habitual, flotando en victoria.

Sintiendo una enorme desesperación y preguntándose cómo demonios haría para avisar a Gabriel, Leonie se tumbó en su cama. Ella miraba fijamente al techo y deseaba que todo St Winifred's colapsara.

Justo encima de Suki Laverne.

Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora