Solo había una cosa peor que morir, ver morir a alguien más.
Yo no lo vi a él morir, pero escuché su voz, sus palabras, su último aliento antes de que el asfixiante humo lo sofocara. Más allá de un sonido era una sensación que implicaba lo que estaba por venir.
Fue una mierda en ese entonces y sigue siendo una mierda ahora, mientras estoy allí a un lado del ataúd de Wayne, dos semanas después. Es como si el fuego no se hubiera apagado, el humo espeso seguía palpable en el aire mezclado con esa noción de impotencia. Miraba a mi alrededor a los rostros de taciturna resignación, a las lágrimas secas en pálidas mejillas, a las miradas vacías que evocaban a los perdidos. Todos inmóviles. Casi como estatuas de mármol. Y era como sentir un puñetazo al corazón, ardiente y constante.
Como podían esas personas estar tan serenas y solemnes frente a tantas muertes.
Veintiséis.
¡Veintiséis personas murieron!
Mi amigo Wayne murió por mí, ¿Yo realmente podría vivir por él?
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El Quarterback Y Yo
Teen Fiction¿Escuchas eso? Son los últimos segundos en el reloj, el ruido ensordecedor de la multitud y la última oportunidad para un touchdown. Apasionado. Fuerte. Ágil. Taciturno. Inestable. Temeroso. Culpable. Robusto. Dispuesto a recorrer el infierno para...