XXVIII

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El siguiente fin de semana había una excursión a un antiguo pozo sagrado. Estaba en las colinas detrás de St Winifred's, al lado de una cabaña en ruinas.

Leonie estaba ansiosa por ir ya que sería un descanso de la rutina. También sería un alivio salir de la escuela y aclarar su mente. Al menos no tendría que preocuparse sobre encontrarse con el padre Gabriel en cada esquina, sufriendo lo que ella interpretó como su frío desdén.

Las demás no estaban tan emocionadas con el viaje.

"Vamos al menos una vez al año'', dijo Mai. "Es un camino interminable con un montón de escombros y la madre Benedicta o cualquier monja que esté con nosotros reza una oración. Luego comemos sandwiches y regresamos al colegio."

Sonaba justo como el tipo de cosa que Leonie había leído en historias de aventuras inglesas. Siempre había algo como ladrones acumulando oro robado en una chimenea. O un espía alemán herido que acecha el lugar, con un grupo de valientes excursionistas resolviendo el misterio y salvando el día.

Ella mencionó esto a las demás quienes se rieron de ella. "Son solo kilómetros de campo. La cabaña está medio derrumbada. No tenemos permitido ni siquiera entrar ya que podría no ser seguro." dijo Figgy.

Harry no venía porque tenía partido de Lacrosse. "Aunque no sé si podremos jugar porque estoy segura de que va a llover. Bastante fuerte,"dijo ella. "Os empapareis si empieza cuando aún estéis en el pozo."

El pronóstico del tiempo era seco con llovizna ligera como máximo. La hermana Barbara, quién lideraba la excursión, insistió en que estarían bien. " Llevaremos chubasqueros por si acaso, y estaremos de vuelta antes del anochecer." les dijo ella.

Leonie empacó sus sandwiches y su botella de agua en una pequeña bolsa, así como su cámara. "¿No se puede beber del pozo?" preguntó.

"Solían hacerlo hace años. Pero entonces algún granjero les dijo que había ovejas que se caían sobre él, ¿o era cadáveres de ovejas? De todas formas ya no lo hacemos." dijo Figgy.

Ellas partieron poco después de la hora del almuerzo. El pozo estaba solamente a un par de kilómetros de distancia y no tomó más de una hora caminar hasta allí. La hierba era gruesa y era más agotador caminar a través de ella que sobre una superficie de carretera normal. La hermana Barbara parecía tener la vivacidad de una cabra montañesa y constantemente llamaba a los rezagados para mantenerse al día. " En mis días de colegio caminaba el doble de esta distancia a la escuela y de regreso, mañana y tarde. Es un buen ejercicio para vosotras."

A medida que subían, la vista se volvió bastante espectacular. Colina verde, el valle, zonas boscosas. Le recordó a Leonie el paisaje alrededor de Massachusetts aunque era diferente. Ella no podía señalar el por qué. Olía diferente, eso era seguro.

Ellas se detuvieron por un descanso a mitad de camino y miraron hacia atrás.

"El cielo está un poco ceñudo," dijo Mai. "Ojala Harry no hubiera dicho lo que dijo. Ella siempre tiene razón sobre el tiempo. Es extraño."

Las tres miraron hacia el cielo. Todavía estaba despejado pero había una nube gris en el horizonte lejano.

"El aire se siente pesado. Pero no sé si soy yo luchando contra esta pendiente." dijo Leonie, sacando algunas fotos de la vista.

Ellas continuaron su camino. Para cuando llegaron al lugar sagrado ya había una ligera llovizna en el aire y definitivamente más viento.

La hermana Barbara estaba decidida a ser resistente. "Hemos venido hasta aquí, chicas, estoy segura que una lluvia ligera no será un problema. Todas tenemos nuestros chubasqueros."

Ella dirigió las oraciones y luego se sentaron bajo la llovizna y comieron sus sandwiches. No fue un picnic muy alegre.

Tras esto todas fueron a echar un vistazo al pozo. No había mucho que ver. Algunas losas de piedra cubiertas de musgo que rodean un agujero que sale de la ladera. "¿Dónde están las ovejas muertas?" preguntó Leonie. El agua parecía bastante limpia.

"Podría haber sido uno de esos microbios que se pueden encontrar en el agua. Sé que siempre nos han dicho que no bebamos." dijo Mai.

"Podríamos hervirla y hacer té. Si tuviéramos fuego," sugirió Leonie. Se moría por una bebida caliente. El cielo se había oscurecido a un gris plomizo y hacía un frío y viento incómodo.

La cabaña en ruinas cercana era aún menos impresionante. La hiedra creció a través de las vigas rotas del techo, y una pared estaba derrumbada. Era más como una cueva que una cabaña.

"No entréis chicas, no es seguro." les dijo la hermana Barbara.

Leonie hizo algunas fotos de esta, al igual que de Mai, Figgy y a sí misma. Todas parecían sucias por la humedad.

"Hermana, está empezando a llover bastante." dijo alguien.

La monja levantó la vista al cielo. "Sí parece estar cayendo más fuerte. Será mejor que comencemos el camino de vuelta inmediatamente."

Ellas recogieron los restos del frío picnic y partieron de regreso al colegio. Leonie estaba contenta de estar en movimiento otra vez, aunque solo fuera porque el ejercicio la mantenía más cálida que estar sentada.

Ellas habían casi llegado a St Winifred's cuando Leonie de repente se percató que no llevaba la cámara. Ella les preguntó a Mai y a Figgy si la tenían o la habían visto, pero le dijeron que no. Entonces Leonie recordó: ella la había puesto sobre una piedra mientras colocaba la botella de agua en su bolsa. ¿Cómo había sido tan descuidada? Era una cámara cara, un regalo de cumpleaños de sus tíos. Se arruinaría si se dejara ahí afuera todo la noche, eso si nadie la robaba.

"Tengo que volver a por ella." dijo.

"No es posible. El tiempo está absolutamente horrible" dijo Figgy.

"Solo es lluvia y ya estoy mojada. Si la consigo ahora tendré la oportunidad de secarla. Podría estar bien."

Mai se ofreció a volver con ella pero Leonie se negó. "No tiene sentido que te metas en problemas. Estaré bien, iré muy rápido. Todavía queda más de una hora de luz del día, y veré las luces del colegio incluso si está oscureciendo cuando regrese."

Sus amigas se mostraban muy reacias a dejar que ella se aventurara a regresar sola, pero Leonie se mantuvo inflexible. Ella se escabulló y corrió hacia la ladera antes de que la hermana Barbara pudiera verla y llamarla.



Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora