29. Despacio

160 17 7
                                    

— Yo conduciré — declaró tajantemente Forbes cuando salimos de la casa media hora después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Yo conduciré — declaró tajantemente Forbes cuando salimos de la casa media hora después.

Suspiré aliviada y le di las llaves. Si me lo preguntabas, yo odiaba conducir. En cualquier lugar, a cualquier hora y cualquier auto. Además de que estábamos camino a un lugar desconocido y estaba comenzando a oscurecer. Él esperó a que me pusiera el cinturón para girar la llave, dándome una mirada de reojo.

— ¿Estás bien?

Asentí. Tan bien como podría estarlo.

— ¿Tú? — pregunté.

Él gruñó una respuesta afirmativa y comenzó a bajar por la calle para salir de Faulkner. Debíamos ir hacia la siguiente ciudad por el dichoso Ewan Noble, Maman Noble nos había despedido con una advertencia desalentadora: "No esperen mucho de él". Pues ya había conocido a tres de ellos, podría soportar otro.

— No te dije gracias — recosté mi cabeza en el respaldo del asiento y giré mi rostro para sonreírle — Fueron unas muy bonitas palabras.

— Solo era la verdad — me volvió a mirar de reojo — Alguien tenía que decirla.

— Gracias — suspiré, pero no pude quedarme callada por mucho tiempo. Me giré completamente en el asiento, metiendo las manos bajo mis muslos — ¿Sabías que tienes una voz muy expresiva?

— ¿Qué?

— Tienes una voz muy expresiva — reiteré — En el teatro muchas veces es más importante tu voz que tu mismo en el escenario, es lo que te conecta con el público y debes ser capaz de transmitirle lo que sientes. Tanto si estás cantando o dando un monólogo de dos horas. Yo no tengo una buena voz por eso era bailarina

Su ceño se arrugó.

— Tonterías. ¿Según quién?

— Hablo muy rápido, no hay profundidad — sacudí una mano frente a mí, quitándole importancia — Fiona y Lisa, mi otra amiga, son cantantes. A los quince ya habían encantado al público con su voz, podrían embrujarte sin esforzarse y siempre, siempre sabía que estaban pensando por su tono — sonreí manteniendo mi mano en el aire — Lo que tú hiciste allí me recordó a ellas, no sólo lo que decías tenía sentido y verdad, también cómo lo decías. Casi podía sentir las palabras tocarme.

Él aspiró bruscamente y sus ojos se abrieron un poco más, no podía saber que estaba pensando pero debía ser muy grande.

— Como cuando bajas la cadencia de la voz en el campo para hacer saltar a los defensivos, usas la tensión en el aire y tu magnetismo para moverlos. Atraerlos a ti.

El Quarterback Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora