Hay quienes dicen que importa quien dé el primer golpe, en este caso no importó. No importó si fue Gega o el chico Smith, no importó quien inició la pelea porque era inevitable que alguien la iniciara ese día en el cancha techada de entrenamiento.
Cualquier tipo de pelea. Y cualquier par de idiotas.
Ya había pasado por esto dos años, el primer día de entrenamiento oficial se daba lo que Geo llamaba como "la dulce bienvenida" pero usualmente podría ser llamado como "el choque generacional", cada año se gradúan jugadores y cada año ingresan novatos. Novatos que en sus respectivas secundarias eran idolatrados y aunque no fueran grandes estrellas eran conocidos por todos, así que cuando llegaban a un nuevo equipo donde no hacías arquear cejas o tenías que repetir tu nombre al menos treinta veces para lograr que alguien lo recordara el ego se veía pinchado. En el mejor de los casos podrías verte involucrado en una pelea el primer día, madurar y dejarlo atrás; en el peor, ser cortado luego de la pretemporada o ser suplente por revoltoso.
Al menos eso haría Geo, Marshall disfrutaría con sus gafas oscuras puestas verlos sangrar sobre el césped.
— Vaya mierda — dijo Daniel a mi lado.
Ambos lo miramos rodar por el suelo, apesar del tamaño considerable de Smith que jugaba como defensivo Gega lo tenía dominado luego del segundo puñetazo. No teníamos las protecciones o los cascos por lo que no tuvo que ocurrir mucho para que una nariz sangrara y un pómulo se abriera, Anger vino desde el otro extremo para ponerse a mi lado mientras esperábamos en el borde del círculo invisible en que rodaban y gruñían hasta que Gega se detuviera. Era su tercer año y primero de elegibilidad, él sabía cuando detenerse. Smith no.
— Maldición, es aún peor — dijo Anger — No se detiene.
Infiernos, tenía razón. Gega estaba sobre él levantando su puño una y otra vez, con saña. Él no estaba enseñándole una lección al novato, estaba en una pelea de cantina con seis cervezas encima.
— Hay que ir — anuncié.
Me acerque por el lado derecho, Gega era zurdo y pasé un brazo por el interior de su codo para trabar su brazo y jalarlo lejos. Él forcejeo pateando a Smith en las costillas esto definitivamente valió para que hasta propio Marshall jadeara, novato o no, bocazas o no, lección aprendida o no. Necesitamos a Smith entero.
— Ya basta — atrape su otro brazo y lo llevé más lejos, soportando sus empujes y gruñidos salvajes.
Estaba desquiciado y no era algo agradable de ver.
— No te metas, Forbes.
No respondí llevándolo hacia la línea contraria, pero en algún logró soltar uno de sus brazos, girarse aunque el movimiento desmontara su hombro y lanzarme un puñetazo con toda la fuerza de su brazo. Caí de espaldas con un ruido sordo, como uno de esos ofensivos que yo mismo he barrido en el campo. Como un tronco en medio del bosque.
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El Quarterback Y Yo
Novela Juvenil¿Escuchas eso? Son los últimos segundos en el reloj, el ruido ensordecedor de la multitud y la última oportunidad para un touchdown. Apasionado. Fuerte. Ágil. Taciturno. Inestable. Temeroso. Culpable. Robusto. Dispuesto a recorrer el infierno para...