31. El 3 De Noviembre

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Si yo fuera de las personas que fumaban y, de hecho, pudiera fumar -hola, lobectomía pulmonar-lo habría hecho en ese momento

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Si yo fuera de las personas que fumaban y, de hecho, pudiera fumar -hola, lobectomía pulmonar-
lo habría hecho en ese momento. Porque quizás no existiría momento más acertado para fumar que ese, las colillas en el suelo del estacionamiento del hospital lo decían.

Vete, había dicho. Yo no me fui.

Al menos podría admirar mi terquedad, con esta cabezadura podría atravesar una pared y hacer otra salida en cualquier otro lugar claramente. ¿Pero de que había servido? Casi me muero en el incendio.

Morirás joven.

Me cubrí la boca con mis manos enguantadas y grité, allí en medio del estacionamiento eché la cabeza hacia atrás y grité por la más pura frustración. Porque este montón de visiones me están impidiendo concentrarme en lo más importante, en lo verdaderamente grande y espectacular.

Forbes me había besado, varias veces. Ese extraño ruido entre un llanto y una risa salió por mis labios porque, maldición, Jack Forbes me había besado. Era como decir en una conversación cotidiana "... Y entonces fui a la luna, la vistas son grandiosas". Casi imposible hasta que ocurre y entonces es asombroso. Calmó el terror que sentía por haber presenciado un disparo y la posterior pesadilla, fue tan dulce meciendome en su pecho y diciéndome que yo era valiente. Solo recordarlo me tenía curvando los dedos y gritando de alegría. Ya decía mi madre Susan que las personas más inesperadas guardaban la sensibilidad más oportuna y Jack Forbes era una persona sensible.

Forbes... Jack. Él me había pedido que lo llamara Jack. Suspiré con una tonta sonrisa y seguí por el perímetro del estacionamiento. Técnicamente me lo había exigido, pero su ojos en ese momento lo desmentían, de un tono casi celeste, vidriosos y profundos estaba igual de afectado que yo.

Y eso fue quizás lo más emocionante, saber que él se entregó al beso y que también sacudió su mundo, no sólo era un beso de un amigo para confortar a una amiga. Primero que nada no eramos amigos, pero podíamos ser algo más. Saltarnos la formalidad e ir a lo emocionante. Porque de donde vino ese beso - esos besos -  debían haber más y me moría por descubrirlo.

Mordí mis labios luchando con una risa tonta, vaya desastre emocional estaba teniendo. Miré hacia arriba, el cielo estaba nublado por lo que solo un puñado de estrellas parpadeaban cada tanto entre los nubarrones grises, las faroles podían iluminar abajo pero arriba estaba oscuro, muy oscuro. Pero aún así era precioso porque podía distinguir las sombras moviéndose, oscilando en los espacios donde el negro azulado se rompía y los puntitos blancos aparecían y desaparecían.

El equipo se llamaba White Shadow de Shadow Valley porque eran un grupo de hombres imperfectos, oscuros, solitarios y medio depresivos muy cercanos a ser una sombra para el mundo pero también tenían el brillo necesario para ser una luz. Muy similar a lo que yo concebía que era la esperanza, decidir pulir la sombra de pesimismo para esperar algo mejor.

El Quarterback Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora