26. Fanfic [Editado]

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Día 13: Pretemporada

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Día 13: Pretemporada

De ser necesario juraría sobre la biblia, juraría sobre la tumba de mi difunta madre - de mis tres difuntas madres- que nunca tuve la intención de encontrarlo allí, de estar sentada justo frente a él en la mesa de la biblioteca esa tarde.

Había sido la más pura y llana casualidad.

Pero cuando él levantó la mirada y se encontró con la mía mirándolo fijamente como un ciervo ante los faros de un coche supe que no me creería ni media palabra.

Se quedó quieto con sus manos sobre la superficie de la mesa y vi como varias emociones indefinibles cruzaron su rostro, salte antes de que llegara a la rabia.

No iba a soportar otro de sus ataques a quemarropa. Ni de ternura ni de furia.

Aunque codiciaba mucho un poco de la ternura que me había dado después del partido. No. Noooo.

No, Lara. No.

No ternura.

Nada.

— Lo... — cuando me di cuenta de que me iba a disculpar por un hecho aleatorio completamente fuera de mi control, cerré la boca de golpe y solo fruncí el ceño a la pantalla de mi computadora.

El párrafo que había estado escribiendo me devolvió un ceño fruncido también, casi podía ver las letras curvandose y confabulando contra mí formando una sola palabra: mentirosa.

Ay, Dios. Lo miré por encima del borde de mis gafas para encontrarlo con que no había apartado la mirada de mí. Peor, parecía más intensa.

Me levanté de mi silla y comencé a recoger mis libros y lápices de cualquier manera pero con abierto desenfreno. Yo no estaba más dispuesta que él a compartir la misma habitación o siquiera el mismo aire.

No en ese momento.

— Espera — su mano entró en mi campo de visión y sujetó el libro que había estado intentando meter en mi bolso.

Contuve el aliento y lo mire estupefacta. Él bajó la mirada brevemente hacia donde mi bolso debía ser un penoso desastre apunto de explotar o vomitar lápices, antes de inclinar su barbilla y mirar mi rostro, pero no parecía ofendido solo un poco curioso al decir:

— No fuiste a la práctica ayer ni hoy.

Mi boca se abrió por si sola y por un instante solo pude mirarlo como una tonta ante la audiencia, no es como el resto de personas en el lugar estuvieran muy interesados pero podía ver de reojo las miradas curiosas, nadie lo suficientemente cerca para escuchar. Decidí sentarme de nuevo, lentamente aún cuando sentía miles de hormigas debajo de mi piel.

— Ayer no hubo práctica, Forbes— indiqué en tono uniforme, pero entonces no pude resistirme a añadir: — Pero debes saber que no  estuve de acuerdo con dos días libres, aún hay mucho que trabajar.

El Quarterback Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora