Tú Otra Vez.

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Era domingo, mis amigos estaban en camino. Cada domingo nos reunimos en la casa de alguno para ver películas toda la noche. Mis papás se fueron a la boda de unos amigos, vuelven mañana en la mañana, así que tenemos la casa para nosotros.

-Liam. -Mi hermana habló desde el primer piso, caminé hasta las escaleras para ver qué quería.
-¿Qué?
-Tus amigos llegaron, por cierto, mis amigos y yo estaremos en la piscina.
-Bueno.

Bajé, Willy y Daniel estaban preparando la TV, preparé los snacks y nos sentamos a buscar algo interesante en Netflix.

-¿Trajiste el colchón inflable?
-Ah, no. Voy por él, vuelvo enseguida. -Me levanté del sillón y fui al jardín trasero, ahí tenemos un depósito. Entré al depósito, no estaba el colchón, así que fui atrás a buscarlo.

Vi a alguien de espaldas... ¿Qué hace? Era un chico alto mirando a la ventana de mi habitación... ¿Qué demonios?

Me oculté atrás de un arbusto para ver qué hacía. Sólo estaba mirando, intentando ver algo.

-¿Qué haces?

Salí de mi escondite. Se giró rápido y me miró con su cara asesina... El chico del otro día. Ahg, que molesto es. Esperen... ¿Qué estaba haciendo? Parecía espiando.

-¿Por qué estás espiando en mi jardín? -Dije, asumiendo que mi hipótesis era cierta.
-¡No estaba espiando!
-Sí, te vi... Estuviste ahí un buen rato.
-O sea que tú me espiabas a mí... -Contraatacó. Me dejó sin palabras, era verdad. Aunque yo lo hice porque él miraba a través de mi ventana.
-¡Pues tú estabas mirando adentro de mi habitación!
-¡No es cierto!
-¡Pervertido, eso es lo que eres!

Vi la furia en su cara, así que corrí adentro del deposito, entró. La puerta atrás de él se cerró de golpe, me llevé las manos a la cabeza.

-¡No, idiota, la puerta sólo abre desde afuera!
-¿¡Entonces por qué ibas a esconderte aquí!?
-¡Hice lo primero que se me ocurrió!
-Ja, creí que eras el más inteligente. -Se rió.

Lo empujé, agarró mi camiseta por el pecho y tiró de ella con tanta fuerza que casi choca mi cabeza con la suya. Estaba oscuro, los dos nos quedamos callados. Otra vez empecé a sentir que todo mi cuerpo era recorrido por un calor intenso.

-Suéltame. -Dije con carácter.
-¿Y si no lo hago qué?
-Hazlo ya. -Le ordené.
-No.
-Sí.
-¡Cállate, no me dejas pensar!
-¿Pensar? Creí que tu cerebro estaba vacío.
-¿¡Quieres morir!? -Alzó la voz.

Tomé sus manos e intenté quitarlas de encima, pero soy muy débil para luchar contra él... Se nota que ejercita mucho.

-Si me vas a golpear hazlo ya, me molestas. -Dije mientras trataba de alejarlo.

Me soltó. No esperaba que lo hiciera, pero así fue... Se sentó sobre una caja de herramientas. Fui a ver por la ventana, son celosías, no hay forma de salir por ahí. Vi a los amigos de Lilián y los míos, están... ¿Por qué entran a la piscina? Ni siquiera trajeron traje de baño. ¡Además no les importa que desaparecí! Me giré hacia el chico alto.

-¡Es tu culpa! Ahora quién sabe cuándo van a venir a ayudarnos.
-Silencio, cuatro-ojos.

Me senté en el suelo, el alto me estaba mirando, lo miré... Seguimos así unos segundos. ¿Qué le pasa? Seguro quiere intimidarme.

-¿Qué demonios miras? -Me habló en voz baja.
-¡Te miro porque me miras!
-Ajá. -Dijo sarcástico y dejó de mirarme...

El tiempo pasaba, miré la hora en mi celular. ¡Las 9:00! Por dios, llevabamos casi una hora ahí... ¡Pero qué tonto! Puedo llamar a alguien con mi celular. ¿Cómo no se me ocurrió antes? Llamé a Lilián unas cuantas veces, no respondió, luego llamé a Daniel, tampoco respondió.

-¡Maldición!
-¿Ahora qué, cuatro-ojos?
-Nadie responde. -Dije harto.

Por último llamé a Willy, que al igual que todos, no respondió. De repente la música que había afuera, junto a la piscina, sonaba a un volumen más alto...

-¿Se te ocurre algo? -Le dije.

Me miró sin decir nada, me puso incómodo al hacer eso. Me acomodé en mi sitio y miré a la ventana, veía a todos bailando, comiendo, nadando... Qué estúpida situación.

-Oye, gigantón... ¿Qué sucedió con el profesor? -Se me ocurrió preguntar.
-Nos puso un 1 gracias a ti, bocón.
-Tuve que hacerlo, no puedo perder mi puesto.
-¿Qué tiene de importante ser el #1?
-Es genial, sólo eso.
-¿Genial? Todos se ríen de ustedes por ser unos ñoños.
-¿Y? Nosotros nos reímos de los otros, siempre están reprobando exámenes y haciendo tonterías... Creo que todos tenemos un talento, el nuestro es ser inteligentes... El de ustedes, quizás sea poder graduarse sin estudiar.
-Bien...

Sentí que su forma de hablar fue extraña, pero no le presté atención. Lo miré, me miró con sus ojos aterradores... A pesar de que su mirada asusta, lo que me hace sentir no es miedo, es algo extraño, diferente, que nunca había sentido con otra persona.

-¿Por qué te quedas mirándome así? No somos amigos, no te confundas.
-Eres tú quien se está confundiendo. -Respondí con seriedad.
-¿Sabes qué? Vamos a salir de aquí como sea.

Se levantó y se acercó a la puerta, sacó una navaja de su jean y comenzó a violar la cerradura. Caminé para mirarlo de cerca, me impresionó un poco.

-¿Por qué llevas una navaja?
-No seas tonto, es una herramienta nada más. -Se rió.
-Ah... Ok. -Me reí avergonzado.
-¿Qué haces ahí parado? Ayúdame.

Me acerqué a él y moví el picaporte, de repente la puerta se abrió y nos empujó a ambos, caí sobre aquel chico alto y entraron mi hermana y el otro chico que estaba cambiando las respuestas el día del examen.

Nos miraron como si intentaran decir algo, sentí unas manos en mi cadera empujando hacia adelante... Claro, esta situación es rara... Me levanté rápido, el alto también. Nos miramos.

-¿Noah?

Cierto... Se llama Noah. Mi hermana me miraba con enojo, no entendía qué les pasaba, no estábamos haciendo nada de nada.

-Me caí, ¿Ok? Ya, denme permiso, llevamos aquí atrapados una hora.

Los aparté de la puerta y salí, mi corazón estaba latiendo rápido, sentía que iba a desmayarme. Noah, el alto, pasó por mi lado, su mano rozó la mía... Bueno... ¿Y eso qué? Es un hombre, no pasa nada.

Vas A Caer. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora