Aterrador a muerte.

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-¿Qué tal estuvo el examen? -Fácil.
-Lo mismo digo.

Mi nombre es Liam, tengo 16 años, mido 1,69, cabello negro con el corte de... ¿Han visto a Justin Bieber cuando era niño? Sí, justo así. Ojos verdes, labios gruesos, nariz afilada y algo pequeña... ¿Por qué es tan extraño describir mi apariencia? Bueno, no importa cómo me veo, lo que importa es... Soy un ñoño, el número 1 de la clase, mis mejores amigos, Willy y Dani son el 3 y 2... Somos los raros, los que nunca han tenido novia y los que los matones suelen molestar, aunque desde que entramos a la secundaria ya no. Lilián (mi hermana mayor) es la más linda de todas, todos nos tratan bien para poder acercarse a ella.

-Oigan, olvidé mis anteojos en el salón de clases. Vuelvo en un rato. -Le dije a mis amigos.
-No tardes. -Dijo uno de ellos.
-Okay. -Respondí apurado.

Fui al salón, abrí la puerta y entré, cerré y me di la vuelta... Vi a dos chicos hurgando en el escritorio del profesor, me pareció bastante extraño, se giraron a mirarme. Ambos estaban sentados.

-¿Qué hacen? Voy a llamar al profe... -Traté de decir.
-Si dices una palabra, te mato. -Me dijo el que ya me había dado la espalda, como si no tuviese miedo.

Me acerqué y le arrebaté las hojas que tenía en las manos, eran los exámenes, intentaban cambiar sus respuestas. Se levantó y se dio la vuelta... Dios, ¿Cuánto mide? Me miró con sus penetrantes ojos grises azulados y cuando me iba a agarrar la camisa, el otro chico lo detuvo.

-Oye... Es el hermano de Lilián.
-¿Y? -Dijo él con un tono fastidioso.
-Tengo una cita con ella esta noche... -Susurró el otro algo preocupado.

El alto me quitó las hojas y se quedó viéndome... Sus ojos me tenían hipnotizado, pero no podía ser por algo bueno... Su cabello castaño claro se veía lindo con el rayo de sol que entraba por la ventana, su nariz grande pero respingona me ponía aún más nervioso y sus labios... Su boca perfecta con el labio inferior más grueso que el superior me estaban asustando. En toda mi vida nadie me hizo tener ese horrible sentimiento.

-¿Qué están haciendo? - Les pregunté de nuevo intentando ocultar que me estaba sintiendo algo intimidado.
-Vamos a cambiar las respuestas, queremos aprobar. -Me dijo el otro chico con toda la calma del mundo. -Noah, ya deja de mirarlo así, lo asustas. -Lo reprendió.

Sin querer sonreí, supuse que fue un reflejo... Así que se llama Noah... No entendía por qué ese alto de ojos hermosos seguía mirándome. Esquivé su penetrante mirada, miré al otro chico para no parecer hipnotizado.

-Háganlo rápido o le diré al profesor.
-¡Oh, eres el mejor!
-Espero que a mi hermana no le importe que seas un tonto.
-No es que tu hermanita sea muy lista. -Se burló el chico alto, lo peor es que tenía toda la razón.

Me dirigí a mi asiento para agarrar mis anteojos, el chico alto comenzó a cambiar las respuestas, miré a la ventana, vi al profesor acercarse, así que no tuve otra opción más que...

-¿¡Qué hacen!? Voy a llamar al profesor.

Fingí que acababa de verlos... No iba a perder mi puesto, el primer lugar, por esos dos tontos. El profesor entró rápido y me miró rojo de la ira.

-¡Los vi cambiar sus respuestas!
-Gracias, Liam... Ustedes dos, ¡Síganme, ya!

Los tomó de los brazos y se los llevó... Estoy muerto, soy hombre muerto... Me puse los anteojos y salí del salón, fui a buscar a mis amigos como si no hubiera un mañana.

-¡Vámonos a casa, ahora!
-¿Qué, por qué?
-Tenemos examen de química.
-No, en serio... Unos chicos de la clase me van a hacer pedazos.
-¿Otra vez les dijiste que tenían la ropa al revés?
-¡No, los delaté y están con el director ahora!
-No, vamos a quedarnos porque hay examen.
-Exacto. No se va nadie.
-¡Pero yo...
-¡Tu hermana es la más caliente, nadie te hará nada!
-¡No entienden, a este chico no le importa si soy o no hermano de Lilián!
-¡Vamos, va a empezar el examen!
-¡William, Daniel, por favor!

¡No...! Esto no puede ser... Aunque no debo tener miedo, hoy me voy a casa con los chicos y Lilián, no me va a pasar nada.
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-¿¡Cómo que sus mamás vinieron por ustedes!? No puede ser coincidencia...
-Lo siento, no sé por qué vino mamá.
-Yo olvidé mi cita con el dentista, lo siento, debo irme.
-Yo igual, tengo que ir o mamá me matará.
-Bueno... Los veo mañana.

Al menos tengo a Lilián, no debo preocuparme... Voy a estar bien, sólo tengo que ir a buscarla e irnos a casa... Fui a buscar a mi hermana pero no estaba en su salón. Me acerqué a una de sus amigas, ellas seguro sabían dónde estaba.

-Hola.
-Oh, Liam... Adivina.
-¿Qué?
-Lilián está castigada otra vez, estará aquí hasta las siete.
-¿¡Qué!? No...
-Bueno, nos vemos.
-Chao...

¿¡Quién demonios tiene tan mala suerte!? No puedo quedarme porque está prohibido... ¡Ya sé! Voy a salir por atrás, por la cafetería.

Ya en la cafetería, cuando nadie me estaba viendo, abrí el portón y salí rápidamente. Comencé a caminar a casa con los nervios de punta y una paranoia extrema.

Me faltaban unos veinte pasos para entrar a mi jardín, cuando justo cerca a un callejón, mágicamente mi celular se cayó de mi pantalón. Lo recogí, de repente alguien tiró de mi ropa, me levantó y me empujó contra la pared... Adentro del maldito callejón... Era ese gigante, el roba-respuestas. Puso su mano sobre mi hombro teniéndome fuertemente contra la pared.

-¿Sabes qué le pasa a los que se meten conmigo? -Dijo con un tono bastante atractivo. Lo miré a los ojos, luego a la boca... Sentí una corriente eléctrica que recorrió todo mi cuerpo.
-Quítate. -Lo empujé y di un paso adelante.
-¿Con quién crees que hablas? -Se rió molesto después de preguntar eso.

Me puso de nuevo contra la pared... En serio me sentía raro, algo me estaba pasando, algo que nunca antes me pasó. Quería huír, salir corriendo, no por miedo a él, sino...

-¡Que te quites, creo que voy a vomitar! -Grité.
-No te creo... -Sonrió. -Es que estás asustado.
-No te tengo miedo, idiota.
-¿Cómo me dijiste?

Vi que su puño estaba listo para chocar con mi abdomen, mi abdomen de niño de trece años... Lo miré a los ojos, su expresión cambió de una de ira a una de... ¿De qué? No pude entender esa expresión.

-Más te vale no meterte conmigo otra vez, la próxima no te la perdono. -Dijo casi susurrando.
-¿Por qué te detienes?
-No voy a golpear a alguien que parece hecho de cristal.

Sin embargo... Su otra mano seguía presionando mi pecho. Toqué su mano con cuidado, casi como una caricia, me miró confundido, la quité con cuidado y lo alejé de mí.

-Adiós. -Le dije sosegado.

Me sentía emocionado, pero no entendía por qué, era sólo un chico molesto... Pero su cara me causó algo extraño, creí que iba a vomitar de los nervios.

Vas A Caer. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora